El próximo 4 de mayo habrá de realizarse, en la ciudad de Chihuahua, el primero de los debates entre los candidatos al gobierno de Chihuahua. Días después, el 12, en esta ciudad, el segundo.
La muy mala noticia es que las autoridades electorales, en coordinación con los representantes de los candidatos y los partidos han acordado el formato de tales eventos.
Al momento de hacer las reglas de los debates, a las autoridades electorales les tiembla la mano y acceden a las exigencias de los partidos -y del poder- y en lugar de dar pie a un verdadero debate, organizan una pasarela de candidatos en la que cada uno habla de lo que quiere.
No hay sorpresa, el formato será el mismo que se ha utilizado prácticamente desde el primero establecido como obligatorio por la legislación electoral local. Es decir , el formato que no es debate, que es solamente el desfile de candidatos con sus propuestas, casi todas leídas por ellos, en los que las preguntas son distintas a cada candidato, que responden lo que creen conveniente, y no es tan infrecuente que los candidatos respondan cosa distinta a lo preguntado.
Además, se da espacio para las secciones de “réplica” y “contrarréplica", en las que sucede lo mismo, hablan de lo que desean y, también, casi todos leen sus posturas.
De este modo, los ciudadanos no tienen elementos para apreciar la diferencia entre las propuestas que hacen cada uno de ellos, no tienen posibilidades de escuchar la sustentación de sus propuestas, puestas a discusión por sus adversarios; con el formato aprobado no hay manera de apreciar una discusión sobre el mismo tema, planteado por cada una de las candidaturas y, además, los conductores del “debate” en la práctica no lo son, simplemente dejan que los candidatos digan lo que quieren, a pesar de que no sea el tema planteado.
Así, desde la campaña electoral, y a propósito del debate, las autoridades electorales y los conductores se pliegan a los deseos de los partidos y candidatos, de entre los cuales emergerá el nuevo gobernante al que desde ya, se le somete a su arbitrio cosas tan importantes como la ahora abordada.
Es urgente cambiar tal legislación, echarla por la borda, este formato de debates, porque el modelo se repite en cada uno de los celebrados, no le sirve a una sociedad en la cual, por lo menos, el 40% tiene acceso al internet, si dejamos el dato, en el porcentaje de casas en la entidad que tienen teléfono domiciliario, pero en el que 5 de cada 10 habitantes cuenta con un teléfono celular.
Con ese formato nadie gana.
Ojalá nos dieran la sorpresa, nos consideraran mayores de edad y realizaran verdaderos debates entre los aspirantes al gobierno de Chihuahua.
Por otra parte, y es lo sorprendente, ya avanzada la campaña electoral pues estamos a un mes de que termine (recuerden que las elecciones son el 5 de junio, no de julio, como era antes), nos encontramos que, desde el Partido Nueva Alianza, integrante de la coalición de partidos encabezada por el PRI, se interpuso una impugnación a la candidatura del abanderado del PAN, Javier Corral, alegando que éste no se separó del cargo de senador con seis meses de anticipación al día de las elecciones.
Quienes debían hacerlo, dice la Constitución General de la República, son los funcionarios con atributos de mando, y que, evidentemente, los legisladores no se encuentran tal circunstancia
Bueno, pues ahora, con base en esa demanda, intentan echar abajo la candidatura de Corral, justamente cuando se aprecia que la disputa está extremadamente reñida y el panista obtiene respaldos a su candidatura que han llamado la atención por lo disímbolo de sus posturas, como el recibido con la presencia de Cuauhtémoc Cárdenas, el sábado anterior, que actuó como testigo de los compromisos adquiridos por Corral en la Alianza Ciudadana, que le presentaron diversos integrantes de muy variadas organizaciones de la sociedad civil.
La disputa por los votos indecisos está en todo lo alto.