Chihuahua, Chih.
I.- En la prensa digital las notas se publican a una velocidad inusitada. Los periodistas se acercan a toda prisa al lugar donde se produce la nota y comienza la batalla por ser el primer periódico electrónico en publicarla: un accidente, un asesinato, una declaración política, el desliz de una figura pública. La sustancia informativa es lo de menos, hay que tener la primicia para registrarla y subirla al internet de inmediato.
La velocidad de pensamiento y escritura que se exige a los periodistas en su labor tiene una historia de varias décadas atrás. Los periodistas que trabajan en los periódicos que se publican diariamente (diarismo) se enfrentan al tiempo del cierre de edición. El momento de cierre de edición, seguido del trabajo de impresión en las prensas, es el tiempo límite del periodista para entregar sus notas.
Antes de la era de la prensa digital, la labor del periodista ya era atosigada por la exigencia de un pensamiento y una escritura rápidas para vencer el tiempo límite del cierre de edición. En los últimos años del periodismo, se ha pasado de las presiones del cierre de edición exigidas por el diarismo, a las presiones del “ipso facto” que surgieron con los imperativos de los medios digitales.
Los ritmos del periodismo digitalizado están definidos por un “ipso facto” (en el acto, en la inmediatez del acto). Los hechos que alimentan a la prensa digital son pensados y registrados en la escritura periodística en “ipso facto”. Los periodistas llegan al lugar de los hechos noticiosos y a los pocos minutos (o segundos) la nota ya está registrada en los sitios de internet de la prensa digital.
Incluso antes de que los hechos sucedan, los periodistas ya merodean su escritura y el procedimiento para subir la nota al internet. En el plano del absurdo, es posible que las notas periodísticas antecedan a los hechos que las generan. Un antecedente del periodismo del “ipso facto” son las transmisiones en tiempo real que se realizan a través del radio y la televisión. La historia del periodismo que busca registrar los hechos desde su propia inmediatez, inicia con los avances electrónicos del siglo XX y se extiende hasta el siglo XXI.
En la era de la prensa digital hay una obsesión por alimentar la gran maquinaria que registra los hechos periodísticos. El “ipso facto” que marca el ritmo acelerado de la prensa digital atosiga a los periodistas, los coloca en una lucha contra el tiempo y contra los hechos mismos.
II.- Los hechos asedian a la prensa. El cúmulo de noticias y opiniones que se publican en la prensa es frenético. Se pueden rastrear los indicios de una patología en la avalancha de hechos absorbidos y procesados por los medios periodísticos. La maquinaria periodística produce enjambres de acontecimientos convertidos en textos que difícilmente pueden ser procesados por las capacidades reflexivas y memorísticas del ser humano promedio.
Los hechos registrados por los medios periodísticos como noticias u opiniones se mueven a partir de tres mecanismos que funcionan paralelamente: sucesión, acumulación y brumosidad.
Las noticias y opiniones se suceden de forma acelerada, ¿Cuántos días o cuántas horas, un hecho periodístico puede permanecer en el plano de las ocho columnas o de las primeras planas, antes de ser sucedido y sustituidos por otro(s) hecho(s)?
Lo publicado en la prensa se acumula en las hemerotecas digitales y las veredas informáticas de las redes sociales, ¿Cuántos de los bytes registrados en las hemerotecas digitales pueden ser procesados mentalmente por las capacidades reflexivas y memorísticas de un ser humano promedio?
Por más que se generen mecanismos de ordenamiento y clasificación, los registros periodísticos se confunden en la bruma informativa, ¿Los algoritmos digitales que ordenan y clasifican la información periodística son capaces de lograr una legibilidad plena de todos y cada uno de las noticias y opiniones publicadas?
Pero la relación problemática entre los acontecimientos y la prensa es mucho más complicada todavía. ¿Son los hechos los que asedian a la prensa, o es la prensa la que asedia a los hechos para convertirlos en materia informativa? La correlación problemática entre ambos es de doble sentido: los hechos asedian a la prensa para ser registrados y la prensa asedia a los hechos para convertirlos en su materia de trabajo.
Los periodistas y los lectores de la prensa digital juegan una serie de roles que han sido trastocados por la sucesión, la acumulación y la brumosidad de los acontecimientos registrados por la prensa.
III.- Los lectores de los medios periodísticos han cambiado. Hay estudios que demuestran que la generalidad de los lectores de la prensa digital permanecen unos cuantos segundos ante los textos publicados, sin extenderse ni profundizar en ellos. Las formas de relacionarse con los textos periodísticos han dado lugar a una lectura somera. Los lectores digitales de los portales periodísticos leen los títulos de los textos, si acaso leen las primeras líneas escritas, y pasan inmediatamente a otro contenido. En los primeros años del siglo XXI, los lectores de periódicos practican el zapping, merodean los textos sin adentrarse en ellos y saltan rápidamente de un texto a otro.
Ante la avalancha de acontecimientos que se convierten en textos periodísticos, los lectores responden con una lectura somera a través del zapping. Ambos comportamientos, la avalancha de textos periodísticos publicados y la estrategia del zapping que desemboca en una lectura somera, son parte de una época caracterizada por la velocidad y la aceleración que han modificado la sensibilidad y la reflexión humanas.
IV.- Diversos autores han analizado las transformaciones mentales y de comportamiento entre los seres humanos del siglo XXI. Byung-Chul Han se refiere a la “superproducción” de objetos materiales e inmateriales, el “superrendimiento” de los hombres y mujeres que se auto-someten a jornadas laborales extenuantes y la “supercomunicación” que sucede a través de la transmisión acelerada de una masa de datos que se expanden (“La sociedad del cansancio”, 2016).
La “supercomunicación” somete a los seres humanos a procesos de transmisión de datos digitales que implican dos mecanismos que resultan concomitantes. Por un lado, los datos que se transmiten mediante el internet circulan a una velocidad inusitada. Por otro lado, cuantitativa y cualitativamente, el cúmulo de datos que se transmiten posee una densidad que resulta monstruosa. Ante la velocidad inusitada en la transmisión de datos y ante la densidad de estos datos que resulta monstruosa, aparece la fragilidad humana. La “supercomunicación” es un tsunami de datos que asfixia al pensamiento y a las formas de vida de los seres humanos.
En el mismo plano, Franco “Bifo” Berardi se refiere a las patologías que surgen cuando los seres humanos somos sometidos a una acelerada avalancha de datos que se trasmiten a través de los medios masivos de comunicación y el internet.
“El universo de receptores (seres humanos hechos de carne y de órganos frágiles sensuales) no está formateado de acuerdo con los estándares de los transmisores digitales.
Aunque el sistema nervioso es sumamente plástico y puede mutar al ritmo de la infoesfera, el formato del transmisor no se corresponde con el del receptor.
¿Entonces qué sucede? A medida que el universo electrónico de transmisores interactúa con el mundo orgánico de receptores, produce efectos patológicos: pánico, sobreexcitación, hiperactividad, trastorno por déficit de atención, dislexia, sobrecarga de información y saturación de los circuitos neuronales.” (“Fenomenología del fin. Sensibilidad y mutación conectiva”, 2016).
Las capacidades de procesamiento y de memoria de las computadoras y otros dispositivos electrónicos, son muy distintas a las de los seres humanos. En la era posthumana, en la que la convivencia entre los seres humanos y las máquinas resulta cada vez más íntima, surgen una serie de problemas que apenas comienzan a dibujarse. La configuración biológica y fisiológica de los hombres y mujeres ha comenzado a ser modificada por las máquinas, generando desequilibrios como los señalados por Berardi.
El periodismo de “ipso facto” que exige la publicación de textos que informen sobre los hechos noticiosos en el mismo momento en que suceden y la lectura somera de quienes leen la prensa digital practicando el zapping, son dos síntomas de las patologías que se han generado en las formas de convivencia entre los seres humanos y los medios digitales.
Esto es apenas la punta de un iceberg que seguirá expandiéndose a lo largo del siglo XXI.