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Federalismo en vilo

Federalismo en vilo 28 de octubre de 2020

Hernán Ochoa Tovar

Chihuahua, Chih.

Felicito al Dr. David Arzola, por su nombramiento como director de la REDIECH (Red de Investigadores Educativos del Estado de Chihuahua), para el período 2021-2022 ¡Enhorabuena!

 


En los últimos días, los diferendos sostenidos entre diversos estados de la federación, y el gobierno de la República, se han acrecentado. Si ya el verano pasado, algunas entidades como Jalisco, Michoacán, Chihuahua y Nuevo León, le habían hecho ver al gobierno de México, que políticas fiscales más incluyentes eran deseables; al día de hoy, el asunto amenaza con encandilarse, y acercarse, peligrosamente, al ámbito judicial, donde los sentires populares podrían devenir en un jonrón que derrote a la narrativa presidencial imperante (utilizando la metáfora empleada por el periodista Federico Arreola, días atrás).

Recordemos que, entre julio y agosto pasado, gobernadores como Enrique Alfaro y Javier Corral, le hicieron ver al Presidente López Obrador, de la necesidad de renovar el pacto fiscal, pues, se dejó entrever, se gestó en un contexto muy distinto al actual. 

A este respecto, en una de las mañaneras, el mandatario mencionó que se tendría que analizar este asunto; pero -hizo ver- no era un problema tan grande, pues cada estado recibía lo que por ley le correspondía, y no había arreglos oscuros, o tras bambalinas, como acontecía en el pasado reciente (en el sexenio de Enrique Peña Nieto).

Si bien -como explicamos con antelación en este espacio- existieron varios factores que detonaron la balcanización de la CONAGO (y la ulterior conformación de la denominada Alianza Federalista), al día de hoy, las diferencias no sólo no se han zanjado, sino que se han acrecentado. 

Por ejemplo, la extinción de los diversos fideicomisos, propuesta por el gobierno federal y avalada por el Congreso de la Unión, encontró en los gobernadores aglutinados en este novel organismo, un contrapeso firme, pues, consideraron, la desaparición de estos entes financieros medraría en contra del cabal funcionamiento de las economías estatales. 

Últimamente, los acontecimientos han adquirido otro color. Los ejecutivos estatales de la Alianza Federalista, descontentos, han puesto sobre la mesa la probable separación del pacto fiscal de la federación. A este respecto, el Presidente respondió desafiante, señalando que, si deseaban hacer consultas para tal fin, podían hacerlo; pues, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, esgrimió, la víspera, que pondría a consideración de sus gobernados, la permanencia en el convenio mencionado.

Aunque el Presidente quiso erigirse como el fiel de la balanza, e, incluso, recibió el espaldarazo de los mandatarios morenistas (Claudia Sheinbaum, de la CDMX; Jaime Bonilla, de Baja California; Miguel Barbosa, de Puebla; Adán López, de Tabasco; y Rutilio Escandón, de Chiapas, destacadamente), avalando, por obvias razones, su política gubernamental y fiscal, lo cierto es que un diferendo que llegue al ámbito de lo consultivo y lo jurídico puede rayar en lo peligroso, y abonar más a la división nacional. 

Periodistas como Federico Arreola (oriundo de Monterrey) comentan que, si los plebiscitos aludidos se llegan a realizar, muy probablemente la federación salga raspada, pues -señala-, muchos regiomontanos consideran que aportan más a la federación de lo que reciben. 

Muy probablemente, ese sentimiento se replique en tierras tapatías e, incluso, a nivel local (Chihuahua), pues, históricamente, algunos sectores de Chihuahua han percibido una distancia de la federación, y un trato desigual a la entidad por parte de la misma; como alguna vez bien comentó el Lic. Jaime García Chávez “un olvido secular por parte del gobierno federal”.

Por ende, considero que este tipo de ejercicios rupturistas, en un contexto tan delicado, no deberían tener lugar. 

En lugar de la consabida polarización, deberíamos apelar a la unidad nacional, pues, ante un panorama de crisis sanitaria, económica y de seguridad, difícilmente el estado (y el país) saldrán bien parados si se sigue prodigando la división. 

En este sentido, coincido con lo planteado por Jorge Fernández Menéndez: en lugar de seguir en un diálogo de sordos, el Presidente debería recibir a los gobernadores de la Alianza Federalista y llegar a algún acuerdo que beneficie a todos y todas. Es posible apelar al federalismo; más aun, en un país tan diverso y maravilloso como lo es México. Lo dejo a la reflexión.

 
BUSCAPIÉS.

La relación entre el Presidente y los intelectuales, se ha caracterizado por ser compleja. Algunos de ellos y ellas han apoyado su gestión; mientras otros y otras, han sido críticos de la misma; mientras, un tercer grupo, le dieron un respaldo inicial, pero se han ido alejando paulatinamente de su gestión, por diferencias de opinión. 

Ayer tocó el turno a Roger Bartra, connotado antropólogo, quien recientemente fue nombrado miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Las diferencias entre ambos han sido históricas. 

La víspera de la elección presidencial del 2018, Bartra señaló, en algunas de sus columnas en Reforma, que AMLO no era un sujeto progresista, y que tenía más proximidad con el viejo PRI, que con la izquierda contemporánea. 

Ayer, en tanto, el Presidente comentó que Bartra no era de izquierda (se había distanciado de la misma) y que había sido copado por el directorio de la Revista Letras Libres (destacadamente, Enrique Krauze). 

En este tenor, me permito discrepar con ambos: creo que, tanto el Presidente López Obrador, como Roger Bartra, son sujetos de izquierda; empero, ambos tienen una comprensión distinta de la misma. 

Bartra es un personaje progresista, quien abraza los idearios de la izquierda liberal contemporánea; mientras López Obrador posee su particular visión de la misma. Algunos y algunas le reprochan su distancia con temas nodales en el mundo contemporáneo, tales como las sociedades de convivencia y la interrupción legal del embarazo. 

Es posible que tenga su visión particular de estos temas. Empero, no todos los izquierdistas del mundo son openmind en estos temas: el propio ex Presidente del Ecuador, Rafael Correa, se opuso a la permisividad del aborto en el Ecuador; mientras Tabaré Vázquez, vetó una ley análoga en el Uruguay. 

López Obrador solamente ha actuado con cautela cuando se le preguntan acerca de tales temáticas; cada cabeza es un mundo.

Hernán Ochoa Tovar

Maestro en Historia, analista político.