El necesario “paso a un lado” del gobernador Corral
Sin Retorno

El necesario “paso a un lado” del gobernador Corral 6 de octubre de 2019

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Tal frase es usada, sobre todo, para referirse al futuro de una pareja, cuando uno de sus integrantes asume que ya no es necesario, que la empatía existente se evaporó, que es necesario abrir espacios a la posibilidad de que su pareja encuentre en otra persona la posibilidad de ser feliz y entonces se hace a un lado. Por supuesto que tiene un mundo de aplicaciones.

Pero casi con las misma inicial acepción se le podría achacar al gobernador Javier Corral.

Es el momento en el que el mandatario chihuahuense -a tan temprana edad de su gobierno- deba hacerse a un lado y deje fluir las inquietudes, aspiraciones, reclamos, esperanzas y reagrupamientos de los militantes políticos y de sus compañeros de partido; pero, sobre todo, de la sociedad chihuahuense.

No se le plantea que renuncie a su cargo, aunque hay algún número de chihuahuenses que sí desearía ver cristalizado tal propósito, pero es necesario expresar la necesidad de que se haga a un lado porque, con toda seguridad, no se ha dado cuenta que su ciclo como gobernante ha culminado en la fase de esperanzas, de construcción y del forjamiento de nuevos proyectos.

Muy temprano, su gobierno ha llegado al agotamiento.

Con sorpresa advertimos que la actividad del gobierno estatal es tomada, por una buena parte de la sociedad, con una actitud de lejanía, a causa, seguramente, sobre todo, del enorme desencanto producido por el gobierno de Javier Corral, y no sólo por el hecho de no haber detenido al ex gobernador César Duarte, posposición a la que el gobierno de la 4T le vino a dar un inesperado remate al informar, el presidente López Obrador, que la petición de extradición estaba “mal hecha”, con lo que, con toda seguridad, se extenderá el tiempo necesario para que se concrete, si es que eso ocurre algún día.

Pero no es sólo ese factor es el que juega en contra del gobernador Corral y su gobierno, también su labor administrativa. No obstante sus estridentes anuncios acerca de las nuevas inversiones públicas, o como el del pasado viernes, el fondo de lo recuperado, que puede llegar, en palabras del gobernador, a alrededor de 3 mil millones de pesos, dicho cuando aún no se disipan los ecos de las inversiones que se realizarían a propósito de la reestructuración de la deuda, hasta por 19 mil millones de pesos, que contiene infinidad de obras anunciadas desde años atrás, así como algunas que ya se están realizando.

Pero el agotamiento del actual gobierno se advierte también en los movimientos efectuados por los actores políticos y en los muy contundentes mensajes enviados por algunos -quizá todos- los protagonistas políticos, entre los que están la mayoría de quienes podrían aparecer en la boleta electoral para gobernador en el 2021.

Así, la alcaldesa chihuahuense, Maru Campos, celebró una concurrida fiesta en ocasión de su cumpleaños, a la que asistieron la mayoría de los liderazgos regionales panistas de casi todo el estado, con la excepción de los integrantes del gabinete y la dirigencia estatal de su partido.

De que era un acto eminentemente político, entonces explíquennos la ausencia, en la fiesta del principal “activo político panista, después del gobernador”, del mismo Corral, de la presidente estatal partidista, Rocío Reza, del senador Madero y del diputado Fernando Alvarez, líder de los diputados locales?

La explicación es una, advirtieron que la fiesta era un acto en favor de la alcaldesa.

Del mismo modo ¿Por qué se apresuraron a comer burritos en público -en el popular negocio Pam Pam de la capital del estado- el alcalde Armando Cabada, el ex alcalde capitalino, Marco Adán Quezada y varios de sus más connotados amigos y compañeros, así como Víctor Valencia -Secretario Técnico del gabinete de Cabada-, pero todos ellos integrantes, en el pasado, del equipo de Reyes Baeza, el ex gobernador, aunque ahora evidentemente distanciados?

Igualmente ¿Qué explicación más terrenal puede tener la llamativa incursión, personal y mediática del alcalde parralense, Alfredo -Caballo- Lozoya, en Juárez y Chihuahua?

Más todavía, hasta el senador Gustavo Madero creyó conveniente recordar que no se descarta.

En contrapartida el diputado federal Miguel Riggs -sin duda alguna, ligado al gobernador Corral- se atrevió a asistir a la fiesta de la alcaldesa Campos ¿Fue en representación del mandatario, o bien asistió en aras de la búsqueda de un acuerdo, rumbo a la candidatura a la alcaldía de Chihuahua?

En tanto, el senador de Morena, Cruz Pérez Cuéllar, no pierde ocasión, ni tema, para aparecerse en los “medios”, para continuar en su pretensión de “construir” una imagen que le permita aspirar a encabezar la candidatura del partido del presidente López Obrador.

Así también, el Delegado del gobierno federal, Juan Carlos Loera de la Rosa, aprovecha para publicar, por todos los medios, las imágenes en las que se encuentra cercano al presidente López Obrador, como para recordarle a todos, propios y ajenos, y seguramente más a los ajenos, que él es el que se encuentra más cercano a quien decide las candidaturas importantes de Morena, el presidente López Obrador.

¿Y el gobernador, qué hace en tanto?

Dejemos lo anecdótico, terreno en el cual sobrarían los comentarios críticos, acudamos a uno de los temas en los que ha insistido mucho recientemente, el de la aprobación de su propuesta de Ley de Publicidad Oficial.

Alguien le debería informar al gobernante chihuahuense que, ni son los tiempos, ni son los mecanismos, ni su propuesta es la mejor para legislar sobre un tema que es central en la construcción de un régimen más democrático. Más aún, que no es el protagonista con mejores credenciales que podría llamar a los chihuahuenses a debatir sobre un tema en el que tanto le ha quedado a deber a los chihuahuenses, el de la relación con los medios de comunicación.

Terco en restregarle a la sociedad chihuahuense que sus amigos de otras latitudes del país -y algunos de ellos lo son realmente- son los expertos, o los mejores expertos, en los temas relacionados con la publicidad oficial y la libertad de expresión,  razón por la que ha optado por relegar en el debate, en la discusión de este tema a varias de las partes locales fundamentales del mismo, a los periodistas, a los propietarios de los medios de comunicación y a los ciudadanos.

En lugar de abrir un verdadero debate -como se comprometió en la campaña electoral- previamente a la elaboración de la propuesta, para que sirviera de guía de su iniciativa de ley, optó por presentar su propia propuesta sin ponerla al escrutinio de sus propios compañeros de partido, los legisladores que habrían de votarla, ni de los protagonistas políticos, incluidos los alcaldes, algunos de los cuales podrían opinar y tener una visión distinta de la plasmada en la iniciativa de Corral, justamente en los tiempos en los que a varios de ellos no les gustaría mucho contar con una ríspida relación con los medios de comunicación.

Más aún ¿Cómo podría, con qué argumentos, proponer una ley de publicidad oficial alguien que comete las mismas tropelías que su antecesor, en calidad, habida cuenta que la bolsa que maneja es infinitamente menor a la ejercida por Duarte? ¿Cómo podría hacerlo quien tanto ha vilipendiado a los medios de comunicación, a algunos de los cuales los ha tildado de delincuentes -por extorsionadores, sin aportar una sola prueba, ni actuar conforme a derecho-, sólo porque las informaciones publicadas por éstos no han sido de su agrado?

No es cualquier cosa lo que se plantea en esta parte. La relación de los medios con el gobierno siempre ha sido central, pero en los tiempos que corren ha adquirido una importancia mayor y el gobernador lo sabe, él es un vivo ejemplo de lo que ocurre en los días que vivimos.

Hay una extendida creencia que en estos tiempos basta con tener una eficiente comunicación a través de las redes sociales para que los funcionarios públicos puedan tener una buena imagen.

No es así.

El gobernador Javier Corral creyó que manteniendo adecuadamente sus sitios en las redes sociales sería suficiente para sostener sus buenas calificaciones de la campaña, pero la realidad, la terca realidad, no tiene controles; menos ahora, la percepción de la extremada ineficiencia del gobierno estatal permeó a amplios sectores de la sociedad.

El resultado es conocido, el desplome del gobernante en las calificaciones ciudadanas es impresionante, sus sitios de internet lo reflejan, pero Corral insiste en la aprobación de regulaciones que, incluso, son criticadas ácidamente por las organizaciones nacionales e internacionales de periodistas.

Nada de eso atiende el gobernante, vive en otro mundo, en ese espacio no existen, ni la sociedad, ni sis compañeros de partido, ni el resto de sus adversarios políticos, ni, y es lo preocupante, la realidad de los chihuahuenses.

Dejemos de lado las supuestas sanas preocupaciones del gobernador Corral por legislar acerca de la publicidad oficial ¿Por qué no ha sido capaz de discutir tema tan importante con los principales protagonistas y liderazgos de su partido? ¿Con los líderes de las organizaciones de propietarios de los medios de comunicación, con los de las organizaciones de periodistas, con los analistas locales, con los estudiosos de estos temas de las universidades públicas, con los de las universidades privadas, con los colegios de abogados, con los periodistas y productores independientes de medios de comunicación?

¿Porqué?

No, este tema es uno en el que deberá abrirse un muy necesario espacio de debate, discusión y presentación de ideas, bajo el auspicio de las nuevas fuerzas políticas, de los nuevos liderazgos políticos y sociales.

No puede aceptarse que el grupo gobernante intente imponernos un modelo, una regulación de algo que es fundamental para la sociedad ¿Cómo podría ser posible que solo los políticos debatan y resuelvan sobre los mecanismos en que se relacionan con la sociedad a través de los medios de comunicación?

Es de locos…

[email protected]; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario