El triunfo sobre Onán

El triunfo sobre Onán 9 de noviembre de 2019

Víctor Orozco Orozco*

Chihuahua, Chih.

Los diputados del estado Nuevo León aprobaron una reforma constitucional que dice: “El estado reconoce, protege y tutela, el derecho a la vida que todo ser humano tiene. Desde el momento de la concepción entra bajo la protección de la ley y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes hasta su muerte natural, sin perjuicio de las excluyentes de responsabilidad previstas en el Código“

Los fanáticos religiosos están felices. ¡Triunfaron!.¿Pero, contra quien?. ¿A quién le ganaron?. Triunfaron sobre las niñas violadas –a veces por sus padres o sus hermanos- a quienes se les obligará a parir para proteger el “derecho a la vida”, triunfaron sobre los médicos que practican un legrado y salvan la vida de la madre, triunfaron sobre el derecho de los
padres a decidir los tiempos y las oportunidades para tener y criar hijos, triunfaron sobre los miles de mujeres que seguirán abortando y arriesgando su vida en condiciones de insalubridad, triunfaron sobre el Estado que renuncia a su distintivo de universalidad para plegarse al sectarismo religioso, triunfaron sobre la libertad y sobre el Derecho.
Y, ¿En nombre de qué principio se produjo tan grandiosa victoria?. En nombre de un dogma simplón, el cual nos dice que “la vida comienza desde el momento de la concepción”. 

¡Pero si empieza desde antes! ¿No acaso los espermatozoides recorren por sí solos un larguísimo y escabroso camino para llegar hasta el óvulo? Y obviamente lo hacen porque tiene vida, lo mismo que el cigoto en el que uno de ellos se deposita. 

¿Por qué entonces los campeones del castigo a quienes efectúan un aborto no imponen también una pena a los que cometen el pecado de Onán, es decir, a todos aquellos que arrojan la simiente fuera del vientre femenino, como dice la Biblia?