Chihuahua, Chih.
Luego del «destapadero» del pasado fin de semana en Morena, en el que lo más relevante fue la no designación de Omar García Harfush a la candidatura de la CdMx, además de que en el conjunto de las designaciones resaltan dos aspectos más, a cual más de perfectas ilustraciones de lo que ocurre en el partido en el gobierno en México.
Primero, que la mayoría de los candidatos son más cercanos al presidente López Obrador, y no necesariamente a la virtual candidata, Claudia Sheinbaum, y, segundo, que la mayoría de quienes serán ungidos como abanderados del partido que llegó para luchar contra la «mafia del poder» y contra los partidos del «conservadurismo», provienen, casi directamente, de esos partidos.
«Se recibe escombro» debiera decir un cartelón en la oficina central de Morena en la capital del país.
Con todo lo preocupante -para el morenismo- que debiera ser tal fenómeno, no es lo único; hay otro aspecto que este episodio ha puesto al día:
¿Se irá el presidente a su finca en Palenque? ¿Se retirará de la vida política del país?
Tal cuestionamiento tiene una más que sólida evidencia: Hace semanas montó todo un espectáculo para entregarle el «bastón de mando» a la virtual candidata morenista.
Las designaciones del viernes-sábado desmienten tal tinglado; quien manda en Morena vive en Palacio Nacional, frase que nos retrotrae a la época del maximato, la del Jefe Máximo de la Revolución, Plutarco Elías Calles.
Ante la «manifiesta subordinación de Ortiz Rubio a Calles provoca la burla popular que lo tacha de “nopalito” (por baboso) y hace mofa del mismo: “el que vive en esta casa/ es el señor presidente, pero el señor que aquí manda/ vive en la casa de enfrente». (En Memoria política, de Doralicia Carmona Dávila, Edición Perenne, 2023).
En el caso de un supuesto triunfo de Sheinbaum a la presidencia de la república ¿Se repetirá la anécdota del maximato, o la otra, la de la presidencia de Lázaro Cárdenas?
Ya en el poder el michoacano, el ex presidente Elías Calles seguía queriendo ejercer el poder como en tiempos de Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez. Un día se presentó ante el expresidente y general Calles un general, al mando de un buen número de soldados.
Sin aspavientos, cortésmente, el militar le comunicó que el «Señor presidente, Gral. Lázaro Cárdenas, me ha enviado para comunicarle que tenemos dispuesto un avión en el aeropuerto, para trasladarlo a la ciudad de Los Angeles. El señor presidente me ha ordenado que le solicite sírvase acompañarme para depositarlo en el avión, además de que le desea un buen viaje».
-¿Me permite un momento, general, para tomar lo necesario para ese viaje?
-Con mucho gusto, señor general, aquí lo esperamos.
Así se terminó aquel maximato.
¿Podrá ocurrir cosa semejante en un hipotético futuro?
*Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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