El generalizado reclamo social, a nivel nacional, en contra del ‘gasolinazo’ obligó al presidente Peña Nieto a emitir un comunicado de prensa para fijar la postura del Gobierno Federal. Sin embargo, la inmensa mayoría de los mexicanos esperaba (¿ingenuamente?) una especie de rectificación, y hasta una retractación de la decisión presidencial de incrementar el costo de la gasolina.
Cual fue nuestra sorpresa que tan esperado anuncio fuera la nota de segunda plana; porque el presidente optó por anunciar, como nota principal, dos cambios en su Gabinete; lo cual ocupó más de la mitad de su discurso. Dejando al final el tema del día, “que está hoy, en la opinión pública y en el comentario de toda la sociedad”.
Más que fijar la postura oficial del Gobierno Federal con respecto al incremento en el precio de la gasolina, el discurso presidencial fue más bien una justificación a título personal, en el que no aclaró (como se esperaba) los verdaderos motivos de tan impopular medida.
Peña Nieto se limitó a expresar su ‘comprensión’ de la “molestia y el enojo que hay entre la población en general y entre distintos sectores de nuestra sociedad… (porque) esta medida es una acción que nadie hubiera querido se tomara”. El presidente asume que no fue una decisión fácil aprobar dicha medida: “No es, y menos el deseo del Presidente de la República, ni de su Gobierno, el tomar una decisión como ésta”.
“Pero no hacerlo, y es a donde apelo a la comprensión de la sociedad, a donde apelo a que la sociedad escuche los motivos y las razones que el Gobierno ha venido exponiendo, precisamente, del por qué esta decisión que, de no haberse tomado, debo decir, sería aún más doloroso los efectos y las consecuencias”.
Yo me pregunto: ¿Cuáles son los verdaderos motivos y razones para incrementar el costo de la gasolina? ¿Cuáles serían los dolorosos efectos y consecuencias de no hacerlo?
Peña Nieto reconoce que el ‘ajuste’ en el precio de la gasolina no es resultado de la Reforma Energética, ni tampoco de la Reforma Hacendaria, ni mucho menos de un incremento en los impuestos. “Refleja, más bien, el aumento en los precios internacionales de la gasolina, (por lo que) es una medida responsable y consistente en lo que he definido es una prioridad para mi Gobierno, que es preservar la estabilidad de la economía de nuestro país”.
Yo me pregunto: Hoy en día, ¿México es un país con estabilidad económica? ¿México está preparado para contrarrestar los efectos de la política económica de Trump? ¿Cómo podríamos entonces, considerar la paulatina devaluación del dólar?
Veamos ahora, las ‘explicaciones’ presidenciales: Para Peña Nieto, “el costo de no velar de forma prioritaria por nuestra estabilidad económica, sería aún mayor, mucho más doloroso y costoso de lo que significa la medida que se ha tomado… y a lo que pido se preste atención y oídos de parte de la sociedad, para poder escuchar lo que el Gobierno ha querido una y otra vez compartirles lo que llevó a esta definición, sin duda, dolorosa, sin duda, difícil, pero inevitable”.
“Sé que es difícil asumirlo, pero es justamente para proteger la economía de las familias que se vería seriamente afectada si no tomamos estas medidas, por lo que se ha realizado este ajuste en el precio de las gasolinas… y también, para convocar a una comprensión, a razonar por qué la medida, y a ajustarnos a esta realidad que nos impone al final de cuentas, no un asunto del orden interno. Lo que está ocurriendo en el mundo y los precios de la gasolina en el mundo, nos han llevado a tomar esta definición con el propósito y prioridad de preservar la estabilidad de nuestra economía”.
Hasta aquí el discurso presidencial. Como podrá apreciar, amable lector, para Peña Nieto el ‘gasolinazo’ es una medida ‘inevitable’ para ‘preservar’ la estabilidad económica de nuestro país. Por desgracia, al igual que las ‘reformas estructurales’, primero se afecta al país, y luego, se intenta explicar, inútilmente, a la sociedad las supuestas ventajas y beneficios de tan impopulares decisiones políticas.
EXHORTO MUNICIPAL:
El ‘gasolinazo’ ha generado una corriente de opinión nacional en la que tanto los diversos sectores sociales como los partidos políticos de oposición han convergido en un tema en común: el rechazo total al incremento del precio de la gasolina.
En Chihuahua, el rechazo al ‘gasolinazo’ se ha extendido al ámbito institucional, lo que ha provocado dos acontecimientos inéditos. El primero de ellos, la propuesta de una comisión legislativa plural de diputados locales ante la Cámara de Diputados con el propósito de reducir el IEPS.
El segundo, el Cabildo de Parral aprobó un exhorto dirigido a los titulares del Poder Ejecutivo Federal y de la SHCP, para que se reconsidere el Acuerdo por el que se dan a conocer las regiones en que se aplicarán precios máximos al público de las gasolinas y el diésel. Dicha petición se hace extensiva al Congreso de la Unión, para efecto de que analice, en cuanto a la venta de la gasolina, la derogación del IEPS.
Es tal el repudio del ‘gasolinazo’ que varios analistas políticos le han endilgado a Peña Nieto varios apodos, entre ellos, el “Antonio López de Santa Anna del siglo XXI” y el “vende-patrias del PRI”. Yo me pregunto: ¿El ‘gasolinazo’ habrá de ser el pretexto perfecto para que el PRI pierda las elecciones locales en Coahuila y en el Estado de México?