Chihuahua, Chih.
“Se podrá meter la pata, pero no se meterá la mano”: Olof Palme
(ex Primer Ministro de Suecia).
“La política es la guerra continuada por otros medios”: Michel Foucault
Por espacio de los últimos días, trascendió la nota de que Juan Carlos Loera (diputado federal saliente y ex candidato a la gubernatura en el proceso electoral pasado) ¡Volverá a ocupar la Delegación del Bienestar en el estado! luego de resultar derrotado en la pasada carrera gubernatura.
Ello ha generado diversas lecturas; a continuación, brindaré la propia.
A contrapelo de otros actores de la izquierda mexicana y nacional, Loera ha tenido un ascenso meteórico en su corta carrera política. Mientras Gustavo de la Rosa Hickerson hubo de pasar décadas para conseguir una victoria en su terruño querido -luego de largos lapsos en la oposición y en la resistencia-, Loera pudo asegurarse una curul, vía plurinominal, para después, con la venia del Presidente Andrés Manuel López Obrador, arribar al estado como el representante de la federación en Chihuahua (súperdelegado).
Si bien, las delegaciones federales de antaño tenían una poderosa carga política (pues, por lo general, se nominaba a personeros del régimen en turno; o, bien, cercanos al mismo), dicho cariz se agudizó con la creación de las “superdelegaciones”.
Si los viejos delegados eran empleados de nivel medio, que cumplían funciones de enlace con las dependencias asentadas en la Ciudad de México; los superdelegados devinieron en especie de procónsules quienes, contando con gran parte del capital político, económico y social, emprendían la carrera por un cargo mejor.
Así, las delegaciones del Bienestar sirvieron de catapulta a diversos actores -como Indira Vizcaíno o Jaime Bonilla-, para arribar a las gubernaturas de Baja California o Colima. Cabe destacar, Loera intentó seguir un camino similar al de sus correligionarios. Empero, la falta de experiencia política, así como la comisión de algunos yerros en el camino, terminaron por cerrar una posibilidad que, hasta al año pasado, se antojaba segura (en 2020, diversas encuestas nacionales ponían -al igual que en otras entidades- a MORENA rebasando al PAN en preferencias electorales, aquí en suelo chihuahuense).
Así, Loera aprovechó los reflectores que le brindó la titularidad de la delegación del Bienestar durante un bienio (2018-2020). Luego, a finales del 2020, dimitió de su encargo para buscar ser nominado como candidato a la gubernatura, proceso que, a la postre consiguió. Pensó que esto le alcanzaría para llegar a Palacio de Gobierno en junio pasado; no obstante, las esperanzas de una victoria se truncaron, por lo menos, hasta el día de hoy.
Y es que, a contrapelo de sus colegas gobernadores, su currículum político no era muy amplio, sino lo opuesto. Antes de tomar posesión como superdelegado, había sido diputado federal plurinominal; además de Secretario General de MORENA en el estado de Chihuahua; destacando, además que, en 2016, buscó la Presidencia Municipal de Ciudad Juárez, pero Armando Cabada le propinó su primer derrota política.
Su posterior arribo a la Delegación del Bienestar, puede considerarse como uno de los puestos más relevantes y notorios que ha conseguido hasta ahora.
Y en su primera experiencia, podemos decir que hubo claroscuros. Si bien, en sus experiencias como editorialista del Diario de Chihuahua, reflejaba sus afanes de llevar los programas sociales hasta lo más recóndito de la geografía estatal (¡No cualquiera arriba hasta Chínipas, buscando llevar la 4T hasta aquellos alejados lares de la barranca estatal!); sus detractores lo acusaron, en alguna ocasión, de favorecer a su grupo político, en detrimento de otras facciones (también fundadoras de MORENA).
Su entrega personalizada de los programas sociales en Juárez -que alguna vez publicitó en las redes sociales- puede verse desde diversas ópticas, pues, si bien, refleja un ímpetu por trabajar; por otro, puede retratar las ganas de hacerse de reflectores, así como la escasa planificación en torno a la distribución de los programas sociales.
En este mismo tenor, aplaudo que haya querido dejar sentada su primera experiencia en un libro de su autoría; sin embargo, dicha obra publicada le mereció ocupar sendos espectaculares en importantes avenidas del estado; lo cual, hizo pensar, si no era una especie de mercadotecnia predestinada. Aun así, el libro puede considerarse como meritorio.
Pero, por otro lado, lo que más se le cuestionó al Ing. Loera en su momento, fue su rol dentro del conflicto del agua. Mientras el Senador Cruz Pérez Cuéllar, abogó, desde el principio, por una solución dialogada; Loera defendió la versión esgrimida por la Federación, hecho que suscitó conflictos que aún distan de haber concluido, mismos que, probablemente, le hayan granjeado el enojo de la población asentada en la región del Conchos, así como de parte del sector agropecuario del estado de Chihuahua.
Debo decir, su retorno a las oficinas de Ocampo y Primero de Mayo, le dan vuelta de tuerca a los viejos cartabones políticos. Esto porque, milenariamente, se ha establecido que “en la guerra no hay espacio para el segundo lugar” (Sun Tzu) o que (en este caso en los comicios) “el ganador se lleva todo” (ABBA, dixit).
Su regreso, deja fuera estas ideas. Loera no llegará al Palacio de Gobierno; pero volverá a despachar frente al Parque Lerdo; no será el máximo representante de los poderes del estado; pero sí será, de nuevo, la cara visible de la Federación en esta tierra norteña. No tendrá el lugar de Maru Campos; pero ocupará un sitio relevante en el quehacer político estatal.
Quedan en el aire las decisiones que tomará en torno a los conflictos que aún prevalecen. El propio Presidente, en la mañanera, ya dejó entrever que la temporada electoral ha pasado; y que lo relevante es ver por las regiones (más allá de colores o ideologías partidarias).
Por el bien de todos, ojalá Loera suscriba esta actitud. Coyunturalmente, tiene oportunidades inmejorables. Ejemplo de ello, es que la COPARMEX ya dijo estar dispuesta a dialogar con él; y, aunque aún no se ha comunicado con Maru Campos; Marco Bonilla y Manque Granados (de su mismo grupo político, huelga aclarar) ya manifestaron su interés en dialogar con el gobierno federal, en el ánimo de favorecer a la ciudadanía, privilegiando las semejanzas por sobre las diferencias tangibles.
Ojalá sea así.
Mientras tanto, él tiene una gran oportunidad en bandeja de plata. Ojalá la aproveche y esté a la altura de las circunstancias.
Es cuanto.