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De la política como territorio de acrobacias

De la política como territorio de acrobacias 16 de enero de 2021

Leonardo Meza Jara

Chihuahua, Chih.

En la política hay acrobacias verbales basadas en discursos y acrobacias fácticas cuya base son los hechos. Hay momentos, en que las acrobacias verbales se convierten en acrobacias fácticas o viceversa. 

Las primeras décadas del siglo XXI en México serán recordadas como un tiempo de acrobacias en las maneras de hacer política. 

El caso del general Cienfuegos, recién exonerado, es una de las muchas evidencias de las acrobacias discursivas y fácticas de la política.  

El proyecto de la 4T se abalanza con un triple mortal al frente y permanece en el aire, sin tocar el suelo, girando, solo girando hacia adelante. 

¿Dónde terminará este movimiento arriesgado del gobierno de López Obrador? 

Lo que queda claro, es que no terminará en suelo firme, sino que terminará flotando entre la incertidumbre y la zozobra.  

En el caso del general Cienfuegos y en otros más, el arte de la política consiste en guardar el equilibrio mientras la verdad flota en el aire. En los términos del ejercicio de la política o de la aplicación de la justicia, no es que no exista la posibilidad de un suelo firme, que pueda dejar en claro la verdad sobre el caso Cienfuegos. 

Más bien, de lo que se trata es de darle continuidad a los equilibrios de la política, que son fundamentalmente equilibrios acrobáticos, bastante dudosos por cierto. En el caso del general Cienfuegos, estos equilibrios son variados: los equilibrios en las relaciones de poder entre la 4T y el ejército, los equilibrios en las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos y, los equilibrios que resguardan – o no- los principios de la lucha contra la corrupción en el gobierno de López Obrador. 

En el siglo XXI, los manuales para hacer política son un conjunto de reglas y recomendaciones para acróbatas que caminan en el filo de la navaja de las contradicciones. Se trata de aprender a desplazarse en el aire, en un espacio ideológico o político vacío, que se va llenando a partir del desplazamiento. 

Si no hay un suelo fijo para pisar y desplazarse, se requiere aplicar las técnicas correctas para moverse con astucia y con gracia, incluso a partir de la contradicción misma.  Lo que cuenta es el movimiento generado por el discurso o por la acción política, que se desplaza hacia adelante, jalonado por la inercia de la productividad del poder.

Desde luego que hay una productividad del poder. 

Si en el siglo XIX Marx hablaba de las fuerzas de producción para develar la maquinaria capitalista, en el siglo XXI tendríamos que hablar de las fuerzas de producción para develar las maneras de conservar y/o acceder al poder en un contexto de predominio neoliberal, pragmático en extremo. 

Las maneras para conservar y/o acceder al poder en México han dado lugar a un conjunto de técnicas acrobáticas. Las coyunturas políticas como la del 2018 y la del 2021, son trágicamente acrobáticas. 

Quienes participan en la política son acróbatas que practican un conjunto de técnicas que pueden dividirse considerando una triple tipología: A) técnicas acrobáticas para no caerse B) técnicas acrobáticas para permanecer en el poder y, C) técnicas acrobáticas para ascender al poder. 

Un ejemplo de las técnicas acrobáticas para no caerse, se identifica en el claroscuro territorio de las encuestas de Morena para definir las candidaturas a puestos de elección popular. 

Un ejemplo de las técnicas acrobáticas para mantenerse en el poder, está en los titubeos del gobierno de Javier Corral sobre el caso de Maru Campos y la nómina duartista. Un ejemplo de las técnicas acrobáticas para ascender al poder, se identifica en el desplazamiento de los Borruel, que pasan del PAN a Morena. 

Aunque, a fin de cuentas, la versatilidad de las técnicas acrobáticas hace que se mezclen y se confundan unas con otras. Las técnicas acrobáticas de la política actual, están montadas sobre una torre de Babel que se extiende hacia arriba, hacia las cumbres del poder. Y están montadas, también, sobre un vaciamiento ideológico y político que se extiende hacia abajo.  

Los acróbatas aprenden a caminar sobre la cuerda floja sin mirar el vacío ideológico o político que se pisa. Mientras un acróbata camina sobre la cuerda floja, evita mirar hacia abajo y coloca su mirada al frente o hacia arriba. 

En las campañas electorales los reflectores quedan fijados en los actos acrobáticos de los políticos que se desplazan hacia adelante y/o hacia arriba, con la mayor astucia y gracia posibles. 

Se trata de evitar mirar lo vacío de la política que se pisa, se trata de omitir ese vacío habitado de contradicciones y paradojas. 

Las técnicas acrobáticas en las campañas electorales ocultan y omiten el vaciamiento de lo ideológico y lo político. 

Pero lo que hay que mirar, es este vaciamiento ideológico y político, que queda oculto detrás de un conjunto de técnicas acrobáticas neoliberales y pragmáticas.