El número de amparados entre los exfuncionarios estatales, empresarios y familiares de César Duarte, pasó de una decena, a dos, tres y quizá un número mayor en los próximos días. El martes 4 de abril por la mañana, se afirma que son 35 los duartistas que han buscado el amparo (“El Diario de Chihuahua”).
Los hoy amparados intentan protegerse contra la posibilidad de ser sometidos a un proceso jurídico de la misma forma en que lo hicieron contra Javier Garfio (expresidente municipal de Chihuahua), Ricardo Yáñez (exsecretario de Educación y Cultura) y Gerardo Villegas (exidirector administrativo de Hacienda). En las primeras acciones legales en contra de Garfio, Yáñez y Villegas, quedó evidenciada una mano dura por parte del ministerio público y de los jueces que han llevado el proceso hasta el momento.
En el caso de Enrique Tarín García, la dureza de la persecución quedó también evidenciada al momento de quedar arrinconado por 24 horas en el edificio de la Cámara de Diputados en el Distrito Federal. Afuera lo esperaron agentes ministeriales de la Fiscalía de Chihuahua para detenerlo, mientras adentro las puertas se le fueron cerrando poco a poco. Ese día y esa noche incómodos para Tarín García, convirtieron a lo que pudo ser las mieles de una curul, en un encierro involuntario. Al día siguiente, con un amparo en la mano, con la persecución de la prensa que se arremolinó alrededor del vehículo en el que intentaba salir de las oficinas de San Lázaro, lo sucedido con Tarín García vaticinó lo que serían los días siguientes para el duartismo: las amenazas del encierro que tocan a la puerta y que perturban el sueño, la necesidad de buscar la protección mediante los amparos, más allá de la red de protección del priismo, que ya comenzaba a derrumbarse.
Se esperaba que la red de corrupción encabezada por César Duarte, fuera siendo destapada a partir de la liberación de órdenes de aprensión y de las declaraciones realizadas por los ya vinculados a proceso. Pero más allá de los nombre de Garfio, Yáñez, Villegas y García Tarín, los nombres de los 35 amparados van trazando un esbozo, una primera aproximación, de la red de corrupción del duartismo.
Se ha dicho que la Fiscalía tiene armadas 50 carpetas de investigación sobre asuntos de corrupción durante el gobierno de Duarte. Recién se han abierto 2 de estas carpetas: la venta de terrenos del ejido Labor de Terrazas con la COESVI de por medio, y los diversos contratos que la Secretaría de Educación y Cultura realizó para la impartición de cursos y la compra de software. Faltan 48 carpetas por destapar en contra de los duartistas. La Fiscalía del Estado tiene una amplia baraja que jugar en las semanas y meses siguientes, como preámbulo del proceso electoral local y federal del 2018.
La historia que se va dibujando es uno más de los trágicos capítulos de la política mexicana, caracterizada por la corrupción, el cinismo y la impunidad, que ahora son colocados como enemigos a vencer. Lo que comienza a suceder en la persecución que el gobierno de Corral emprende contra Duarte y los duartistas, puede leerse a partir de la estructura narrativa que Vladimir Propp planteada en el libro “Morfología del cuento”. Según Propp, en los cuentos hay una forma de narrar que se fija en dos estructuras fundamentales: el personaje del héroe y el personaje del antagonista o villano. A lo largo de la historia hay una confrontación entre el héroe y el villano, por momentos, el villano parece ir ganando la batalla para burlar al héroe y salir triunfador, pero el héroe se repone, reconstruye el camino y termina por vencer al villano. Según la teoría de Propp, al final el héroe es reconocido por la multitud y asciende al trono.
En la historia que comenzamos a vivir en Chihuahua, las estructuras de Propp se hacen presentes. Los papeles principales ya están dados, el héroe pareciera estar siendo Javier Corral y el villano César Duarte. Los papeles secundarios también se van mostrando. Aunque la historia no ha quedado escrita todavía, la historia que viene se desplaza entre lo ideal y lo real, entre lo deseado y lo reprimido, entre la luz y la oscuridad simbolizadas en el slogan del “nuevo amanecer” del gobierno en turno.
En adelante, los escritores del guion de esta historia intentarán que la heroicidad de Corral se sobreponga a las argucias de la parte antagonista, intentarán que la narrativa que vaya construyéndose pueda tener una sustancia reveladora para la justicia y la venganza reclamadas a gritos por la sociedad, intentarán que el pedestal sobre el cual comienza a ser construida la estatua viva de Javier Corral, no sea movido de su lugar, no sea cincelado de la manera incorrecta por las manos equivocadas.
En “La república” de Platón, el símbolo de la luz aparece en muchas de las páginas escritas. Esa luz platónica, de grado idealista, está presente como un arquetipo en la luz que se dibuja simbólicamente en el lema del “nuevo amanecer” para Chihuahua. En el libro de Platón, la luz es lo mismo un símbolo de la verdad (epistemología), que de la justicia (ética y derecho) y de la belleza (estética). Al igual que en el libro de Platón, la historia que se va escribiendo de un posible héroe contra un villano, de Javier Corral contra César Duarte, pretende idealmente la formación de una verdad, una justicia y una belleza que se perseguirán a toda costa.
Es en este territorio, donde comienza a cincelarse la estatua viva de la heroicidad de Javier Corral, una narrativa que no es posible leer a partir a partir de la lógica del triunfo y la derrota, de la felicidad o la infelicidad…