Chihuahua, Chih.
El arranque del gobierno del presidente Donald Trump, se acompañará de una economía desacelerada, con altas tasas de interés, persistente inflación y desempleo abierto.
La política económica proteccionista que implementará en su gobierno y que ha anunciado con anticipación, no es casualidad ni de capricho personal; es más bien una medida que ha tomado por el temor a que la economía norteamericana, considerada la más poderosa del mundo, pierda su hegemonía y sea desplazada del primer lugar por la pujante economía de China.
Durante el último año de gobierno de Donald Trump, en 2020, la economía de los Estados Unidos sufrió el mayor descalabro de los últimos 74 años, al caer el PIB en -3.4%, como consecuencia del impacto que tuvo el “estado de emergencia” en esa nación, desde enero de 2020, al haberse identificado en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan, una enfermedad infecciosa conocida como el virus SARS-COVID, que provocó parálisis del aparato productivo y muertes de cientos de miles de personas en todo el mundo.
No solo la actividad económica se desplomó, sino que, paralelamente surgió el fantasma del desempleo que, al cierre de 2020, se registraba en ese país una desocupación de un 11%, de las más altas en muchas décadas.
Pocos países, o casi nadie, sortearon con éxito la debacle económica y, en ese año del COVID, China creció al 2%, poco, pero no cayó en la parálisis ni en la recesión, tal como sucedió con la economía mexicana que se contrajo en -8%.
Joe Biden, al iniciar el primer año de su cuatrienio (del 20 enero 2021 a 20 enero 2025), se enfrentaba a los estragos del COVID, pero la política de ayudas fiscales a las empresas privadas y subvenciones a las familias y el seguro del desempleo a los trabajadores, hicieron encender los motores del aparato productivo y del empleo, al grado que, en su primer año de gobierno, en 2021, la actividad económica tuvo un crecimiento del 6%, mientras que en ese mismo año, México cerró con un ritmo del 5%.
El presidente Biden parecía encontrar la brújula del dinamismo económico, pero en 2022, al igual que en el resto del mundo, la inflación apareció con fuerza y golpeo el aparato productivo con costos elevados en los combustibles, la energía y cuellos de botella en la cadena de suministros globales, por lo que en ese año el PIB apenas creció un 2.5%, y el alza de precios alcanzó el 7.8%, la tasa más alta desde 1982.
En 2022, muchas regiones del mundo, la inflación golpeó la actividad económica y se acompañó de altas tasas inflacionarias.
Si bien en México el ritmo de crecimiento bajó al 3.5% respecto a 2021, fue ligeramente mayor al de Estados Unidos, pero con una tasa de inflación del 8% un poco por arriba a la de aquel país vecino.
La economía norteamericana todavía no se ha podido recuperar de la gran crisis inmobiliaria y financiera que se generó en ese país en el periodo 2007 a 2009 e impactó a todo el sistema del capitalismo a escala mundial; siendo éste último año cuando la economía de Estados Unidos se contrajo a una tasa del -2.6%.
Este panorama preocupa al presidente Donald Trump, quién ha criticado al gobierno saliente de Joe Biden, por el poco impulso que le dio a la economía de aquel país.
La posición de Donald Trump es clara. La reconversión o el viraje de 180 grados que hará con el arranque de su gobierno, ya lo ha expresado en diversas declaraciones.
En materia económica implementará una política proteccionista a la planta productiva y, a las empresas norteamericanas que se encuentren en otros países, les ofrecerá estímulos fiscales para que regresen, que salgan de los países asiáticos, se reubiquen en su país de origen, aceleren la inversión y propicien la generación de empleos.
La nueva política económica de Donald Trump de proteger a las empresas norteamericanas y de atraer nuevas inversiones, requiere medidas fuertes y proteccionistas a la planta productiva. El anuncio anticipado o la amenaza que ha expresado de imponer aranceles a las importaciones no es un hecho aislado, seguramente serán parte de las medidas que anunciará en la toma de posesión como presidente.
¿A quienes afectará la política comercial de imponer aranceles del 25% o más a las importaciones que realicen empresas norteamericanas de empresas mexicanas que exportan sus productos a Estados Unidos?. Aunque parezca amenaza, lo ha dicho, los principales países afectados serán México y Canadá sus principales socios comerciales del pacto firmado en 1994, ratificado en 2020 y próximo a renovarse.
Sobre este pronunciamiento que ha hecho Donald Trump, de imponer altas tasas de aranceles y endurecer su política migratoria, se ha expuesto en párrafos anteriores.
Sin embargo, cuando se analizan las consecuencias que tendrán estas políticas, lo que se tiene que decir, es que las alzas en las tasas arancelarias pueden generar reacciones inflacionarias y su mercado interno absorberá el costo del alza en aranceles.
Del mismo modo, una política de endurecimiento migratorio se traducirá en una expulsión de miles de migrantes y puede provocar que las empresas se queden sin conseguir mano de obra a ocupar.
El asunto es complicado, Donald Trump no puede empujar al precipicio a sus principales socios comerciales.
No puede desproteger a México ni a Canadá, antes al contrario, se deben fortalecer las tres naciones porque, sólo juntos pueden hacer frente a la amenaza de expansión que representa la economía de China.
¡Ya veremos!