Chihuahua, Chih.
“La profundidad de su pensamiento,
su franqueza y su facilidad de expresar lo que piensa y siente.”
Jodorowsky
En el 109 aniversario de la Revolución Mexicana, en la coincidencia con una presidencia de la república que reivindica la justicia social. Tercera transformación le llama López Obrador. Después de varios lustros de deslavamiento simbólico de la gesta de 1910, ocurrido bajo la dictadura del pensamiento único del consenso de Washington, que acomodó las fichas para crear a nivel mundial una mínima base social, es decir excluyente.
Siguiendo a Pareto, parafraseándolo, si el gobierno no puede satisfacer a todos, que al menos lo haga con un porcentaje de la población que no sea igual, ni mayor al cincuenta por ciento. Pongámoslo así, que se satisfaga a los que tengan educación superior y que no realicen trabajo manual, bajo el convencimiento de que la desigualdad social es una necesidad. Por eso les irrita el modelo de austeridad republicana que no es otra cosa que priorizar los recursos públicos para, de manera lo más directa posible, enfocarse en los que menos tienen. Se les acabó la piñata, se sienten abandonados.
Una porción de estos abandonados de nuevo cuño se considera “progres”, “liberales”, “demócratas”, de “izquierda”. Dos sucesos han sacado a relucir de lo profundo de su corazón sus sentimientos clasistas y racistas, su proclividad a defender actos represivos, su incredulidad sobre el combate a la corrupción.
El nombramiento de una activista social al frente de la CNDH, así como la concesión del asilo político al depuesto presidente de Bolivia, Evo Morales, son dos acontecimientos que sacaron a flote el fascista que llevan dentro supuestos demócratas. Tuvieron más tolerancia con los dislates de Fox, con las acciones represoras de Calderón bajo el eufemismo de daños colaterales, hasta la corrupción del gobierno de Peña la toleraron a cambio de un sistema nacional anticorrupción que se pasmó en su gobierno. Uno tras otro, los tres expresidentes mencionados destruyeron, hasta donde pudieron, la riqueza nacional petrolera. Estos tres utilizaron al Ejército fuera de su mandato constitucional. Eso sí, la minúscula y excluyente sociedad civil de los que ahora se sienten abandonados de la gracia presidencial, no le toleran nada al presidente Andrés Manuel. Bueno, digamos que defienden sus intereses, es lógico.
Más lógica es la rabia si procede del Partido Acción Nacional, partido que en los últimos años conoció lo que es vivir dentro del presupuesto, de cómo el servicio público se conectaba directamente con el enriquecimiento de su patrimonio. Nunca habían tenido tanto dinero en sus manos y jamás recapacitaron en el costo para el país que ha resultado el sostener a los mantenidos de la política. Por eso también se sienten abandonados, están desesperados.
A todo ello no contaron con que la ciudadanía ordenaría un mandato fuerte para López Obrador. Su peor pesadilla es que en las próximas elecciones federales el presidente salga más fortalecido. Les duele que grupos de interés ya no capturen instituciones. Les gustaría un escenario golpista como el que promovió la renuncia de Evo Morales. Son los principales interesados en debilitar las instituciones con el propósito de garantizar injusticias y mantener desigualdades sociales, más allá y en contra de lo que significa una amplia formación de ciudadanía.
Profesor por Oposición de la Facultad de Derecho la UACH
@profesor_F
Francisco Flores Legarda
Analista. Profesor por Oposición de la Facultad de Derecho de UACH
@profesor_F