Chihuahua, Chih.
I.- La posverdad caracteriza el momento histórico que vivimos actualmente. La posverdad pretende una negación de la verdad, que puede ser más o menos elaborada. Si no hay una sola verdad, si la verdad no puede ser totalizada, lo que tiene lugar es una deconstrucción de la verdad, que se descompone en piezas que se desplazan hacia el territorio de la no-verdad.
Las operaciones de la posverdad tienen por objetivo desbarrancar a la verdad. Se trata de conducir la verdad a una orilla donde termina el suelo firme e inicia el abismo de la relatividad. Cuando la verdad deja de tener un suelo firme, cuando se precipita hacia lo vacío de la relatividad, cualquier cosa puede ser falsa. En lugar de postular una verdad, las jugadas de la posverdad postulan una falsedad y juegan con ella.
Los gobiernos de César Duarte, Javier Corral y María Eugenia Campos han quedado convertidos en un tablero de ajedrez donde se juega la posverdad en torno a la corrupción.
La carta pública que César Duarte le escribió a Javier Corral es el vértice donde se unen un conjunto de jugadas en las que se enreda la posverdad de la corrupción en Chihuahua (“Contraataca Duarte a Corral desde Miami”, El Diario de Chihuahua, 2 de septiembre de 2021).
Esa carta tiene el formato de una telenovela y de esta forma se aproxima a la ficción. De hecho, el objetivo de esta carta es postular una ficción en lugar de una realidad. En la era de la posverdad, la ficción desplaza a lo real para colocarla en entredicho. Aunque hay veces, en que la forma y el fondo de una ficción son demasiado reales.
II.- Desde luego que hay palabras peores que el cinismo y la desvergüenza. Esas palabras son las que César Duarte no anotó para sí mismo en la carta pública que le dirige a Javier Corral. El problema es que el cinismo y la desvergüenza de Duarte son colocados en una balanza con la que se juega de manera tramposa. ¿Qué pesa más, la corrupción del sexenio duartista o los señalamientos que la carta de Duarte refieren en contra del sexenio de Corral?
La carta de César Duarte es uno de varios indicios que hacen notar la presencia de una estrategia que tiene por objetivo modificar la figura de un “chivo expiatorio” al que se culpa por los problemas del estado de Chihuahua. Rene Girard analiza la figura del chivo expiatorio como una presencia constante a lo largo de la historia. Las sociedades fabrican culpables en los cuales depositan las culpas de sus pequeñas o grandes tragedias, esos culpables son conceptualizados por Girard como “chivos expiatorios” ("El chivo expiatorio", editorial Anagrama, 1986).
¿Quién es el culpable de los problemas recientes por los cuales atraviesa el estado de Chihuahua, César Duarte o Javier Corral? Hasta hace poco, la culpabilidad por los problemas de Chihuahua era atribuible a César Duarte. Hace unos cuantos meses esa culpabilidad comenzó a ser desplazada hacia la figura de Javier Corral.
Hay una operación política, jurídica y mediática para desplazar la culpabilidad de los problemas del estado de Chihuahua, de la figura de César Duarte hacia la figura de Javier Corral, donde la prensa juega un papel crucial.
Detrás del desplazamiento que va de Duarte a Corral, que modifica la figura del chivo expiatorio en Chihuahua, hay un desplazamiento de la verdad. En este plano se identifican una serie de jugadas políticas, jurídicas y mediáticas a partir de las cuales se construyen contenidos de posverdad. En la carta que Duarte le dirige a Corral se identifican contenidos de posverdad que se traducen en una sola pregunta que se le puede hacer a tres actores políticos diferentes: ¿Qué tan culpables son César Duarte, Javier Corral y María Eugenia Campos por los problemas de corrupción que han convertido al estado de Chihuahua en un lodazal histórico de dimensiones considerables?
III.- ¿Es mera coincidencia que el mismo día en que se hace pública la carta que Duarte le dirige a Corral, la Fiscalía Anticorrupción solicite retirar una de las denuncias de corrupción en contra de María Eugenia Campos? Detrás de la jugada jurídica y política que retira una de las denuncias de corrupción en contra de María Eugenia Campos, aparece la sombra de la posverdad que ha envenenado a la política en Chihuahua (El Heraldo de Juárez, “Fiscalía Anticorrupción pide retirar proceso en contra de Maru Campos”, 2 de junio de 2021).
La prensa local ha dejado de preguntarse si María Eugenia Campos es culpable o inocente por los señalamientos de corrupción realizados meses atrás. Al asumir el poder la nueva gobernadora, de facto se aplica un destierro de la verdad sobre el asunto.
La operación para olvidar los señalamientos de corrupción contra Campos y limpiar su nombre, se puso en marcha desde la misma campaña electoral. De hecho, las elecciones del 6 de junio pasado se constituyeron en un tribunal que exculpó a María Eugenia Campos por las acusaciones de corrupción. Las elecciones del 2021 en Chihuahua pueden ser interpretadas como un sepulcro de la verdad histórica sobre la corrupción.
Después de años de silencio, César Duarte levantó la voz en una carta que resulta desconcertante. Esa carta es una lista de nombres y de acontecimientos que se inscriben en una trama que juega con la posverdad.
Al leer entre líneas esa carta, entre el cúmulo de nombres y acontecimientos, aparece borroso el nombre de la primera gobernadora de Chihuahua...