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El amor ¿Qué es eso?

El amor ¿Qué es eso? 29 de agosto de 2022

Alfredo Espinosa

Chihuahua, Chih.

Los internautas se enamoran en algún sitio del ciberespacio de igual modo que Platón se enamoraba de los efebos en sus banquetes.

Esencialmente el amor es el mismo: dos personas, independientemente de los motivos que aduzcan, se unen porque un sentimiento poderoso los arraiga en el corazón del otro.

Lo que ha cambiado del amor son sus formas y su perdurabilidad. Y esto tiene que ver con la posición de la mujer en la escala social. 

Su integración al mercado laboral, su independencia económica y acceso a los contraceptivos, entre otras cosas, le permite vivirse no como propiedad de otro sino de sí misma. Y el cuerpo que antes permitía que lo tatuara su propietario con su fierro, se libera. La mujer ya no es un bien mueble fracturado a un dueño, sino un instrumento de trabajo, sí, tanto como un vehículo de placer, un hervor de emociones propias, es decir, una persona.

Aunque todavía persisten diferencias entre un hombre y una mujer respecto a la experiencia erótica, cada vez más parecen difuminarse. Ambos disfrutan el carrusel del sexo, sin duda, sin embargo algunas mujeres todavía defienden la supremacía sentimental en esos apareamientos. 

Lo cierto es que ya dueñas de su albedrío, muerden cualquier manzana que se les antoje.

Pero una cosa es el sexo y muy otra el amor. Pueden abundar los deslices, los cancos, los fugaces ligues, los acostones, las noches de copas locas, los reventones, etc., porque en la vida existen una enorme cantidad de encuentros de cualidades diversas, pero de éstos solamente los que sean excepcionales pueden convertirse en amorosos. 

Los más impactantes nos marcarán el corazón con una profunda y dolorosa herida cuya cicatrización será lenta y agónica. Con esos amores entreveremos el paraíso y habitaremos, por una larga temporada, el infierno. 

El amor son los amores; sus rostros son distintos. Pero cualquiera que sea su cara, es indefinible porque cada historia amorosa posee sus peculiaridades y matices.

El enamoramiento, su primera etapa, es quizá, la más espectacular e ilusoria: un flechazo, un relámpago, una química mágica, logra de pronto que una mirada recorte a una sola persona entre la muchedumbre y la vuelva única; que se aventure en ella y en ella se interne extraviándose, hasta que la otra voz lo reencuentra y lo bautiza con su verdadero nombre.

El amor provoca un sacudimiento, un arrebato, un vuelo súbito, una locura, una caída a lo insondable porque, parafraseando a Breton, el amor es convulsivo o no es. Y es que el primer movimiento del corazón que ama es la posesión, y paralelamente, la renuncia a su propia libertad para esclavizarse al amado. 

Sin embargo, la esencia del amor es la libertad. He ahí el indisoluble conflicto del amor.

Seguramente fuerzas ancestrales propician el apareamiento de dos criaturas con la finalidad de la procreación y la supervivencia de las especies. 

Sin embargo, en los humanos, el poderío del amor reside en que las personas que lo viven están convencidos que lo que está sucediendo, de ese modo tan especial y vibrante, sólo se da porque es él o ella, o ambos, y juntos. 

En el encuentro amoroso hay magia y milagrería, y la pareja, viviendo la novedad del encuentro, está convencida que están llamados a escribir una épica legendaria.

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*Pintura de Alfredo Espinosa