Chihuahua, Chih.

Corrieron insistentes los rumores acerca de que AMLO propondría modificar las reglas de designación de los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), incluida la remoción del presidente consejero, Lorenzo Córdova.

En la mañanera del martes el presidente López Obrador anunció que no habría propuesta para modificar tales reglas, pero en cambio sí lo habría para intentar modificar las reglas de financiamiento público de los partidos, así como el de los ingresos de los funcionarios del órgano electoral.

Ambas propuestas cuentan con un amplio respaldo popular pero probablemente no la tengan en el Congreso de la Unión, concretamente en la Cámara de Senadores, en la que faltan al menos 4 senadores para contar con mayoría calificada, requisito ineludible para que se aprueben reformas tan trascendentales, exigidas de mucho tiempo atrás y que ahora podrían concretarse.

Sin embargo, el rechazo de los partidos de oposición será extremo, les va en ello el mantenimiento del último reducto de sus enormes privilegios, derivados del ejercicio público, el acceso a así como el del cultivo de una selecta y minoritaria capa de la burocracia -la de los organismos electorales- la que, bajo el sambenito de preservar la legalidad y limpieza de los procesos electorales, fue construyendo un régimen de privilegios caracterizado por elevadísimos salarios, bonos, pago de celulares, etc.

Pero el principal asunto, el de la remoción de los consejeros y su presidente ha quedado atrás, a menos de 8 meses del inicio del proceso electoral, modificar la legislación para permitir los cambios de los funcionarios electorales le imprimiría al proceso electoral del próximo año ingredientes nada positivos para la vida política del país y probablemente tampoco para el partido gobernante ya que uniformaría a la oposición en una sola acusación, la de que Morena y AMLO se aprestaban a apoderarse del INE.

Todavía en la mañanera del martes el presidente insistió en la caracterización de los órganos electorales, sin precisar a qué épocas se refería: “… No queremos que se vaya a interpretar que queremos un Instituto a modo, queremos que el Instituto sea independiente y que garantice la democracia, que ya no sea un Instituto como lo fue durante décadas, palero, que actuaba por consigna, que se hacían de la vista gorda, que permitían los fraudes electorales, que no garantizaban la voluntad del pueblo”.

Ante estas expresiones, el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, afirmó coincidir en los propósitos del presidente López Obrador pues, sostuvo, eso forma parte del pasado, en el que no quiero detenerme, pues ahora el INE, que no solo organiza las elecciones, sino que, además, es el árbitro electoral y logró sacar adelante la elección del 2018, sin ningún problema, y también las del 2019; así que no hay discrepancia en este tema con el presidente…”.

Pero López Obrador insistirá en la reducción a la mitad del presupuesto a los partidos y en la rebaja de salarios. Sin embargo, para lograr esto último, además de legislar con toda precisión en esto último; la 4T deberá precisar la manera en que se calcula y aprueba el salario del presidente, cosa que hasta ahora no han hecho; deberán fijar cuáles son los parámetros en que se apoyan para decidir cuál es el monto del salario del presidente.

De este modo, por lo menos hasta ahora, el proceso electoral del 2021, el más grande en la historia del país, será conducido por los actuales integrantes del INE.

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