Chihuahua, Chih.
Considerando el fuerte repunte de la pandemia que se ve venir en este invierno, es un buen momento para repartir y aplicar pruebas de antígeno como bolillos por todo el país.
En principio sería muy positivo que el regulador sanitario mexicano Cofepris autorizara a más proveedores de pruebas porque generaría más competencia, menores precios y combatiría las chinas que están entrando de contrabando.
Ya sabemos que este Gobierno si está convencido de los beneficios de impulsar con todo la competencia pues lo ha evidenciado con la compra internacional de medicamentos. Así que no se entiende porqué no aplica la misma regla en el caso de pruebas para Covid porque, si bien ya las permite, las mantiene sumamente limitadas.
En el mundo hay de 10 a 15 productores de pruebas de antígenos. Es cierto que no son la panacea por su margen de 15-20% de falsos negativos, pero son muy efectivas en el día 2 y 4 posterior al contagio; aparte, tienen la ventaja de su precio más accesible y de que dan resultado a los 15 minutos de tomarse la muestra; quien sale positivo de inmediato se puede aislar para evitar que siga contagiando.
Adicionalmente, las de antígeno son buen complemento de las moleculares de PCR más certeras pero más tardadas y más costosas. Con todo y que no son perfectas, en muchos países las de antígeno han sido la opción para detener las líneas de contagio. El 80 u 85% de sus diagnósticos acertados alcanzan para poder contener a muchos infectados, sobretodo los asintomáticos.
Lo mejor ha sido la combinación de pruebas de antígeno con moleculares; ha sido la estrategia de países asiáticos como Corea y algunos europeos que gracias a pruebas masivas han podido cortar la transmisión del virus y manejar con mejores resultados la pandemia.
En México donde las pruebas no han sido protagonista clave, los contagios siguen incontenibles.
Diciembre será el mes que más muertes concentre durante la epidemia en México, conforme el Instituto de Métricas y Evaluación sobre Salud (IHME, por sus siglas en inglés) que ha sido certero en sus proyecciones. Estima que de 14,689 fallecimientos en noviembre pasaremos a 23,476 en diciembre, siendo Veracruz el estado que más contribuirá a ese incremento. Lo paradójico -como nos lo hace ver el doctor Rafael Lozano de la Universidad de Washington en su última análisis publicado en estas mismas páginas- es que Veracruz es uno de los 3 estados que están en semáforo verde. La explicación: es de las entidades que menos pruebas aplican.
Seis meses de espera para pruebas de antígeno
Las solicitudes para ingresar estas pruebas al país estuvieron durmiendo el sueño de los justos ante las puertas de Cofepris desde mayo; seis meses tardó la autoridad sanitaria en aprobarlas. El subsecretario Hugo López-Gatell nunca ha estado convencido de su utilidad, pero finalmente algo pasó que -aún en contra de su voluntad- Cofepris pudo autorizarlas. Lo curioso es que fue justo unos días antes de que la gobernadora en Ciudad de México anunciara la aplicación masiva de pruebas de antígeno en kioskos. En realidad a 36 horas de la autorización de Cofepris, la CdMx ya estaba aplicando dichas pruebas.
Las pruebas autorizadas primero fueron las de Quidell, evaluadas en Nutrición y otras instituciones. Y las que utilizó el gobierno capitalino son las de Abbott -autorizadas fast-track sin mayores verificaciones-, pues son las más económicas, aunque tienen mayor nivel de falsos negativos. Muy oportuno el fortalecimiento de Abbott en el mercado de diagnóstico pues su fuerza con estas pruebas viene de la compra oportuna de una compañía china.
Sheinbaum dijo que su gobierno compraría un millón de pruebas. Pero nos enteramos que las primeras 255,000 utilizadas en estas semanas fueron una donación y tal parece que no fue de parte de Abbott sino de una fundación.
*Tomado de El Economista, 9/XII/20