Chihuahua, Chih.
La decisión del presidente salvadoreño Nayib Bukele, de hacinar a miembros de pandillas rivales dentro de las facilidades penitenciarias en aquella nación centroamericana recorrió el mundo entero, mientras tanto diversos diarios, portales y medios informativos tuvieron como tema de discusión y de análisis al dramático caso salvadoreño, mientras tanto la pandemia del COVID-19 continúa expandiéndose a sus anchas por el resto del mundo.
Al menos desde el pasado lunes 27 de abril, trabajadores hondureños soldaban y colocaban láminas de acero para obstruir el paso hacía las celdas de los reclusos, con el único propósito de preservar el distanciamiento social, así como la interacción entre los mismos reos.
El presidente Bukele se congratuló de la medida aplicada por su administración, al anunciar por medio de la red social Twitter qué "ya no se podrá ver hacía afuera de la celda. Esto evitará que puedan comunicarse con señas hacia el pasillo. Estarán adentro, en lo oscuro, con sus amigos de la otra pandilla".
Las fotografías difundidas por el gobierno salvadoreño del Complejo Carcelario Izalco (ubicado a 65 kilómetros de la capital San Salvador) exponían a los pandilleros despojados de cualquier otra prenda menos su ropa interior, exhibiendo sus tatuajes, sus cabezas rapadas y desprovistos de cualquier medida de distanciamiento social, al exhibirlos uno junto al otro utilizando solamente cubrebocas como medida de contención sanitaria.
No cabe duda que la medida aplicada por Bukele es extremista, así cómo su finalidad, al quizás buscar humillar o debilitar la moral de las pandillas locales o "maras", al enviarles un mensaje contundente de lo que podría sucederles si continuaban con su cruzada violenta en aquella nación.
En el sistema penitenciario salvadoreño se encuentran alrededor de 17 mil miembros de organizaciones delictivas, principalmente provenientes de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13), sin embargo aquellos reclusos se encuentran totalmente expuestos al contagio del COVID-19, así como a otras carencias en necesidades tanto sanitarias como básicas.
Además de la medida de confinamiento anunciada por el ejecutivo Bukele, también se promovió el uso de la "fuerza letal" en contra de las pandillas, coincidiendo con una escalada violenta acontecida recientemente tras días de aparente normalidad, cuándo se reportó una cifra récord de 58 homicidios en tan sólo un fin de semana, lo que correspondió a la jornada más violenta desde la llegada de Bukele a la presidencia salvadoreña el 1 de junio de 2019.
Tan solo el año pasado aquella castigada nación centroamericana registró 36 homicidios por cada 100 mil habitantes.
En lo personal no aplaudo esta medida ya que solo conllevará a un mayor derramamiento de sangre en las cárceles como en las calles de aquella nación.
Considero de que para frenar la criminalidad se pueden explorar varias opciones pero el asesinato sistemático promovido desde las altas esferas de gobierno, es algo que atenta contra la integridad de aquellas personas, aún cuando los crímenes que cometieron no son justificables.
Esta medida sin duda atraerá tanto críticas, como apoyo y un aumento del capital político del presidente salvadoreño.