Chihuahua, Chih.
Días atrás, cuando se discutió y se aprobó el presupuesto del gobierno de Chihuahua para el 2026, el diputado de Morena y coordinador de sus compañeros, Cuauhtémoc Estrada, al comparar el alza del endeudamiento, tanto del gobierno estatal, como del federal, justificó el de la 4T y criticó el de Maru Campos.
Pediremos disculpas por tanto número que será usado en esta publicación; por desgracia no hay otra manera de medir y comparar.
Comparación que podrá resultar irrelevante si se toman en cuenta las similares condiciones en las que se encuentran, tanto la economía nacional, como las estatales y que, de seguir por este camino, no quedarán más opciones que las de seguir endeudándose ambos niveles de gobierno, por más que en el curso de los dos últimos años los gobiernos estatales han disminuido -en lo general- sus niveles de endeudamiento.

Las expresiones del diputado Estrada fueron para justificar el endeudamiento de la administración morenista pues arguyó que la inversión en infraestructura del gobierno federal es mayor a la del estatal, para lo cual ejemplificó con las megaobras del sureste como la Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya:
«La inversión social del Gobierno federal legitima la deuda de 4.1 billones de pesos que han contraído Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum en los últimos tres años, aseguró». (Nota de la Redacción / El Diario, Lunes 22 Dic 2025).
Sin embargo, tanto el crecimiento de la deuda federal, como el de la caída de la inversión total -pública y privada- y los montos de una y otra ubican en sus verdaderas dimensiones el gasto federal en esas obras.

Lo que preocupa enormemente es el crecimiento de la deuda federal, que pasó de 10 billones de pesos a 20 en el curso de 7 años, los de los gobiernos de la 4T.
Un crecimiento del 100% en ese lapso.
De acuerdo con el Informe de Finanzas Públicas y Deuda Pública a octubre de 2025, publicado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la deuda del país cerrará el año en 53.6% del PIB, un crecimiento -histórico- de más de 10 puntos.
Aún más, al cierre de 2025, el gobierno mexicano emitió bonos por 26 mil 200 millones de pesos en deuda.
Desglosado el crecimiento de la deuda para 2026, México tendrá un techo de deuda autorizado por el Congreso de la Unión de hasta 1.7 billones de pesos para deuda interna y 15 mil 500 millones de dólares para deuda externa (equivalente a 279 mil millones de pesos al tipo de cambio de 18 pesos por dólar), lo que en conjunto elevará la deuda pública total a aproximadamente 20 billones de pesos.
A su vez, la de Chihuahua pasó de 12 mil millones de pesos en 2010, a la salida de Reyes Baeza; a 48 mil a la salida de César Duarte y de 51mil al término del gobierno de Javier Corral.

Ya en el gobierno de Maru Campos, ascendió a 50 mil 400 al 31 de diciembre de 2024 y pasó, al tercer trimestre de 2025, a los 55 mil 841.3 millones de pesos… Respecto a la deuda como proporción del Producto Interno Bruto Estatal (PIBE), se ubicó en 4.4, la más alta del país«. (Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, Cámara de Diputados, 0442025).
Sin embargo, «Chihuahua es el cuarto estado de la República que, en la última década, presentó la mayor proporción de disminución de deuda pública con respecto a sus ingresos totales».
De acuerdo con un análisis difundido el pasado 19 de diciembre por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), en el estudio “Evolución de la Deuda Subnacional como Porcentaje de los Ingresos Totales, 2016-2025/III Trimestre”, «la entidad logró bajar este indicador casi 30 puntos porcentuales entre 2016 y el tercer trimestre de 2025 (pasó del 82% al 52.8)». (Nota de Sandra Rodríguez, El Diario, 23/12/25).
Este indicador muestra la proporción de los ingresos totales que una entidad federativa tendría que destinar en caso de »buscar liquidar íntegramente el monto de su deuda, dice el análisis del CEFP«. (Ibídem).
Y los estados »con mayor proporción de Participaciones Federales afectadas son: Ciudad de México (100%), Coahuila (86.8%), Estado de México (85.5%), San Luis Potosí (83.4%) y Guerrero (81.7%), todas por encima del promedio subnacional de 55.6%«. (Ibídem).

Cuauhtémoc Estrada arguyó que la inversión en infraestructura del Gobierno central es mayor a la del estatal, pero sin poner el énfasis, cosa que hacen todos los analistas financieros nacionales e internacionales, en la sostenida caída en la inversión pública -respecto del Producto Interno Bruto (PIB)- de los dos últimos años de Peña Nieto, los casi seis de AMLO y el primero de Claudia Sheinbaum, lo que explica el prácticamente nulo crecimiento del PIB y que se ha reflejado en la igualmente detención de la creación de nuevos empleos formales en ese período.
Con muchos altibajos, el otro indicador importante de la actividad económica del país es el del total de la inversión (pública y privada) que muestra una clara tendencia a la baja, en las dos, porque, independientemente de la inversión pública que sufrió un gran ‘empujón’ con las obras emblemáticas de la 4T no alcanzó, por su dimensión, a impactar en el total de la inversión, porque el mayor monto es el que aporta la inversión pública, que ascendió, al cierre del tercer trimestre del 2025 al 22.2% del PIB.

A su vez, la pública representó solo el 3.2 del PIB.
Si tomamos en cuenta que el total del PIB ascenderá, al final de este año, a 35.5 billones, significaría que la inversión pública fue del orden del billón 136 mil millones de pesos y la privada de 34.4 billones.
Si bien la inversión pública es incomparablemente menor a la privada, es el principal detonante -junto con una serie de políticas públicas- de ésta última y mientras no se detone, no habrá crecimiento económico, incluso a pesar de que la inversión privada, por su cuenta y gracias sobre todo a factores externos, pueda crecer, como de hecho así se ha realizado en el presente año en el que la inversión extranjera ha crecido, pero fundamentalmente a partir de reinversiones de la planta ya instalada o de nuevas inversiones de las empresas ya instaladas en México.
La contracción del total de la inversión llegó a niveles preocupantes en 2024, en el que la desaceleración se fue a niveles de caídas anuales, en la inversión privada, del 0.8% y de la pública, que llegó a una disminución del 15.6%.
La caída ha continuado hasta el 3o trimestre del 2025, en el que la inversión total cayó un 7.6% anual y es que la inversión privada se contrajo un 4.6% anual, representando el 87% de la inversión total y la pública cayó fuertemente, hasta un 22.8% anual representando solo el 13% de la inversión total.
Analizados en detalle, tales datos hablan de la profundidad de la desaceleración de la economía mexicana, lo que arrojará lamentables consecuencias en la vida de la mayoría de la población.
Sorprende la argumentación de Estrada, cuando le sostuvo al reportero que «… entonces, cuando dice usted, hay deuda en los dos lados y más del gobierno federal y sí, porque es la de todo un país, claro que esa es más alta que la de un estado, pero cuando usted revisa todos esos argumentos es donde podemos encontrar la razón». (Nota de la redacción, El Diario, 22/12/25).

Hay 'pequeñas' diferencias en el enfoque de una y de otras, y una de ellas es que el gobierno federal tiene la posibilidad de cambiar la política económica y, sobre todo, la fiscal.
Mientras no cambie esta última se habrá condenado al país y a los gobiernos estatales a seguir pateando hacia adelante las deudas.
Y lo mismo seguirá haciendo el gobierno de la república -cualquiera que sea su origen partidario, por desgracia- y harán lo que hace el de ahora, que diariamente paga más de 3 mil 516 millones de pesos a las financieras internacionales y ha llevado a que, «en promedio, cada ciudadano mexicano, hasta el tercer trimestre de 2025, deba 142 mil pesos».
Finalmente, vaya que hay diferencias entre contratar deuda, en el año 2026, del 16.7% del total del presupuesto, cosa que hará el gobierno federal al contratar deuda por 1.7 billones de pesos, de un total del presupuesto de 10.2 billones, en tanto que el gobierno estatal contrató nueva deuda por el orden del 2.56% del total del presupuesto para el 2026, que ascenderá a 117 mil millones de pesos.
Y en ambos casos refinanciarán segmentos importantes de sus respectivas deudas.
¿Hasta cuándo?
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