Chihuahua, Chih.
«Si se entregó por su voluntad (lo cual yo creo) o lo traicionaron, se sabrá más adelante. Por lo pronto son puras conjeturas. Como haya sido, estamos ante el fin de un mito… Y la forma en que el Mayo cayó nos invita a pensar si es la realidad, más que la ficción, la que no tiene límites»: Ismael Bojórquez, Director de Ríodoce, 28/7/24).
La detención de El Mayo Zambada, además de las innumerables vetas reveladas sobre las graves deficiencias en seguridad pública, seguridad nacional, procuración y aplicación de la justicia y de las extensas, profundas y añejas redes de complicidad y corrupción gubernamental, develó, además, la existencia de un enraizado y luengo fenómeno en Sinaloa: El profundo arraigo social de los integrantes de las bandas dedicadas al narcotráfico.
Además de llamar la atención el hecho de que un pueblo, Badiraguato, sea el origen de la mayoría de los capos del ‘Cártel de Sinaloa’.
En Badiraguato nacieron Ernesto Fonseca Carrillo, mejor conocido como Don Neto, fundador del Cártel de Guadalajara en la década de 1970; Rafael Caro Quintero, quizá el más conocido en la época de los 80’s y, aparentemente, aún vigente en el ‘negocio’; su tío, Lamberto Quintero Payán, quien «habría sido uno de los capos más prolíficos hasta que falleció debido a que recibió una ráfaga de metralletas por la espalda en 1976» y protagonista de uno de los corridos más famosos. (“Los Chapitos: Radiografía criminal de los herederos del cártel de Sinaloa”, José Luis Montenegro).
También de ahí es originario Juan José Esparragoza Moreno, alias el Azul, un exagente de la extinta Dirección Federal de Seguridad; de Marcos Arturo Beltrán Leyva, uno de los capos más temidos y sanguinarios del Cártel de los Beltrán Leyva y, por supuesto, El Chapo Guzmán.
Ismael Zambada nació en un pequeño pueblo del municipio de Culiacán.
Ellos son los más conocidos, no solo por el tiempo que han ejercido el liderazgo, sino por la relevancia de su actuación en el mundo del crimen. Junto a ellos hay una extendida red de líderes ‘menores’, salidos de los pueblos, rancherías y ciudades de Sinaloa y que tienen un muy extendido consenso social, que se apreció en toda su dimensión en dos episodios.
El primero, cuando El Chapo Guzmán fue detenido en Mazatlán, en febrero del 2014, que desató masivas manifestaciones en Culiacán.
Sin duda, la mayor de todas esas expresiones se dio en el llamado «culiacanazo», del 17 de octubre de 2019, cuando la intensidad y extensión de las manifestaciones adquirieron niveles no conocidos por el país, cuando los enfrentamientos entre los integrantes del Cártel de Sinaloa y las fuerzas del orden del Estado mexicano, se extendieron por toda la capital sinaloense, en la exigencia de que fuera liberado uno de los hijos del otro líder mayor de la agrupación, Ovidio Guzmán, integrante del nuevo grupo líder de ella, ‘Los Chapitos’.
López Obrador debió ceder frente al poderío mostrado por el cártel.
¿Persistirá la agrupación, luego de que sus dos más reconocidos dirigentes han sido detenidos, el último de ellos inmerso en una incipiente confrontación con ‘Los Chapitos’ en el curso de la cual vió caer a dos de sus más destacados lugartenientes, uno de ellos jefe de sus escoltas y otro, señalado de ser el principal operador en el ‘culiacanazo’?
¿La detención de Zambada obedece a la traición de El Chapo Güero -Joaquín Guzmán López-, o a la entrega pactada con las autoridades norteamericanas, en la que aquel buscaba preservar a la más extendida, longeva y poderosa organización criminal del narcotráfico en el mundo?
¿O fue el resultado de las operaciones del gobierno norteamericano, empeñado a acometer la más fuerte ofensiva a fin de detener el tráfico de fentanilo?
¿Y que en esta orientación, poco le importó al presidente Biden hacer a un lado, lastimosamente, al gobierno de López Obrador, al que poco le importaron las no pocas señales que le enviaron en las cuales le mostraban su molestia por el bajo nivel de involucramiento de su gobierno en ese tema?
En esa orientación, no deja de llamar la atención que en los últimos días se hayan incrementado los decomisos de fentanilo, especialmente en la frontera Sonora-Arizona.
El viernes 2 de agosto, el departamento de Aduanas de EU anunció el decomiso de 4 millones de pastillas de fentanilo en la frontera de Sonora y Arizona. Lo declaró como el más grande en sus registros en el puerto fronterizo de Lukeville, Arizona, con el decomiso de 453 kilogramos de fentanilo.
Además, los agentes del CBP aseguraron otras 380 mil 250 pastillas de fentanilo que estaban escondidas en un vehículo y el jueves anterior, la misma dependencia norteamericana, reportó el decomiso de 40 kilogramos de metanfetaminas transportadas en un vehículo, además de otras 298 mil 125 pastillas de fentanilo y otros 32 kilos decomisados el martes.
«Los decomisos son el resultado de la Operación Apolo, que comenzó el 26 de octubre de 2023 en el sur de California y se expandió a Arizona el 10 de abril de 2024». (Nota de Cristina Gómez Lima / La Jornada y La Jornada Baja California, 2/8/24).
Por añadidura, el Gobierno de EU incluyó esta semana la detención de Ismael “El Mayo” Zambada García en una lista de acciones emprendidas desde 2021 contra la “cadena de suministro global de fentanilo”. (Sandra Rodríguez, El Diario de Juárez, 02 Ago 2024).
En el listado, «de acuerdo con una hoja informativa del Departamento de Justicia, están las extradiciones de los también presuntos integrantes del Cártel de Sinaloa, Ovidio Guzmán López, registrada en septiembre de 2023, y de Néstor Isidro Pérez Salas, “El Nini”, en mayo de este año». (Ibídem).
De acuerdo con esta información, se ubicaría la detención de El Mayo en el curso de una vasta operación norteamericana para detener el tráfico del fentanilo, pues también detuvo al «presunto proveedor de precursores químicos del Cártel Jalisco Nueva Generación, Francisco Pulido», además de efectuar «operaciones en 10 países… (en las cuales) confiscó… más de 2.5 millones de pastillas con fentanilo, 105 kilogramos de fentanilo en polvo y 37 kilogramos de precursores químicos». (Ibídem).
«… el Cártel de Sinaloa sigue siendo el mayor traficante de fentanilo para los Estados Unidos… debemos seguir responsabilizando a Zambada García y otros líderes, miembros y asociados de los cárteles por las personas que han matado”, dijo la administradora de la DEA, Anne Milgram». (Ibídem).
Apenas unos meses atrás, en septiembre, la misma funcionaria le había declarado al Congreso de EU que el Cártel de Sinaloa -ella ubicó a ‘Los Chapitos’ como los nuevos dirigentes- se había convertido en el más poderoso del mundo, gracias a que sus ingresos habían aumentado enormemente, gracias al tráfico de fentanilo.
Frente a todos estos hechos ¿Porqué no suponer que El Mayo Zambada decidió entregarse?
Si es cierto, como se infiere, a juzgar por el bajo perfil mostrado a lo largo, por lo menos, de los últimos 30 años en los que adquirió una mayor relevancia en el mundo del narcotráfico, que posee una mayor racionalidad que el resto de los capos, -lo cual no le quita un grado de responsabilidad en la matazón que el cártel y sus grupos, subgrupos y lidercillos han desatado en muchas regiones del país, a lo largo de décadas- sí hay sustento para pensar que hizo una evaluación sobre las ventajas de entregarse a los norteamericanos.
Cinco factores podrían influir decisivamente en ello:
Primero, sus condiciones físicas, deterioradas por la diabetes o cáncer que se supone padece; segundo, por la indudable pérdida de liderazgo y fuerza frente a los ‘Chapitos’; tercero, el riesgo derivado de las acciones anti-fentanilo lanzadas por el gobierno norteamericano; cuarto, el crecimiento del Cártel Jalisco Nueva Generación y el riesgo que implicaba enfrentarlo divididos entre ‘Los Chapitos’ y sus subordinados y, finalmente, la necesidad de no perder la ‘base social’ en Culiacán y en buena parte de Sinaloa, la cual depende de la ‘bonanza’ del Cártel.
Frente a todo lo anterior, la incapacidad del gobierno de López Obrador se revela en todo su esplendor.
¿Se debe a su ineficiencia, para no pensar en la complicidad?
Uno de los episodios que más críticas despertó, en las numerosas visitas de López Obrador a Sinaloa y especialmente a Badiraguato, fue el de la ocasión en la que se apartó para saludar a la mamá del Chapo.
Es de llamar la atención que ocurriera pues, para acceder al convoy presidencial -y más en esa zona del país- la señora debió ser autorizada a acceder y rebasar los, por lo menos, tres niveles de anillos de seguridad del presidente.
Otro es el relacionado con el avión en el que viajaron El Mayo y El Chapo Güero.
La periodista Peniley Ramírez afirmó, en una colaboración editorial para Reforma, que el avión salió de Culiacán; pero unos días antes, un avión del mismo modelo y pintado igual, aterrizó en la pista El Zorrillo, en el municipio de Guadalupe y Calvo, pista bajo control de la Sedena. (“El avión real”, Peniley Ramírez, Reforma, 3/8/24).
El avión del traslado estaba sin matrícula pintada, la llevaba puesta «con vinilo adhesivo».
«La investigación refleja un problema mayor que las autoridades no han explicado: cómo el narcotráfico puede utilizar aviones comerciales, registrados oficialmente, y otros con matrículas tapadas, duplicadas, sin plan de vuelo» y aún más, cómo es posible que haya permanecido en una pista bajo control de la Sedena.
Frente a todo lo anterior, casi es de agradecer que haya sido una ‘entrega’ la del Mayo Zambada; de lo contrario, muchas zonas del país serían el cruento escenario de la disputa de los grupos criminales.
Entre ellas podrían estar las dos urbes mayores de Chihuahua, así como extensas zonas de La Tarahumara, el occidente y el sur del estado.
Frente a la inacción gubernamental, lo paradójico es que mejor confiemos en la ‘racionalidad’ de los jefes del narcotráfico.
¿Cuánto les durará?
Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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