Chihuahua, Chih.
Ayer, para potenciar la luz
Necesaria para algún trabajo manual
Me puse frente al espejo.
Generalmente mis visitas a tan mágico objeto son rápidas.
Y poco afán tengo de revisarme.
Al transcurrir los minutos, poco a poco, me percibí a mí mismo.
Recordé mi ya remota juventud.
El abundante pelo castaño y ondulado desapareció.
El poco que permanece, parece pelusa, es blanco.
Hoy su lugar lo ocupa una brillante calva.
Con algunas manchas producto de la edad.
El bigote y barba, antes rojizo
también mutó a blanco y se hizo más ralo.
Casi nada queda de lo que fui.
Tal vez permanece la mirada de perro manso y triste.
Una buena dentadura.
La que un día un dentista "chuleó" diciéndome:
Si la gente tuviera su dentadura
los dentistas moriríamos de hambre.
Me miro.
Me doy cuenta que por fuera soy otro.
Pero siento que interiormente pocos cambios se han dado.
Me siento bien.
Espiritualmente no me pesan.
Ni los años, ni la vejez.
Mi buen humor permanece.
Mi sarcasmo, mi irreverencia y mi disposición de reírme de todo y de todos, incluso de mí mismo.
Me gustan.
No compro el slogan de "Ahuyentar el viejo", me gusta ser viejo.
Me acepto como tal y disfruto esta etapa de mi vida.
Eso de ser siempre joven no va conmigo.
Me gusta, haber acumulado:
Conocimientos, experiencia, templanza, fortaleza.
Amores y mal de amores.
Un poco de pecunia para no sufrir por el sucidio
de no tener con que surtir la despensa.
Me doy por bien servido.
Trataré de correr la pista mientras esta no se termine.
que: " Gracias a la vida" y a lo que queda de ella.