El rector de la UJED, Oscar Erasmo Návar García, no entiende que no entiende y, ahora, su postura de mantenerse en el cargo puede ser factor decisivo para el resurgimiento del conflicto universitario, pero esta vez corregido y aumentado, lo cual deteriora todavía más el estado de cosas en nuestra máxima casa de estudios.
Al negarse a cumplir el Acuerdo alcanzado entre universitarios en Abril pasado, tras la toma del Edificio Central, Návar García no sólo está faltando a su palabra de hombre responsable y sensato - porque estampó su firma en el documento y estuvo de acuerdo en instalar una comisión para dar paso al regreso de la autonomía universitaria- sino que desaprovecha tal vez su última posibilidad de tener una salida airosa de la UJED.
No entiende el aún rector de la UJED que forma parte de una triada de rectores provenientes de la misma fuente corrompida: La flagrante violación a la autonomía de la Universidad Juárez del Estado de Durango. Tampoco entiende que su nombramiento no obedece a la voluntad de los universitarios, sino a la del grupo en el poder durante el régimen anterior, tal como ocurrió al inicio del sexenio con sus antecesores Patricia Herrera Gutiérrez y Luis Tomás Castro Hidalgo. Los tres tienen diferente apellido, pero todos cargan con el mismo estigma de ser parte del artero ataque a la UJED.
Así como no fueron los universitarios quienes decidieron mover a Herrera Gutiérrez ni a Castro Hidalgo de la Rectoría para ubicarlos en otras posiciones, sino el gobierno estatal que los puso, tampoco los universitarios han avalado la permanencia de Návar García como Rector; por eso demandan su salida con insistencia. No entiende el rector que quienes lo colocaron al frente de la UJED ya se fueron y ahora es urgente la restitución de lo que fue arrebatado.
Entonces, al recular en ese pacto civilizado para garantizar la transición en la UJED, Erasmo Návar lesiona los intereses de la sociedad duranguense. Con esa negativa a cumplir su compromiso de propiciar las condiciones de gobernabilidad en la institución, Oscar Erasmo Návar puede orillar a la comunidad universitaria a implementar nuevas formas de lucha, como ya lo advirtió la dirigente del STAUJED, Palmira Maldonado Serrano.
Y es que el trabajo desempeñado por la Comisión de Transición, conformada tras la firma del Acuerdo entre universitarios, estaba encaminado a lograr la salida de Návar García cuando mucho para finales de este mes de Mayo. En realidad, no hay ninguna razón para tanta resistencia al cambio en la UJED, ni pueden aplazarse más la recuperación de la autonomía y el nivel educativo, tan extraviado en los últimos seis años. Nada ni nadie debe frenar el proceso para alcanzar estos propósitos sobre los que se ha estado caminando en el curso de las últimas semanas.
Obviamente, no hay quien apoye nuevos episodios de tomas de edificios ni la paralización de la UJED, menos eventuales enfrentamientos entre universitarios, pero eso no parece entenderlo Erasmo Návar. Es momento de que entre en razón y pueda irse con cierta dignidad, porque en ese afán de quedarse a "cumplir su tiempo", está retardando una respuesta que los universitarios y Durango entero esperan escuchar. Parecía que no, pero Oscar Erasmo Návar García no entiende que no entiende, como tanto se ha visto en Enrique Peña Nieto. Quién lo iba a decir.
COLMILLOS Y GARRAS
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