Cuando la vida te transforma

Cuando la vida te transforma 16 de mayo de 2020

Gerardo Arturo Limón Domínguez

Chihuahua, Chih.

“La vida es una sucesión de muertes y resurrecciones pero hay hombres y mujeres  que mueren sin haber vivido, en tanto que hay quienes  sobreviven a su tiempo porque ensanchan su vida con el valor de las cosas grandes… LAS QUE PERVIVEN”

Romaind Rolland

 

REFLEXION

La vida nos encara a cada paso con el cambio, nada es más constante que el cambio en nuestra existencia, vemos diariamente el cambio de la naturaleza y en consecuencia de lo humano.

Así advertimos que los que recién estuvieron con nosotros en vida dejan de hacerlo y vaya tiempo para reflexionar en esto que llamamos muerte, cuando como ha sucedido en estos días una vez más el jardín de los afectos se desvanece y la tristeza que nos suele traer la ausencia de aquellos  quienes queremos crece.

Así, aunque el dolor se atenúa pensando que quienes no están ya descansan de todo aquello que en vida les aquejó, no dejamos de sentir pesar por nuestro ser apreciado que falleció.   

 

EL HECHO

Así que la muerte nos trae a la valoración del ser que se ha despedido y este es el caso de lo que hoy abordaré en esta colaboración como la vida me dio el privilegio de conocer a un ser especial  que  se caracterizó por su capacidad de servir y amar a su semejantes.

Recuerdo esto, cuando valoro los frutos de la vida de quien se nos han adelantado en  el término de la jornada existencial, apenas  hace un par de días.

Me refiero a la partida de quien en esta vida llevó el nombre de Francisca Jiménez  Barrientos, una mujer a quien conocí en la medianía de su vida en el año de 1991, la cual transcurría como una madre y esposa, ella habitaba en el Fraccionamiento Panorámico de manera cotidiana,  su vida transcurría como la vida de muchas mujeres dedicadas en ese tiempo mayormente a la crianza de sus hijos y cuidado de su hogar.

Cierto, así era la vida de ella quien habiendo nacido en Ojinaga había llegado a estudiar al Tecnológico de Chihuahua y una vez casada y habitando en el Panorámico, junto con sus vecinos del Saucito, Colinas del Sol, Diego Lucero y Arboledas entre otros,  se  despertó a la insurgencia ciudadana motivada por resolver el grave problema ambiental que le ocasionaba la instalación de una planta de tratamiento de aguas negras, que beneficiaría al recién creado Club de Golf San Francisco, de 20 hectáreas que requería esa agua tratada, que con una tecnología obsoleta se comenzó a construir en abril de ese año 1991 en las  calles Izalco, entre las calles de Popocatépetl y Chichontepec y despedía nauseabundos olores que impactaban a los niños y jóvenes de escuelas cercanas además  de a los vecinos que lucharon a brazo partido desde abril del 91 hasta el 23 de agosto de1992 cuando se firmó el acta que determinaba que la instalación hidráulica se construiría alejada de ese lugar y con los requisitos técnicos adecuados para evitar el impacto ambiental adverso, también se acordó que sería una instalación enterrada y hermética que ahí está ahora sin ser advertida.

 


EL PERSONAJE

Cito este referente porque fue ahí donde conocí a Paquita, nombre con el que a partir de ese tiempo conoceríamos muchos en Chihuahua a la señora Francisca Jiménez Barrientos, ese espíritu noble que así como se dio para la lucha contra la instalación de la Planta de Tratamiento de aguas negras del Panorámico estuvo presente en la desecación del Hoyo del Caliche de la Unidad Proletaria, que fue como vicepresidenta del Movimiento Ecologista del Panorámico al lado de Trinidad Acevedo, presidente del mismo y la señora Bertha  Alicia Lozano como tesorera, los que imprimieron un espíritu que ganó la simpatía de jóvenes que estaban prestos a ayudarles en los momentos de mayor tensión del movimiento, y que tenían lo mismo la simpatía de periodistas como Raúl Lechuga Manquero,  entonces joven reportero del Diario de Chihuahua, que cubrió toda esa crónica y que tenían el respaldo del arquitecto Alfonso Ciprés Villareal, quien  siempre estuvo atento y actuante a favor de los vecinos que encabezados por Paquita y Trini llevaron a tan buen término esa batalla ciudadana, que marcó rumbo no solo a la participación ciudadana, sino cambió la vida de una mujer como Paquita que dejó de ser una ama de casa para ser una actora comprometida

Transcribo un diálogo que sostuve para escribir esta colaboración con el Sr. Lechuga donde él expresa que  “Lo único que comentaría es algo que ud. mismo mencionó cuando comentamos este mediodía, Paquita es el ejemplo de lo que el hartazgo y la sensación de injusticia pueden hacer, es decir, el sacar a un ciudadano común de la cotidianidad y lanzarlo al activismo social, cambiando radicalmente su destino.

Paquita llevó su coraje y su lucha el resto de su vida, justo aliándose con otros movimientos similares como el del Hoyo de Caliche que encabezó Don Trini Acevedo, sumando fuerzas en su lucha ciudadana”.

Así cerraría, no agrego más, solo destaco el ejemplo de Paquita, una mujer que entonces como hoy transformó su vida y llegó al activismo social para quedarse.

La última vez que le vi fue en El Congreso buscando se estableciese la ley de Participación Ciudadana de la cual ella fue promotora y actora de la defensa de diversas causas sociales y feministas, así, la vida le trajo a su cauce de trascendencia para su existir y ahora que ha partido solo me queda un pequeño y necesario…

 


EXHORTO

Paquita nos dio ejemplo de una civilidad que se puso en la praxis de la transformación vital, si se vale decirlo así, se movió de un espacio de tranquilidad que podría proveerle la cotidianeidad de su diario vivir en casa, a salir a escuchar las mentiras de los políticos del momento, que decían que se cerraría la planta de tratamiento en tanto avanzaban su construcción, de hacer oficios y visitar oficinas, de bregar lo mismo en asambleas que en plantones frente a Palacio, igual que pasar largas noches con otras  valientes mujeres que cuidaron la planta de tratamiento bloqueada por 10  días y noches.

Paquita mostró lo que hace falta mostrar para cambiarnos solo una planta de tratamiento mal instalada de agua, para cambiar a una sociedad y mover a un país a mejorar. Su ejemplo es su legado, por ello quiero solicitar desde aquí a las autoridades que corresponda, que se valore la posibilidad de destinar una calle, un parque en el Panorámico,  si lo hay y me parece que si hay uno al menos pequeño, o se podrá hacer uno.  ¡qué mejor!  Para que llevase el nombre de Francisca Paquita Jiménez, para que cuando alguien pregunte que por qué se llama así, alguien pueda contar la historia de este ser especial que nos acompañó con ese nombre y a que a mi modesto parecer ella es una heroína ciudadana y cabe dentro de lo que el mismo Romaind Rollan señaló: “Un héroe es aquel que hace todo lo que puede”

 Y me consta que ella se esforzó y lo logró. DESCANSE EN PAZ PAQUITA.