Chihuahua, Chih.
I.- En su forma, no en su fondo, el título de este artículo se desprende de una de las frases más conocidas del filósofo Slavoj Žižek, quien titula uno de los capítulos del libro “En defensa de la intolerancia” (2008) de la forma siguiente: “Es la economía política, estúpido”. Esta afirmación pondera la importancia de la lucha de clases, por sobre otras luchas de la izquierda.
De esta forma, el filósofo esloveno y los marxistas clásicos colocan a la lucha de clases (“clase)” por sobre las luchas de las mujeres (“género”), las causas indígenas (“raza”), los debates ecologistas (“medio ambiente”) etc. Para Žižek y para el marxismo clásico, la lucha de clases es la razón fundamental en la definición de las causas de la izquierda.
Al colocar la lucha de clases por sobre otros motivos de lucha, tiene lugar un mecanismo de sobredeterminación que resulta problemático en los debates de la izquierda del siglo XXI. Aquí es necesario preguntarse: ¿Para la izquierda actual, la categoría de “clase” debe ser colocada por encima de las categorías de “género”, “raza”, “medio ambiente”, etc.? ¿O las categorías de “género”, “raza”, “medio ambiente”, etc., son igual de importantes que la categoría de “clase”? Estos debates marxistas tienen una historia de medio siglo y, se muestran vigentes en los contenidos de la reforma curricular de la Nueva Escuela Mexicana (NEM).
Se ha afirmado ya, que las modificaciones curriculares de la NEM no están fundamentadas en el concepto de “lucha de clases”, que es parte fundamental de los debates económicos del marxismo clásico (el campo de la economía política que está presente en “El Capital” y los “Grundrisse” escritos por Carlos Marx). Sino que, los recientes cambios a los planes y programas tienen como fundamentos a componentes que no son de naturaleza económica, como: las luchas de las mujeres (“género), las causas indígenas (“raza”) y las formas de vida que procuran el equilibrio ecológico (“medio ambiente”). En el currículo de la NEM, estas luchas de la izquierda tienen una lógica decolonial.
En este artículo, no se analizan a detalle los contenidos decoloniales que están presentes en el currículo reformado en el actual sexenio. Hay autores como Mauro Jarquín (“Descolonizar la educación: ¿proyecto o impostura?”, La Jornada, 17 de agosto de 2022), Manuel Gil Antón (“Educación: la propuesta decolonial”, El Universal, 1 de octubre de 2022) y Stefano Sartorello (“De la decolonialidad más allá de lo educativo”, La Jornada, 5 de septiembre de 2022) que han analizado la presencia de contenidos decoloniales en los planes y programas de la Nueva Escuela Mexicana.
Aunque los análisis elaborados sobre los contenidos decoloniales del currículo de la NEM, no profundizan de manera suficiente sobre el tema. Es necesario debatir a profundidad sobre los contenidos decoloniales que están presentes en los planes y programas de educación básica recién reformados. Este debate se deja pendiente para un artículo posterior.
En este tercer artículo, que aborda las confrontaciones en torno al currículo en México, el objetivo consiste en analizar las reformas curriculares de las últimas cinco décadas, desde un punto de vista que vaya más allá del solo concepto de “ideología”.
Lo anterior se relaciona directamente con la manera de titular este tercer artículo: “…Es mucho más que la ideología, estúpido.” En los debates recientes sobre el currículo hay un sobredimensionamiento del concepto de “ideología”, que ha dado lugar a una exaltación que resulta cuestionable.
II.- Žižek es uno de los teóricos que ha contribuido a los usos exaltados del concepto de “ideología”. En las primeras décadas del siglo XXI, se identifica un uso desmesurado del concepto de “ideología”. Con el resurgimiento de la teoría marxista en las primeras décadas de este siglo, ha tenido lugar una inflamación del concepto de “ideología”, que amerita ser revisada con detenimiento. El título del libro más reconocido de Žižek (“El sublime objeto de la ideología”, 1992), es en sí mismo una exaltación del concepto de “ideología”, que es “sublimado” a través de un complicado laberinto teórico que camina por los pasillos del marxismo y el psicoanálisis lacaniano.
Una de las contradicciones más significativas de la obra de Žižek, es la fetichización del concepto de “ideología”. En el libro mencionado del filósofo esloveno, el concepto de “ideología” es colocado sobre un altar teórico y es alabado hasta el éxtasis de la sublimación marxista o lacaniana, o ambas.
Lo que hay que dejar en claro, es que no todos los problemas que suceden a inicios del siglo XXI son ideológicos. No todo es ideología. En uno de sus chistes más famosos, Žižek plantea que incluso el diseño de los inodoros y las formas en que defecan los franceses, los ingleses y los alemanes, es ideológica (en: https://www.youtube.com/watch?v=NX6RKcZf5pE&t=3s).
Aquí es necesario preguntarse: ¿De qué formas es ideológico el diseño de un inodoro y el acto de defecar entre los franceses, los ingleses y los alemanes?
Žižek elabora su teoría apoyándose en analogías que ejemplifican los conceptos como el de “ideología”, con chistes o contenidos cinematográficos. De esta forma, se tienden puentes entre la cultura pop y la filosofía. Las analogías de Žižek que desembocan en ejemplos humorísticos o cinematográficos de la cultura pop, son bastante atractivas como herramientas pedagógicas para explicar los conceptos. Una analogía, como la del diseño de los inodoros y las formas de defecar de los habitantes de diferentes países europeos, puede tener una potencia pedagógica para explicar el concepto de “ideología” que se refleja en una práctica. Pero la capacidad epistemológica de una analogía como la usada por Žižek para explicar la verdad en torno al concepto de “ideología”, es evidentemente limitada.
A contrapelo de lo argumentado por Žižek, puede afirmarse que las maneras en que los latinoamericanos defecamos, no es necesariamente ideológica. Tal vez, el acto de defecar no es ideológico, y por lo tanto, amerita un análisis que vaya más allá de lo ideológico. La ideología no tiene la capacidad de explicarlo todo, porque no todo es definitivamente ideológico. Hay acontecimientos de la vida humana, que son más o que son menos, que ideológicos. Esta última afirmación está íntimamente relacionada con los debates que se han abierto en torno a la reforma curricular de la Nueva Escuela Mexicana.
En los debates sobre la actual reforma curricular hay una exaltación, una desmesura que opera alrededor del concepto de “ideología”. Ante esta desmesura, es necesario tener en cuenta que no todos los contenidos del debate, en torno a la reforma curricular de la NEM, ameritan ser analizados a partir del concepto de “ideología”.
Los usos exaltados del concepto de “ideología” se identifican en los siguientes textos que han sido elaborados por quienes rechazan la reforma educativa del gobierno de AMLO:
- El desplegado “En defensa de la educación” publicado en el periódico La Crónica y replicado por el portal de la revista Nexos, afirma: “El proyecto de la SEP es audaz, pero se funda en una visión sectaria e IDEOLOGIZADA.” (19 de abril de 2022).
- Gilberto Guevara Niebla afirma que: “...la 4T pretende imponer una IDEOLOGÍA afín a las opiniones del Presidente López Obrador, lo que, alertó, polarizará a la sociedad entre el pueblo y los neoliberales.” (“Ven ideologización en educación de 4T”, Reforma, 6 de febrero de 2023).
- Eduardo Backhoff Escudero, refiere que: “La pregunta que algunos columnistas se hacen es si el gobierno cuatroteísta está impulsando una IDEOLOGÍA retrógrada entre docentes, muy superada en la historia de la humanidad, y si los libros de texto se han convertido en un instrumento para IDEOLOGIZAR a los estudiantes mexicanos…” [“Un libro con recetas (marxistas) para docentes”, El Universal, 6 de febrero de 2023].
- Desde el estado de Chihuahua, el columnista Luis Froylán Castañeda refiere: “...el régimen de López Obrador avanza con prisa en la IDEOLOGIZACIÓN de la educación básica…” (“Hacia la proletarización definitiva. Marx y Lenin como guías pedagógicas”, portal La Visión de Chihuahua, 2 de febrero de 2023).
- También desde Chihuahua, la Secretaria de Educación y Deporte, Sandra Elena Gutiérrez afirmó con ligereza: “...que los estudiantes no pueden estar al servicio de la IDEOLOGÍA de un gobierno…” (“Considera secretaria de Educación que hay ideología de izquierda radical en libros de texto”, El Heraldo de Chihuahua, 5 de febrero de 2023).
En las anteriores citas textuales se anota la palabra “ideología” con letras mayúsculas, con la intención de subrayar su presencia en los discursos de quienes rechazan la reforma curricular de la Nueva Escuela Mexicana.
En estos discursos, son numerosos los usos exaltados del concepto de “ideología”. Este concepto ha comenzado a inflamarse, y flota más allá de lo terrenal. Cuando los debates sobre la “ideología” se inflaman en demasía, se hace presente un problema metafísico que está relacionado con la postulación de una trascendencia que se proyecta hacia contenidos utópicos.
Hay algo de la “ideología” que tiene una carga metafísica, que va más allá del mundo terrenal, que al inflamarse utópicamente pierde piso histórico y se extravía en las desmesuras de la abstracción o el idealismo.
Vivimos una era dominada por el pensamiento científico.
Incluso en el campo educativo, predominan las maneras de pensar científicamente. Esto se identifica, por ejemplo, en el peso determinante que tienen los aportes de la investigación educativa en la definición de las políticas públicas en el campo de la educación en México.
Es de suponerse que los aportes del pensamiento científico elaborado desde el territorio de la investigación educativa, estarían limitando o incluso desterrando el pensamiento metafísico en el diseño de las políticas públicas. Pero esto no ha sucedido de forma alguna.
Detrás del concepto de “ideología” se identifican los indicios de una sustancia metafísica, que amerita ser analizada con detenimiento. Detrás de los conceptos neoliberales como “calidad educativa” o “evaluación”, están los rastros de una trascendencia histórica, de una presencia utópica, cuyos contenidos metafísicos forman parte de la idea del “progreso” que ha sido analizada por Koselleck y otros críticos de la modernidad (“Ilustración, progreso, modernidad”, 2021).
Al analizar la reforma curricular de la NEM y las reformas educativas neoliberales de las últimas décadas, es necesario tomar un punto de vista lo suficientemente empírico (plano inductivo), lo suficientemente racional (plano deductivo) y lo suficientemente crítico (plano del pensamiento crítico), que comience reflexionando sobre los usos desmesurados del concepto de “ideología”. Los debates curriculares de los últimos meses han sido abordados en base a una exaltación del concepto de “ideología” y han dado lugar a una sobreideologización. Es necesario entonces, poner en marcha un análisis que vaya más allá de la categoría analítica de “ideología”.
III.- La ideologización exaltada de los debates en torno al proyecto de la Nueva Escuela Mexicana tiene lugar en un contexto polarizado. El momento histórico en que se implementa esta reforma curricular, se caracteriza por una polarización creciente que es ideológica, política y electoral. El fenómeno de la polarización antecede y determina los debates sobre la reforma curricular de la NEM. Las confrontaciones en torno al proyecto educativo del sexenio de López Obrador están impregnadas por un ímpetu polarizante, que ideológica y políticamente se instala en un territorio que va más allá de lo educativo y, que desemboca en el momento electoral de la sucesión presidencial.
Habría que preguntarse entonces: ¿Qué tiene mayor peso histórico en esta coyuntura: la estrategia de polarización que ha sido inducida pragmáticamente por el lópezobradorismo rumbo a las elecciones del año 2024, o los contenidos específicos de la reforma curricular de la NEM que tienen implicaciones ideológicas?
La reforma curricular que está en marcha, se ha convertido en una de las muchas trampas de polarización que han sido inducidas estratégicamente por el actual gobierno. Los detractores de esta reforma se han enganchado en una serie de debates, donde los usos exaltados del concepto de “ideología” resultan cuestionables.
Los críticos del modelo educativo de la NEM se han enfrascado en una confrontación reduccionista y maniqueista, que forma parte de una coyuntura de polarización creciente. Esta cuestión es inaudita, nunca antes en la historia de México las confrontaciones en torno al currículo habían quedado inscritas con tanto fervor en las batallas electorales por el poder político.
Es obvio que la estrategia polarizante que ha sido alimentada continuamente durante el actual sexenio es ideológica, política y electoral. Pero en su contenido fundamental, esta estrategia de polarización es mucho más electoral (pragmática) que ideológica (utópica).
Los debates sobre los cambios al currículo suceden en el preámbulo del 2024 y, se inscriben en una lógica de polarización que terminará resolviéndose electoralmente. En síntesis, se afirma que en la coyuntura que antecede al 2024, lo pragmático-electoral tiene un mayor peso que lo ideológico-utópico, y esto se relaciona de manera directa o indirecta con los debates en torno al currículo.
IV.- Los artículos que analizan el currículo de la Nueva Escuela Mexicana tratan la “ideología” sin entrar en los debates sobre este polémico concepto. Al momento de descalificar los cambios al currículo generados durante el gobierno de AMLO, se parte de una serie de supuestos en torno al concepto de “ideología”.
Pero ¿Quienes rechazan los cambios al currículo señalando sus contenidos “ideológicos”, saben qué es la “ideología”, están enterados de los debates sobre este concepto que se han generado en las últimas décadas?
La “ideología” es un concepto evidentemente marxista. Para entrar en los debates sobre este concepto, se recomienda al menos leer los siguientes cuatro libros:
- “El concepto de ideología y otros ensayos”, Luis Villoro (1985).
- “Ideología. Una introducción”, Terry Eagleton (1997).
- “Ideología. Un mapa de la cuestión”, Slavoj Žižek compilador (2003).
- “Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda” Judith Butler, Ernesto Laclau y Slavoj Žižek (2003).
Lo más complicado de estas lecturas consiste en entender los aportes del marxismo y el psicoanálisis, que son parte fundamental de los debates del marxismo postestructuralista o posmarxismo.
Uno de los textos clave en estos debates es el libro citado de Butler, Laclau y Žižek. Entender los correlatos teóricos del marxismo y el psicoanálisis que están presentes en este y otros libros, resulta difícil. Los caminos que conectan al marxismo (Carlos Marx) y el psicoanálisis (Sigmund Freud y Jacques Lacan) son sinuosos y profundos, y es a partir de estos caminos que se han elaborado los aportes más significativos en torno al concepto de “ideología”, desde la década de 1970 hasta la fecha.
En este artículo no nos detendremos a analizar los debates del marxismo posestructuralista o posmarxismo. Desde México, David Pavón Cuéllar ha realizado aportes significativos en este campo (“Elementos políticos del marxismo lacaniano”, 2014).
Es mucho lo que se ha escrito sobre la “ideología” en las últimas décadas en la línea del marxismo y el posmarxismo, y es prácticamente nulo lo que se ha analizado sobre este concepto en los debates curriculares de la NEM.
¿Por qué razones se hace un uso sobredimensionado del concepto de “ideología” en las confrontaciones actuales sobre el currículo, sin definir con precisión este concepto y sin entrar en los debates recientes, que son cualitativamente sustanciosos y cuantitativamente numerosos?
Los usos del concepto de “ideología” en las confrontaciones sobre el currículo en México, han tenido lugar en un contexto de polarización inducida que ha sido estratégicamente desplegado por el gobierno de AMLO hacia la coyuntura electoral del 2024. Y es necesario tener claro que los objetivos estratégicos de la polarización son mucho más pragmáticos que ideológicos, mucho más electorales que utópicos, mucho más materiales que trascendentales. Los detractores de la reforma curricular de la NEM se han enganchado en un debate polarizante, que desemboca en una concepción reduccionista y maniqueísta de la “ideología”.
V.- Entre los múltiples problemas sobre la “ideología” abordados por Eagleton (“Ideología. Una introducción”, 1997), destacan los debates sobre los contenidos cognitivos y/o epistemológicos de este concepto. El problema conceptual de la “ideología” que está relacionado con contenidos cognitivos (las formas de conocer y habitar el mundo) y/o epistemológicos (la verdad y el sentido en torno al mundo), se desprende de las interpretaciones que se han hecho del texto “La ideología alemana” (Marx y Engels, 1974).
Este es un texto canónico del marxismo clásico, que en los debates sobre la “ideología” ha dado lugar a la conceptualización polarizante de la “falsa conciencia” y la “verdadera conciencia”. En este plano, Ambriz-Arévalo señala:
«Como se vio, en la obra de Marx, principalmente en “La ideología alemana”, aparecen una serie de metáforas (como la de la cámara oscura, los ecos, los reflejos, las sublimaciones, el edificio, etcétera) con las que el autor alemán trata de explicar el problema de la ideología.
Todas ellas tratan de señalar que cualquier ideología es falsa, ya que sus portadores tienen una conciencia falsa, invertida o distorsionada acerca del mundo… También tratamos de mostrar que la ideología… podía entenderse en sentido neutro. Este sentido de ideología ya no sería aquella conciencia falsa que impide entender la realidad, o que tiene la función de ocultar y reproducir los intereses de la clase dominante, sino aquella conciencia verdadera o con contenidos de verdad, que sirve para que los agentes que quieren liberarse sepan cuáles son sus intereses de clase (económicos y emancipatorios) y actúe conforme a ellos.» (“La ideología en Marx. Más allá de la falsa conciencia”, revista “Pensamiento y cultura”, junio de 2015).
Los conceptos de “falsa” y “verdadera conciencia” del marxismo clásico desembocan en una bipolaridad dialéctica que presenta el problema del reduccionismo y el maniqueísmo. Aquí se pregunta: ¿Ideológica y políticamente el mundo es un territorio que es plenamente blanco o negro, luminoso u oscuro, verdadero o falso? ¿O más bien, hay territorios claroscuros, que resultan confusos o contradictorios en su composición ideológica? ¿Acaso los cambios impulsados por la Nueva Escuela Mexicana son una antítesis definitiva de los proyectos educativos que han sido implementados en un momento histórico dominado por el neoliberalismo? ¿O más bien, el proyecto de la NEM es un ensamblaje, en el que el progresismo de la izquierda mexicana que defiende las luchas feministas (“género”), las causas indígenas (“raza”) y las preocupaciones ecológicas (“medio ambiente”), comienzan a converger con el ímpetu evaluador neoliberal que se mantiene con el funcionamiento del USICAMM y el MEJOREDU?
En su composición, la maquinaria evaluadora del neoliberalismo es una tecnocracia (poder técnico) que es mucho más que solo ideología.
Y esta sofisticada maquinaria de evaluación ha comenzado a ensamblarse con un currículo cuyos contenidos son parte de las luchas progresistas de la izquierda latinoamericana (las luchas indígenas, feministas y ecologistas).
Los mecanismos evaluadores que permanecen en el concepto de “excelencia” del artículo 3o constitucional y en la operación del USICAMM, son un poder tecnificado del neoliberalismo, una tecnología de gobierno educativo que amerita ser analizada a partir del concepto de “gubernamentalidad” del último Foucault [“Seguridad, territorio, población. Curso del Collège de France (1977-1978), 2018].
El proyecto educativo de la NEM es un extraño ensamblaje neoliberal (de derecha) y progresista (de izquierda) que opera a nivel ideológico, teórico y sobre todo técnico.
El concepto de “gubernamentalidad” de Foucault resulta más pertinente que el concepto de “ideología” para analizar las formas de dominación neoliberal que operan en la educación en México.
La “gubernamentalidad” analiza la manera en que se gobierna a los sujetos a través de una serie de poderes que se despliegan técnicamente.
Las políticas de evaluación que se han desarrollado en las últimas décadas en México, son una extraordinaria maquinaria que gobierna a los sujetos mediante una serie de tecnologías que no han sido analizadas todavía.
Más allá del concepto marxista de “ideología”, las reformas educativas neoliberales ameritan ser analizadas a partir de sus contenidos técnicos, que residen en una serie de dispositivos y prácticas que han dado lugar a una gubernamentalidad evaluadora.
Esto es analizado en el último capítulo del libro “La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal” (Laval y Dardot, 2013). Las técnicas neoliberales de la autoevaluación (la evaluación del yo sobre sí mismo), la coevaluación (la evaluación de unos alumnos sobre otros) y la heteroevaluación (la evaluación del maestro sobre los alumnos y del USICAMM sobre los maestros y directivos) siguen funcionando en el actual sexenio.
A nivel técnico, cuasi religioso, el mandamiento primero y último del neoliberalismo continúa gobernando a los sujetos de la educación en México: Evaluaos los unos a los otros, que este mundo será para los mejor evaluados.
La dictadura meritocrática de la evaluación, que es más técnica que ideológica, se mantiene intacta (“La tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común?”, Sandel, 2020).
De manera tajante, en la historia reciente de la educación en México no hay un verdadero o un falso currículo. No hay un proyecto educativo plenamente blanco o negro, luminoso u oscuro, que sea parte de una dialéctica bipolar definitiva.
Lo que hay son claroscuros ideológicos y/o técnicos, territorios grises, donde la postulación de la verdad educativa puede llegar a ser más abstracta que real, más subjetiva que objetiva, más inconsciente que consciente.
Lo que hay es un currículo cuya historicidad se conecta con luchas de poder concretas, que tienen lugar en coyunturas que anteceden o suceden a las elecciones presidenciales del 2018 y 2024. Lo que hay son proyectos educativos que, más que tener cualidades trascendentales o utópicas (implicaciones metafísicas), se materializan en luchas por el poder que son terrenales y pragmáticas (implicaciones histórico-pragmáticas).
* Este es el tercer artículo de una serie que irá siendo publicada en las semanas siguientes. El objetivo de esta serie de artículos consiste en hacer un análisis de la reforma curricular de la Nueva Escuela Mexicana, como una propuesta alternativa a las políticas educativas neoliberales que se han implementado en México en las últimas décadas.