Del feminismo de boutique al feminismo de la calle

Del feminismo de boutique al feminismo de la calle 10 de marzo de 2022

Leonardo Meza Jara

Chihuahua, Chih.

I.- Una de las cualidades del movimiento feminista es su condición dialéctica. En el corazón del feminismo hay una dialéctica que se ha convertido en poderoso motor de una lucha. En la dialéctica del movimiento feminista destaca la inexistencia de lo unívoco. No existe un feminismo que aglutine a las mujeres en una sola postura ideológica y política. 

No hay un solo feminismo. Existen feminismos que difieren y disienten, que debaten y se confrontan acaloradamente, que construyen postura desde diferentes flancos de lucha.  

Otra de las cualidades de la dialéctica feminista es su condición de disidencia, que se manifiesta a partir de resistencias y luchas concretas. 

La historia del feminismo es la historia de una serie de disidencias que han evolucionado a lo largo del último siglo. Entre las feministas no existe una sola disidencia, sino que existen disidencias, en plural. 

Disidencia ante la violencia y la injusticia de género. 

Disidencia ante el machismo histórico. 

Disidencia ante la masculinización de la izquierda que se deposita en la figura del “macho progre”. 

Disidencia ante el prohibicionismo del aborto. 

Disidencia ante la sexualización del cuerpo femenino e infantil. 

Disidencia ante las instituciones gubernamentales que son incapaces de responder a los reclamos de las mujeres. 

La dialéctica del feminismo es un árbol de disidencias que se ha extendido de forma extraordinaria en las últimas décadas. 

Las raíces de ese árbol tienen una profundidad ética e histórica que resulta incuestionable. A inicios del siglo XXI, el tronco desde el cual crecen las disidencias del feminismo se observa ideológicamente robusto y políticamente entero. 

Los ramales de la disidencia feminista siguen creciendo, y han llegado a convertirse en uno de los movimientos más consistentes en la historia de la izquierda chihuahuense. 

El día 8 de marzo de 2022, la marcha organizada por los colectivos feministas en la ciudad de Chihuahua llegó a un contingente de entre 15 y 20 mil participantes. En la historia de las movilizaciones de la izquierda en Chihuahua, esa cifra es histórica.

II.- En las décadas del neoliberalismo, las derechas han tratado de invisibilizar la condición estructural de la lucha de clases mediante estratégicas semánticas (la reetiquetación conceptual), políticas (la subsidiariedad gubernamental que no resuelve el problema de la desigualdad) o mediáticas (el vacío informativo en torno a la condición estructural de la desigualdad). 

En términos estratégicos, uno de los flancos de lucha de la izquierda consiste en hacer visible la categoría marxista de lucha de clases. Si las derechas ocultan la presencia de la lucha de clases, las izquierdas deben mostrarla. Si las derechas encubren conceptualmente a la “lucha de clases” nombrándola como: “inequidad”, “vulnerabilidad” o “brechas”, es necesario nombrar a este acontecimiento por su nombre profundo.

En los debates sobre la dialéctica del feminismo, el concepto marxista de lucha de clases resulta crucial. En la historia reciente de la izquierda hay una serie de acontecimientos que conectan al feminismo con la lucha de clases, que requieren ser analizados con detenimiento.  

El 8 de marzo de 2022 en la ciudad de Chihuahua se hicieron presentes dos feminismos, entre los cuales se deja ver la categoría de lucha de clases. 

Por un lado, tuvo lugar un feminismo de boutique, un feminismo aterciopelado que se encerró adentro de las paredes de los edificios gubernamentales. Por otro lado, se manifestó un feminismo de la calle, un feminismo que ocupó los espacios públicos de manera intempestiva y violenta.  

Entre uno y otro de estos dos feminismos hay diferencias profundas y sentidas. Los contenidos (el fondo de las luchas) y las formas (las maneras de luchar) de estos dos feminismos son un antagonismo, una grieta histórica, política e ideológica en la que se refleja la categoría marxista de la lucha de clases.

III.- ¿Quiénes son las feministas de boutique? Son las que estuvieron en el pódium de entrega del premio Chihuahuense Destacada (“Entrega Congreso premio Chihuahuense Destacada”, El Diario de Chihuahua, 9 de marzo de 2022). Las mismas tres que participaron en el conversatorio “Mujeres en el poder” (“Exponen Maru Campos, Geo Bujanda y Myriam Acosta en conversatorio Mujeres en el Poder”, El Heraldo de Chihuahua, 8 de marzo de 2022). 

Las que se ocupan de ceremonias en las que no se distingue entre el festejo (la inconsciencia de la festividad simulada) y la conmemoración (la consciencia de la memoria crítica).

Son las que tienen un salario que rebasa los 100 mil pesos mensuales. Las que se rodean de escoltas y asesores a distancia del pueblo.  

Las que han sabido trepar hasta lo más alto del poder, haciendo uso de los mismos artificios que han sido usados por los hombres. Las que van de su casa a los recintos ceremoniales sin hacer uso de la calle o del transporte público.  

Las de la burbuja del poder, que toman distancia de las marchas y las calles. 

Las que se encierran en los adentros de los edificios gubernamentales a piedra y lodo. Las que miran de arriba hacia abajo. Las que se dicen víctimas mientras son victimarias. Las que usan traje sastre y tacones los días 8 de marzo. Las que se peinan y maquillan de manera asistida para asistir a las ceremonias donde se incentivan los rituales del poder. Son las feministas de boutique, las que posan para la foto, las que guardan compostura, las aterciopeladas que esperarían un feminismo rosa…

IV.- ¿Quiénes son las feministas de la calle? Son las obreras, estudiantes y amas de casa que marcharon el pasado 8 de marzo. Las que usan mezclilla, shorts y tenis para marchar. Las que se embozan sin taparse los ojos, sin dejar de mirar la injusticia y la violencia que no cesan. 

Las que permanecen a ras de tierra y marchan, una y otra vez, marchan. Las que miran a otras encumbrarse en el poder, a la distancia. Las que tocan la puerta del Palacio de Gobierno de manera insistente y no son escuchadas, ni atendidas. 

Son las que gritan consignas que nos duelen a todos. Las que rayan las paredes porque han decidido ya no guardar silencio. Las que quiebran vidrios y hacen retumbar las estructuras del poder. Las que han sido orilladas a una radicalidad inusitada. Las que hacen latir al corazón de la izquierda en el siglo XXI. Las que en vez de callar, gritan. 

Las que lloran mientras luchan. 

Son las Mareas Verdes, las Malinches, las Resistencias, las Aquelarres, las Combativas, las Atenas, las Venus. 

Las que no van a tener monumentos, ni letras escritas con oro en sitio alguno. Las que, con marros y martillos, van rompiendo la historia. 

Las que golpean los muros del aire con una voz hiriente y combativa. Las que tarde o temprano van a cambiar al mundo…