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El corralismo que asemeja al duartismo o las formas de la política como absurdo

El corralismo que asemeja al duartismo o las formas de la política como absurdo 3 de septiembre de 2017

Leonardo Meza Jara

Chihuahua, Chih.

I.- Todo amanecer es un alumbramiento o al menos tendría que serlo. Alumbrar es dar a luz, alumbrar es un parto. Después de once meses de gestación el gobierno del “nuevo amanecer” queda postrado ante el parto de Karina Velázquez como presidenta del congreso estatal. El partero no es una ley que permite a la segunda fuerza del congreso colocar a uno de sus cuadros, el partero es la distorsión de la política.

II.- Como distorsión la política es elástica y por lo tanto adaptativa. La sobrevivencia del hombre sobre el mundo se debe a la política como mecanismo adaptativo. La sobrevivencia de los habitantes del sexenio se debe a la capacidad adaptativa de sus propias distorsiones. Entre más elásticas sean las distorsiones, la gimnasia de la política puede llegar a ser más inverosímil.

III.- El pragmatismo es la gimnasia de la política. Somos testigos de políticos cuya capacidad para practicar la gimnasia llega al grado del contorsionismo. La escultura más perfecta de la política actual es una contorsión en la que el cuerpo de lo político es monstruoso.

IV.- Cualquier indiciado en calidad de presunto culpable puede ser culpable o puede no serlo. En el derecho hay una figura que se llama “presunción de inocencia”. Se trata de evitar el castigo a quienes no son culpables. La frase: “Nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario”, se puede escribir de formas diferentes, ensayemos algunas: A) “Nadie es contrario, todos pueden ser aliados, de esa forma la posibilidad de la culpa se reparte”, B) “Nadie puede terminar siendo alguien, sobre todo al asumir la presidencia de un congreso estatal”, C) “Nadie puede llegar a ser el culpable de todos los latrocinios cometidos durante el sexenio de César Duarte, entonces, persigamos a nadie”…

V.- Pactar no es una forma de traicionar, aunque traicionar si puede ser una forma de pactar. Los políticos se pueden traicionar a sí mismos, aunque el espejo les mienta cuando se miren a los ojos. Los políticos pueden traicionar a los ciudadanos, esa es una historia ya muy conocida por todos. Los políticos pueden traicionar a otros políticos, y de esta forma los pactos se renuevan y se desdoblan para que la política persista, para que siga adelante en la creación indetenible de pactos y traiciones.

VI.- El pez no muere por la boca, en el terreno de la política la boca del pez habla sin detenerse hasta el último minuto del sexenio. Mientras el pez sigue hablando la boca no muere y la política prosigue. El pez comienza a morir cuando el deseo de poder se convierte en un anzuelo inevitable, cuando la soberbia del poder trata de convertir a un estanque en un lago y a un lago en un océano. Y ya con el anzuelo atravesado en su boca, con la inmensidad del océano convertida en la marea del poder, el pez se agita, no deja de moverse. Ese movimiento es la forma de la muerte del pez.

Leonardo Meza Jara

Maestro, escritor y analista político.