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El arte sublimado de nuestros fotógrafos

El arte sublimado de nuestros fotógrafos 11 de mayo de 2021

Carlos Gallegos

Chihuahua, Chih.

A cuatro años de fundada, en Delicias ya soplaban vientos de inconformidad obrera, es este caso de agricultores anhelantes de mejores condiciones salariales.
Un diferendo tan viejo como el mundo mismo, un tema siempre presente, nunca resuelto.
En una foto, del baúl del Club Rotario, vemos una gran concentración de trabajadores esgrimiendo banderolas de huelga, tenso momento aligerado por los acordes de un tamborcillo, un clarinete y un sax.
Están en avenidas Río Chuvíscar y Agricultura Norte, a un costado de la segunda gasolinería del pueblo, con el Hotel Monterrey al fondo.
Su vestimenta delata lo variopinta de la manifestación: algún líder encorbatado, sombreros pachucos y huicholes, un niño y una niña curioseando.
Qué raro: faltó el perro que en todas las fotos sale.
En la otra toma, conservada en la colección de Pepe Martínez, luce su imponente arquitectura de adobe encalado y puertas y ventanas de madera el Edificio Daw, en Río Conchos y avenida 1a. Norte, con estacionamiento para carromatos, caballos, mulas y para una que otra troca que pasaba esquivando los hoyancos.
Un chavalillo, que podría ser el Pelón Delgado, pasa jugando con su llanta de bici manejada por un gancho de alambre.
A la izquierda, el Mercado Juárez, oloroso a cilantro y perejil, animado por los trinos de las aves cantoras que en sus jaulas esperaban al cliente que las adoptara para alegrar su hogar.
Con sus locatarios cazando marchantes en busca de la despensa de la semana, de las novedades llegadas de lejanas tierras, de la capital del Estado, de Torreón, inclusive de la antigua Tenochtitlán, gracias a la inmediatez del tren, que en 36 horas hacía el recorrido desde estación Bellavista hasta la siempre inquietante ciudad Juárez, el reposo del Benemérito.
Dos destellos de los tiempos idos, dos recuerdos congelados en la memoria colectiva merced a la magia del arte urdido por el genio de Joseph Nicéphone Niépce y Frederick Scolt Archer y sublimado por los fotógrafos de Delicias.

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