Chihuahua, Chih.
La víspera de la noche de ayer, se anunció la victoria de Mario Delgado, en la encuesta para designar al líder de MORENA. En un tercer ejercicio, llevada a cabo por el INE, el coordinador de los diputados del partido guinda, logró procurarse el 58% de la aceptación de los militantes del instituto partidario en mención; ello, en detrimento de su más cercano rival, el ex Presidente de la Cámara de Diputados -y señero líder político-, Porfirio Muñoz Ledo, quien se llevó el porcentaje restante del ejercicio demoscópico.
Cabe destacar que, aunque Muñoz Ledo no ha aceptado del todo su derrota en la encuesta (esgrimiendo que, la voluntad de la designación depende de la militancia partidaria, y no de esta clase de artificios); algunos militantes, incluso de bandos contrarios, han dejado abierta la puerta al reconocimiento, y a una nueva etapa de conciliación (Citlalli Hernández, Bertha Luján).
Aunque algunos, como Martí Batres, hayan despreciado sutilmente la victoria de Delgado, esgrimiendo un ingenioso símil donde comentaba que el INE le había entregado el CEN de MORENA a los neoliberales, tal y como ocurrió en 2008 con el PRD, de Chucho Ortega. Los astros parecen alineársele a Mario Delgado; al parecer, el coscorrón presidencial en la mañanera, sufrió un efecto dilatorio en el seno de la militancia morenista.
Es importante resaltar que, aunque Mario Delgado y Muñoz Ledo representan ideales, movimientos y corrientes distintas, al escribiente le parece notable la victoria de Delgado, pues encarna la renovación de la izquierda nacional, y del abrazo de causas progresistas que han tenido corolario alrededor del mundo.
Esto infiero, porque Delgado forma parte del grupo político de Marcelo Ebrard y, durante la gestión del mismo como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, Ebrard echó a andar una agenda política de este calado, en la cual las sociedades de convivencia; la interrupción legal del embarazo; así como temas de corte ambiental; pasaron de quimeras a promesas cristalizadas; y, Delgado, primero como titular de Finanzas, y finalmente, como Secretario de Educación, tuvo un relevante rol en las acciones llevadas durante la gestión aquella.
Muñoz Ledo, por el contrario, representa a la vieja guardia de la política nacional, teniendo notables luces y sombras, a lo largo de su pródiga trayectoria. Diputado desde su juventud; así como Secretario de Educación y del Trabajo en dos gobiernos distintos (Echeverría y de la Madrid); Muñoz Ledo ha destacado tanto en la dirección partidaria, como en la vida diplomática.
Ha sido un animal político quien ha logrado sucesivas metamorfosis, y ha podido adaptarse -simultáneamente- del viejo Presidencialismo, a la Transición Democrática; convirtiéndose en uno de los pocos políticos de su generación que han trascendido al momento actual (en cierto momento, comentó, uno de sus sueños era entregar la banda presidencial a López Obrador, anhelo que pudo cristalizar en 2018).
Ha sido, además, de los pocos políticos que han dirigido dos partidos políticos, aunque siempre caracterizándose por enarbolar una ideología (Muñoz Ledo siempre formó parte del ala izquierda del PRI) y mantenerse incólume, desde la juventud, hasta nuestros días.
Aunado a ello, ha destacado por tener amistades en la izquierda internacional, pues uno de sus libros fue prologado por el mismísimo Mario Soares (finado ex Primer Ministro y Presidente de Portugal, famoso por su relevante rol en la Revolución de los Claveles, que llevó a la nación lusa a la modernidad y a la democracia, a partir de mediados de la década de 1970).
Por todo lo anterior, considero que a Muñoz Ledo no le faltan credenciales, sino todo lo contrario. Sin embargo, creo que no se encuentra en el mejor momento para dirigir un partido, pues, en este momento, los institutos políticos demandan una manera más cercana de conducción, de manera similar a como lo hizo AMLO cuando encabezó el CEN de MORENA.
A estas alturas, es poco probable que el viejo político pueda llevar a cabo esa labor. Más aun, cuando los tiempos de pandemia parecen interminables, y emprender una tarea de tal magnitud, entrañaría un reto arriesgado y olímpico para su persona, pues ya algunos connotados militantes de MORENA han caído contagiados, destacadamente la ex secretaria general de ese instituto, Yeidckol Polevsnky; el politólogo Gibrán Ramírez; así como el dirigente electo -y a la sazón, rival coyuntural-, Mario Delgado (quien, dijo, tomaría posesión, habiendo remontado la enfermedad).
Sin embargo, sobre Mario Delgado también se ciernen notables claroscuros. El senador Martí Batres lo acusó, recientemente en una de sus columnas publicada en El Financiero, de haber contratado la asesoría de la consultora de Pedro Aspe (Secretario de Hacienda durante el Salinismo), para reestructurar la deuda del Distrito Federal, durante el tiempo en la cual ocupó la cartera de Hacienda de la capital del país.
Aunado a ello, el pedagogo Manuel Gil Antón acusó al líder electo de MORENA de haber dado un giro de 180 grados en su postura en torno a la Reforma Educativa, pues -refirió- de haber avalado la enmienda del peñanietismo, resaltando sus visos de modernidad; en el presente cercano fungió como extintor de la misma, comentando que “no quedaría ni una coma” de la polémica e impopular enmienda, que le granjeó a Enrique Peña Nieto -y a Aurelio Nuño- la enemistad del grueso de los mentores del país, debido a su carácter punitivo y excluyente.
Aun así, considero que debemos darle a Delgado el beneficio de la duda.
Pienso, representa, una nueva de hacer política, así como una evolución en el pensamiento de la izquierda nacional. A contrapelo de la visión obradorista -con sus luces y sombras, destaco-, visualizo en Delgado la pretensión de hacer de MORENA un partido de izquierda moderno; lo cual sería interesante, pues, hasta la fecha, si bien esa tendencia ha resaltado en el seno del partido guinda, aun se caracteriza por su indefinición en determinadas temáticas, así como por la constelación de intereses ideológicos gravitando a su alrededor, pareciendo más un partido atrapalotodo, que un moderno instituto de izquierda (como muchos militantes pretenden tornar).
Considero, Delgado podría influir, para bien, en esa transición modernizadora.
Por todo lo anteriormente planteado, percibo que la eventual llegada de Mario Delgado, a la dirigencia de MORENA, es una buena noticia, en una época en la cual, las mismas no abundan. Si lograra tornarse en una especie de émulo de Pedro Sánchez (actual Presidente del Gobierno español) en suelo mexicano, la izquierda mexicana habrá avanzado mucho, en este complicado trecho de la historia nacional y universal.
ACIERTO DE LA ALCALDESA.
El Diario de Chihuahua mencionó el día de hoy, en su columna GPS, que la alcaldesa Maru Campos, habría tenido una reunión con Jesús Zambrano, líder del PRD.
A pesar de lo alicaído que se ha venido tornando el otrora “gran partido de izquierda”, considero que el endosar una eventual candidatura de la edil chihuahuense, abonaría en su capital político. En un tiempo en el cual, la izquierda chihuahuense, aglutinada en MORENA, no define, aún, un candidato claro, un movimiento de este tipo resultaría estratégico, y vendría a ser oxígeno, para un instituto que sufrió un desgaste impresionante con la secesión del obradorismo (el sol azteca).