Chihuahua, Chih.
Atrapado, en tan solo unos cuantos meses, por el ejercicio del poder, el gobernador Javier Corral se aleja a pasos agigantados del polémico parlamentario que fue a lo largo de su extendida carrera política.
Por supuesto que incurrió en la violación a la norma constitucional, que prohibe hacer promoción personal de los funcionarios, en especial de quienes detentan la titularidad del Poder Ejecutivo.
Lo realizado por el gobernador Corral, con motivo de la presentación del balance del primer año de gobierno, encuadra perfectamente en ese supuesto.
Corral conoce perfectamente las razones que dieron origen a esa reforma, no sólo la conoce, la impulsó decididamente. El miércoles hizo exactamente lo contrario a aquellas posturas. La presentación del “balance” fue ampliamente difundida y, seguramente, financiada con recursos públicos. Lo tiene prohibido, tales excesos sólo están permitidos en los días alrededor de los informes.
Ejemplo de tal exceso son las imágenes difundidas en la parte final del discurso de Javier Corral. Se trata del gobernante en todas las variantes posibles rodeado de niños y jóvenes, pero solamente el gobernador, nadie más, la promoción de la figura del funcionario es contundente.
Y este tema es uno de los torales de la administración corralista, su relación con los medios.
No podía tener viabilidad un régimen autoritario sin el control sobre los medios de comunicación. Eso hicieron los gobiernos priistas a lo largo de casi siete décadas, continuados casi a la perfección por los gobernantes panistas.
El régimen del partido casi único otorgó prebendas y concesiones de radio y televisión, y jugosos contratos a los medios subordinados y sólo a quienes les garantizaban lealtad al régimen. Con el dinero público controlaba todo, incluida la voluntad de los empresarios para ordenarles en cuales medios publicitarse y en cuales no.
Al paso del tiempo, y de manera natural, eso originó que la mayoría de los propietarios de los medios de comunicación, y de una aplastante mayoría de conductores de radio y televisión, de analistas y editorialistas, fueran simpatizantes del partido casi único.
Tal estado de cosas prevalece hasta nuestros días, obviamente con diferencias mayores, merced al empuje de la sociedad y de muchos periodistas ansiosos por practicar, de manera profesional, el periodismo, con las, también naturales, trabas para la existencia de auténticos intentos empresariales periodísticos con ese sello, debido a la persistente creencia que la publicidad gubernamental es una “concesión” del gobernante a los propietarios de los medios de comunicación de este tipo, de ahí la frase del presidente José López Portillo a Julio Scherer, director de la revista Proceso: “No pago para que me peguen”.
Como si el dinero de la presidencia fuera de su propiedad.
Bueno, pues ese es el tema central de la relación del poder con los medios de comunicación. ¿Quien duda que el dinero del gobierno de Chihuahua, en el sexenio anterior, se usó discrecionalmente para, no solamente controlar a la mayoría de los medios, sino para difundir las cosas que César Duarte deseaba que se conocieran?
Y no se trataba solamente del dinero, sino, también, de las coincidencias políticas de una parte importante de los empresarios de los medios con el gobernador ballezano.
Todas las semanas nos amanecíamos, en prácticamente todos los portales digitales de noticias y estaciones de radio y tv, que Duarte se nos iba a “las ligas mayores”.
Alcanzar, o mantener, espacios en los medios impresos o electrónicos para el periodismo crítico, profesional, en esas condiciones, era extremadamente difícil, se necesitaba, literalmente, caminar en el filo de la navaja.
Hubo, en esos días, honrosas excepciones, entre ellas, El Diario de Juárez. Nunca, en más de 15 años de relación periodística a la fecha, hubo, ni siquiera, un intento de censurar, ni los temas, ni el contenido de los artículos aquí publicados por el escribiente.
Y como este matutino, otros medios de comunicación, como el caso de la estación de radio en la ciudad de Chihuahua, Antena-GRD Multimedia, además de algunos más
En ese entorno actuamos, y eso por lo que se refiere a la relación con los hombres del poder público, falta referirse a los del poder de la oscuridad, de la delincuencia, organizada o no.
No era fácil, no lo sigue siendo, y como prueba palmaria ahí está el asesinato de Miroslava Breach, compañera de muchas aventuras periodísticas, entre ellas la revista Aserto, dirigida por el escribiente hace ya 14 años.
Cambiar tal estado de cosas y contar con los medios de comunicación acordes con ese reclamo democrático requiere un compromiso mayor, y una muy inteligente respuesta del gobernante.
Javier Corral debía saber que al llegar al gobierno tendría en contra a la mayoría de los medios de comunicación, por muchas razones, no solamente la económica, su triunfo desmanteló una hegemonía política, extendida a vastas áreas del quehacer público de Chihuahua, en vísperas de la elección presidencial.
De ahí que enfrentar las críticas realizadas por la prensa no se puede hacer desde la postura fácil de que las motiva el fin de las prerrogativas del régimen, máxime cuando quien gobierna ha cometido muy variados errores, algunos de los cuales lo equiparan, en el ejercicio del poder, a su antecesor.
Detengámonos en un solo aspecto, el de la contratación de publicidad gubernamental. Duarte repartió “igualas”, es decir, cantidades de dinero bajo una enorme discreción, sin ningún criterio que pudiera permitir la cuantificación de los servicios prestados por los medios de comunicación, nunca se supo en cuanto tasaba la plana de los medios impresos, el spot de radio y televisión o los anuncios (banners) de los portales digitales; o el monitoreo de los medios de comunicación, la compra de mantas, espectaculares, etc.
Además, para aparentar que actuaba correctamente incluía a algunos otros medios (los llamados alternos) pero siempre con la política de la zanahoria y el garrote y el uso discrecional del dinero público.
Esa era la esencia de los llamados “convenios”, tan citados por Corral, de ahí que al llegar al gobierno lo “normal”, lo esperado, es que actuara de manera contraria a aquel y que, por tanto, se diera fin a la discrecionalidad.
Por desgracia no parece ser así, por lo menos en sus primeros doce meses, la compra de espacios publicitarios sigue siendo discrecional, como la propaganda encubierta, transmitida en radio y tv bajo el nombre de “Puntualizando” que no es más que gacetillas que sólo al final, y casi de modo clandestina se le hace conocer a los usuarios que se trata de “información” de Comunicación Social del Gobierno de Chihuahua, propaganda, pues.
La pérdida del enfoque democrático en tal rubro lo ejemplifican las líneas del balance, referente al tema de seguridad y justicia. Así lo dijo Corral: “… nuestro fiscal, el Mtro. César Augusto Peniche y el Dr. Óscar Aparicio Avendaño, comisionado estatal de Seguridad, han hecho una honrosa labor. Aunque a veces los medios no lo quieran reconocer”.
Y ese el tema más frecuentemente abordado por Corral, el de los medios de comunicación, en el que la contradicción es el rasgo descollante, debido a que uno es el discurso y otra la realidad.
Aquí está el mayor reto de Corral, pues colocado en la tesitura de impulsar auténticas medidas reformadoras del poder, podrá optar, mejor, por no atreverse a efectuar reforma alguna, entre ellas, sin duda, la de la publicidad gubernamental.
¿Cómo pueden desestimarse las críticas de los medios con cosas como esta parte del discurso de Corral?:
“Ya están resueltos los homicidios de Adrián Rodríguez y de Miroslava Breach, pero aún se trabaja en determinar la estrategia para capturar a los responsables”.
Entonces, no están resueltos, aquí no puede actuar como en el caso del exgobernador, en el cual giró las órdenes de aprehensión, pero como está en el extranjero, no le corresponde, ni está dentro de sus facultades, detenerlo.
No, aquí, si ya están resueltos los casos, entonces deberá actuar y detenerlos, pero lleva meses “determinando” la estrategia para hacerlo y, como en el caso de Duarte, utiliza la misma estratagema, "como pertenecen al crimen organizado los asesinos de Miroslava, se necesita el apoyo de las fuerzas federales para la estrategia de captura”.
¿Qué dijo?
¿Entonces, si no hay decisión del gobierno federal no habrá detención de los asesinos de Miroslava?
Igual ocurrió con su seguridad personal.
El mensaje es aterrador, el gobernante de la tercera entidad más peligrosa del país, nos dice que sólo él y su equipo de seguridad saben “de las que se han salvado”.
Entonces la inseguridad está peor de como la sospechamos -o, más bien, la vivimos- pues si el gobernador de Chihuahua ha sufrido atentados, que está estudiando la estrategia para detener a los asesinos de los dos periodistas caídos en su administración y le han hecho propuestas de negociación con el crimen organizado, quiere decir que estamos en la plena indefensión.
Y la terca realidad se le impone a cada momento. Justo al momento que emitía su balance, se desataba una terrible balacera en el corredor entre Cuauhtémoc y Rubio, así como en calles de la metrópoli de La Tarahumara.
Evento tan espeluznante ameritó, solamente, un tibio comunicado de la Fiscalía en el que se hablaba de “… informes acerca de un enfrentamiento”, en tanto que el Fiscal de la Zona Occidente recomendaba a la población no salir a las calles. Al día siguiente, el jueves, se suspendieron las clases. Pero todo ello no le mereció un solo comentario al gobernante, en el informe del presidente municipal de ¡Cuauhtémoc, realizado ese mismo día!
¿Cómo es posible que el gobernador de Chihuahua no sea capaz de emitir una sola palabra de aliento a una comunidad sometida, hace meses y años, a la salvaje violencia de las bandas criminales?