Discriminación amparada: coctel antidemocrático

Discriminación amparada: coctel antidemocrático 1 de junio de 2019

Mariela Castro Flores

Chihuahua, Chih.

"Venga a nosotras la paridad y manténgase la desigualdad así en la Tierra como en el cielo”:

Alex Fish

La agridulce jornada legislativa del pasado jueves nos dio un derecho y un revés, un golpe y una sobada y sobre todo el poderoso mensaje de que la transformación de las muy diversas realidades para las mujeres en Chihuahua, al menos en lo inmediato seguirá siendo una utopía.

Nos dan paridad en lo político, espacios de representación y en todos los niveles de gobierno; sin embargo, amparan la discriminación respaldándola con una votación que manifiesta discursos de odio enquistados en la sociedad que todo el entramado de derechos humanos, que las diversas luchas han construido, no han podido erradicar y que se han visto empoderados con el gobierno conservador y displicente que padecemos, en conjunto con una mayoría legislativa que pretende imponer sus cuestiones de conciencia personal en ley para todos y todas.

La conformación del Congreso, desde la primera legislatura del exgobernador Duarte, fue calificada como “la peor”, pero conforme se avanza, se modifican periodo a periodo y parecen irse superando en ineptitud e indolencia. Mas abyecta que la anterior, la presente ha ignorado todo tratado internacional suscrito por México y las leyes generales, como si Chihuahua fuera una hermana república que no perteneciera a una federación.

Las antípodas manifiestas en la pasada sesión –la aprobación de la paridad y votar en contra una ley que ayudaría a visibilizar y eventualmente ir eliminando la discriminación-, nos refleja lo surrealista de nuestra situación en el estado: por un lado, tenemos una ley que por mera enunciación para fines prácticos resulta inoperante porque, por el otro lado, en la mismísima sesión se cancela la herramienta que nos podía por la vía legal, hacerla valer.

¿Ya ve? Las palabras bonitas seguidas del golpe. ¿Qué es lo más controversial de la jornada misma? Que la paridad sin justicia social no sirve para nada, ni siquiera abre posibilidad para transformar la realidad ¿La de quién? La de las que históricamente, de forma estructural, han sido discriminadas y las que comienzan a serlo por la nueva configuración social devenida de la guerra.

Porque, mire, ¿de qué sirve abrir los espacios para mujeres de derecha que a la hora de legislar, lo hacen para cancelar las posibilidades de emancipación, acceso a la justicia y dignidad de todas las demás que no son como ellas? ¿de qué sirven mujeres en la administración pública si en el ejercicio de gobierno gobiernan sin perspectiva de género, derechos humanos ni conciencia feminista?

¡Sí! Conciencia feminista, dije. Esa, que supone que las mujeres también somos personas y que tenemos derechos y los podemos ejercer, construcción de la soberanía de las mujeres, se llama.

La pantera negra Angela Davis propone un feminismo total que ensanche los márgenes en donde quepamos todas con una estrategia no solo para superar la opresión de género, sino también el racismo, el fascismo y la explotación económica y remata, las luchas de las mujeres de o en el poder, las que pretenden romper el techo de cristal, que pelean por cuotas de género es totalmente irrelevante para las mujeres obreras, las de abajo, las indígenas, migrantes, pobres, enfermas, niñas, las de diversidad funcional, adultas mayores, las de cuerpos disidentes, las de una orientación sexual distinta a la heterosexual, las trans, las que no tienen educación, ni siquiera formal y las muchas otras que experimentan discriminación a razón de las nuevas condiciones de vida como las hijas e hijos de víctimas de feminicidio o desaparición, desaparición forzada, las víctimas de violencia sexual, las privadas de su libertad, las obligadas a parir, las que han sido víctimas de un delito de alto impacto, etc.

Según la mítica activista: “hay una suerte de racismo en la categoría “mujer” al equipararse con “mujer blanca” y celebra los discursos e ideas que lo disputan. Por eso es fundamental entender que “mujer” no es unitario a pesar de que en ellas se esté depositando, como en nuestro caso, la representación de todas.

Hoy tenemos congresos paritarios y ¿de qué nos ha servido? Las iniciativas para despenalizar el aborto siguen paradas y aquí específicamente, las iniciativas que pretenden reconocer el matrimonio igualitario como un derecho siguen negándose bajo consideraciones absurdas que no abrazan ni el marco legal, ni los derechos humanos y menos la dignidad de las personas.

La semana pasada se publicó una columna de opinión revictimizando a una mujer objeto de un crimen atroz perpetrado por una turba de violadores que poseen instrucción académica relevante y que desde las páginas del periódico se pretendió obtuvieran perdón social y que en su afán de colocarlos a ellos como inocentes y a ella culparla por lo que le hicieron, amplió la agresión a mujeres que nos pronunciamos en contra del esfuerzo proteccionista desmedido a favor de delincuentes sexuales de la peor calaña denominándonos “feminazis”.

Hubiera sido muy enriquecedor para toda la sociedad entrarle a una discusión amplia que derivara en controversia constitucional entre los límites de la libertad de expresión por encima, en contra o a favor de los derechos de las víctimas porque nos la debemos hace mucho y el Congreso el pasado jueves nos negó la posibilidad.

Así como la de seguir construyendo ciudadanía, la de reconocer la existencia de realidades que escapan a nuestra comprensión por no encontrarse dentro del radar de nuestra perspectiva, de obtener herramientas que nos permitan luchar contra las desigualdades sociales y la histórica exclusión.

¿De verdad necesitamos más mujeres panistas o de encuentro social legislando o gobernando mientras nos siguen matando y excluyendo? Paradójico, porque las liberales y progresistas que repudian son las que les consiguieron los puestos que hoy ocupan.

Yo creo que no, que de ellas ya hemos obtenido suficiente o sea nada. La realidad de las de abajo y las invisibles con ellas en el poder no se transforma ni un centímetro, porque las de abajo difícilmente podrán acercarse o acariciar el techo de cristal.

marielacastroflores.blogspot.com

@MarieLouSalomé

Mariela Castro Flores

Politóloga y analista política especialistas en género y derechos humanos.