Chihuahua, Chih.
La aprobación por el Congreso del Estado de Chihuahua de varias reformas constitucionales, todas referentes al Poder Judicial, se ha efectuado en medio de la mayor acentuación del pragmatismo de la clase política local que hayamos observado.
Es la primera gran reforma del nuevo grupo gobernante, dirigido por la mandataria Maru Campos. No hicieron nada nuevo en lo que toca a la división de poderes en Chihuahua.
Las implicaciones de lo ocurrido el jueves anterior -y lo que falta en la aprobación final de esa reforma- obligará a las fuerzas políticas a desplegar, o sus mejores artes de seducción y convencimiento para que se apruebe en definitiva, o el uso desmedido de las prebendas y posiciones que los dos bloques políticos existentes en Chihuahua tienen bajo su control.
La continuidad de la disputa PAN-Morena por el gobierno de Chihuahua, prosiguió por otras vías. El grupo legislativo morenista se identifica más con quien al paso de los días y el ejercicio del poder -y del presupuesto- se convierte en el referente del partido de AMLO en Chihuahua, el delegado federal, Juan Carlos Loera.
La reforma deberá aprobarse, ahora, por al menos 20 cabildos que contengan más de la mitad de la población del estado (Artículo 202 de la Constitución).
Sin el voto del cabildo juarense, la reforma estaría en los límites de no ser aprobada pues el municipio de Juárez alberga al 42-43% de la población total del estado, a la que podrían sumarse los cabildos de Nuevo Casas Grandes, Guerrero y algunos de menor población, gobernados por Morena, que podrían sumar el 50% de la población.
¿Cuál será la postura del alcalde juarense, Cruz Pérez Cuéllar, y su mayoría en el cabildo fronterizo? ¿Continuará la pugna con JC Loera, o reafirmará su cercanía -hasta ahora formal, institucional- con la gobernadora Campos?
¿O prevalecerá la postura de Loera, que fue, en la práctica, la asumida por la mayoría de los legisladores morenistas, cuya mejor evidencia fue el mensaje publicado por el delegado en las redes sociales y que los diputados de Morena enarbolaron en la sesión del jueves?
“Lamentable la restauración del duartismo en Chihuahua, la dimisión de la fiscal anticorrupción, y lo que estamos viviendo en las reformas al Poder Judicial son signos inquisidores, propios de las tiranías. Lo que sigue es Duarte libre para consolidar la impunidad”: (Twitter de JC Loera).
También puede ocurrir, y no se debe desdeñar, que el grupo gobernante de Juárez decida aprobar la reforma a cambio de no confrontarse con Maru y obtener el acompañamiento del gobierno estatal a algunos proyectos de Pérez Cuéllar, con lo que se le presentaría a la gobernadora una disyuntiva no fácil de resolver pues con esos acuerdos fortalecería al alcalde juarense.
A su vez, tal decisión confrontaría a Cruz con Loera, lo que le agregaría más decibeles a la pugna entre ambos, en el supuesto que el delegado federal buscara competir por la alcaldía o, si por el contrario, optara por la candidatura al senado, lo que simplemente pospondría la más importante de sus pugnas, es decir, la búsqueda de Morena por la gubernatura en 2027.
O, si el cabildo juarense se opusiera a la reforma judicial (lo que abriría la veta en adelante a todas las reformas constitucionales que buscara Maru, pues la obligaría a negociar con quien sí tiene fuerza para impedirlas, Pérez Cuéllar) se puede presentar la situación de “las de al revés”.
Bastaría con que los cabildos de algunos municipios gobernados por el PRI, PAN y PRD se “indisciplinaran” para que el porcentaje de más del 50% señalado por la Constitución para aprobar las reformas constitucionales, no lo alcanzaran.
Por ello adquiere mayor relevancia lo que está sucediendo al interior del partido Movimiento Ciudadano (MC) pues el alcalde de Parral, César Peña, pertenece a este partido y su decisión será definitiva.
Y a lo mejor no ¿Qué tal que Peña se pronunciara en un sentido y la mayoría del cabildo, más identificado con Alfredo Lozoya, fuese en el contrario?
La división entre el dirigente formal de MC, Francisco Sánchez, y la otra legisladora local, Ilse América García, ha dado pie a todas las especulaciones posibles pues, durante meses, corrió el rumor político acerca de las buenas relaciones de Lozoya con el ex gobernador Corral.
¿Se mantendrán, o ya las establecieron en ese nivel y cercanía con Maru?
Por otro lado, el realineamiento de la clase política es casi total. Sorprende el de quienes estuvieron cerca del ex gobernador Corral. No son los únicos.
Los corralistas lo están haciendo alrededor del delegado federal, Juan Carlos Loera, quien nombró recientemente como su vocero a quien lo fuera en la parte final del quinquenio corralista, Manuel del Castillo, además de que en el grupo parlamentario de Morena, hace meses, fue nombrado como su jefe de asesores quien fuera el secretario de Desarrollo Social de Corral, Víctor Quintana.
Como ellos, otros ex funcionarios procedentes del PRI, duartistas, “marquistas”, “tetistas”, etc., se desempeñan en la estructura del gobierno federal en Chihuahua.
De ese modo, solo aparentemente estaríamos frente a una nueva confrontación entre los resabios de los dos anteriores gobernadores, cuya herencia, siguiendo ese hilo de pensamiento, se evidenciaría palmariamente en la composición del Tribunal Superior de Justicia.
Se antoja difícil de aceptar que la gobernadora se subordinara a cualquiera de los ex gobernadores, y no es una especulación. La mano dura de Maru -prácticamente sin miramientos- se advierte en prácticamente todos los movimientos, nombramientos, renuncias y deslindes de funcionarios de casi todo el aparato gubernamental, cuyos hilos llegan hasta los organismos autónomos, incluidas las universidades públicas del estado.
Y es que, a su vez, al gobierno estatal han llegado quienes participaron en algún momento en la administración duartista, amén de que otros lo hacen con un disminuido perfil, o en posiciones aparentemente desprovistas de protagonismo, como son los casos de Mario Trevizo -influyente Secretario de Gobierno del ballezano-, convertido en abogado general de la Uach, o de José Miguel Salcido, hoy asesor de César Jáuregui, al lado de quien ocupa el mismo cargo que tuviese Trevizo, además de algunos otros que fueron patricistas, baecistas o duartistas, y los más “añosos”, baecistas (del anterior), ornelistas, etc.
Los morenistas criticaron que para acceder a la presidencia del TSJ es necesario contar con una antigüedad de 7 años en la magistratura pues, sostuvieron, era entregarle a los “duartistas” esa posición, ya que los nombrados en el corralato no cumplirían con tal requisito, sólo los que ya estuvieran a la llegada de Duarte y los “oxigenadores”, es decir, los que llegaron a “oxigenar” al Poder Judicial, según argumentó Duarte.
Entre esos “oxigenadores” iban dos destacados panistas; uno de los cuales, a la llegada de Maru Campos, arribó al Consejo de la Judicatura -Luis Villegas- y otro -Rafael Quintana- procedente de la secretaría del ayuntamiento cuauhtemense, saltó a la magistratura, del mismo modo que otros muy prominentes integrantes del círculo duartista, Gabriel Sepúlveda y Jorge Ramírez.
Los panistas se beneficiaron de los acuerdos entre el PAN y el ballezano para que no hubiese oposición a la “oxigenación” del Tribunal.
No la hubo. Los operadores de ella ocupan las dos principales sillas de Palacio de Gobierno.
¿Con esos hechos se podría afirmar que son duartistas? Muy difícilmente.
La verdad, en opinión del escribiente y dadas las experiencias en este tema, los magistrados y todos los políticos están actuando igual que siempre: Al cobijo y mirada del gobernante de Chihuahua, cualquiera que sea su partido y su género.
Pasan los años y no aparece el grupo gobernante capaz de efectuar el golpe de timón necesario para avanzar en lo que debiera ser la divisa de los demócratas: Establecer de manera indubitable una auténtica división de poderes.
Más preocupante es el hecho de que las conductas de las mayorías legislativas son las mismas, tanto en el ámbito federal, como en el local.
Ambas simulan convocar a los interesados de la sociedad civil a expresar sus puntos de vista.
¡Pero no pasa nada!
Sólo los oyen, no los escuchan y, finalmente, aprueban lo que quieren. Así, por ejemplo, la reforma no incluyó la opinión de los miembros del Poder Judicial, ni de los colegios y barras de abogados.
Finalmente, a la hora de votar, los integrantes de la mayoría legislativa en turno lo hacen en el mismo sentido, en lo general y en lo particular, igual aquí que en la CdMx.
¿Hay algo diferente bajo el cielo de Chihuahua?
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Fuente de citas hemerográficas recientes: Información Procesada (INPRO)