Chihuahua, Chih.
Los chihuahuenses lo saben, la presencia de un invierno benigno representa la posibilidad cierta de que las alergias se desaten (además de las repercusiones negativas en dos de los productos agrícolas más importantes de la entidad: la nuez y la manzana, por la falta de la adeudada cantidad de horas-frío) y, por otra parte, la de que se “adelanten” las temperaturas pre-primaverales y de que, por tanto, los ventarrones propios de febrero también se anticipen.
Tan solo esos factores serían suficientes para que se precipitaran los casos propios de afecciones de las vías respiratorias, a los que se sumarían los casos de influenza, siempre presentes en esta etapa del año.
Pero ahora estamos frente, además, a un brote de la pandemia de COVID 19 -del que no se puede descartar que se trate de la presencia de la variante Ómicron- cuya contagiosidad es extremadamente elevada, la que ya nos ha evidenciado la fuerza con la que está llegando al estado pues, de mantener cifras, de contagios diarios, por debajo de los 300 (aunque el primer día del año llegaron a los 444), el miércoles nos amanecimos con 778, cifra que es récord a lo largo de la pandemia y que, muy probablemente, crecerá en los próximos días, de no aplicar una serie de medidas que contengan la movilidad y refuercen las prevenciones del trío de factores que pueden desencadenar un invierno por demás extremadamente riesgoso pues aún nos faltan los días de las temperaturas más frías.
Ante ese panorama lo deseable es que, además de las medidas preventivas que en lo personal se adopten, deberán ponerse en vigor otras de carácter coercitivo, con todo y lo repudiable que sean, antes de que nos veamos obligados a adoptar restricciones a las actividades económicas, con todas las repercusiones que sabemos sobrevendrán.
Por ello adquiere mayor relevancia el reforzamiento de la vacunación en todas las etapas faltantes -y especialmente en los sectores poblacionales que no han accedido a ella- y la aplicación de las dosis de refuerzo a los que ya pasaron por las etapas previas.
Aspecto central será el que el gobierno estatal empeñe todos sus esfuerzos en la aplicación de pruebas, para no dejarlo en el ámbito de lo privado, que da lugar al fenómeno que estamos observando en los días anteriores en los que una parte importante de la población se ha lanzado en busca de la aplicación de pruebas, sin que se advierta el acompañamiento de la autoridad estatal (y por supuesto, de la federal) para hacer de este acto uno, acaso el más importante para contener la actual oleada de contagios.
Porque no puede aceptarse que en los centros de trabajo se estén exigiendo los comprobantes de resultados negativos en las pruebas, cuyo financiamiento corra a cargo de los trabajadores, sin que haya en ese acto mayor compromiso, ni de las autoridades, ni de la parte patronal.
Urge que ambos sectores salgan al frente de uno de los aspectos, acaso, más importantes para combatir la actual oleada del COVID 19, y que es, solamente, una parte de lo que debiera ser una de las tareas centrales de las autoridades sanitarias del estado, que es la de dar seguimiento a los casos positivos y sus contactos.
Mientras no hagamos eso, estaremos a merced de la pandemia.
Aspecto central lo constituirá la interrupción de las clases presenciales, en todos los órdenes de la educación, especialmente por un factor, fundamental en la etapa actual, que es la de que la mayor parte de los niños y jóvenes cursan de manera asintomática la enfermedad, y que otro muy elevado porcentaje la sufren de modo extremadamente moderado, pero que en ambos casos pueden convertirse en los principales conductos de transmisión de la enfermedad.
Por último, a pesar de la cuasi certeza de que la actual modalidad de la enfermedad es moderada frente a las oleadas anteriores, el hecho de que haya un buen número de personas no vacunadas, o que, en el caso de haberse inmunizado, de todos modos hay el riesgo de contraer nuevamente el COVID 19 (y la aparición, por consiguiente, de que un número de pacientes enfermen de manera más severa y que, eventualmente, algunos de ellos fallezcan, como ya lo estamos presenciando) nos obliga, a todos, a reforzar las medidas de prevención.
No se pueden soslayar.
Por ello, el uso de cubrebocas en los espacios cerrados, la sana distancia y, sobre todo, la correcta aireación de los locales, para propiciar la existencia de corrientes de aire -pues ahora ya sabemos que basta con la existencia de una mínima de ellas para evitar la propagación del virus, además de la abrupta disminución de la movilización se constituirán en el mejor blindaje para enfrentar el brote actual.
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Fuente de citas hemerográficas antiguas: Información Procesada (INPRO)