El conflicto sindical y de mala dirección derivado de la imposición de Teresa Ortuño en el Colegio de Bachilleres para su dirección se ha extendido tanto que además de exigirle la renuncia hay demandas penales serias que acusan peculado y desvío de varios millones por parte de José Acuña Peralta, líder del Sindicato Académico. ¿Por qué es importante más allá del supuesto delito en sí? Porque se supone, los dineros provienen del fondo de ahorro y pensiones de las y los trabajadores de la institución.
El pasado mes de marzo múltiples manifestaciones al interior de las Universidades Tecnológicas del estado por parte de estudiantes a razón del alza de las cuotas escolares, malos manejos, nepotismo y destitución de docentes de modo injustificado llevaron a declarar a la directora Fátima Baeza que el plan de austeridad había obligado recortes presupuestales sustanciales, al menos en el plantel sur. A esto se le suma los intensos rumores que han obligado al secretario de educación Pablo Cuaron negar el eventual cierre de los planteles de la UTCH en el estado.
De manera emblemática, el Colegio de Bachilleres y la Universidad Tecnológica de Chihuahua en sus diversos planteles son el par de instituciones educativas por excelencia entre estudiantes de nivel medio superior y superior por su accesibilidad y sobre todo, por otorgar las garantías que el estado está obligado a proporcionar a toda aquella persona que requiere seguir construyendo su proyecto de vida vía la educación.
La primera formada en 1973 por decreto presidencial de Luis Echeverría para generar contención a los movimientos estudiantiles de 1972, cerró la antigua preparatoria de la Universidad de Chihuahua y se fundó el Colegio de Bachilleres como hoy lo conocemos, su primer director –fundador y precursor- fue Oscar Ornelas. Por el contrario, la UTCH (de más reciente creación) desde su fundación es un organismo público descentralizado del gobierno estatal que pertenece al subsistema de universidades tecnológicas del país. Nace en el año 2000 como universidad pública con una opción educativa sin precedente en el estado ya que daba (y sigue haciéndolo) la oportunidad de profesionalización a las personas que realizaron solo estudios técnicos.
Hoy por hoy, el profundo vacío de poder de la administración corralista no solo no ha atendido los periodos de crisis que enfrentan ambas instituciones tan distintivamente chihuahuenses, sino que su negligencia ha acendrado los conflictos que de origen se asumieron al inicio de la administración.
¿Es casual la elección de perfiles tan ineficientes para dirigir las entidades más sensibles del estado como lo es el sector educativo? No. Todo apunta a una política de estado que pretende entregar la educación pública al sector privado.
Pablo Cuaron como reconocido empresario, inversor y miembro de la Junta de Directores del empresariado Chihuahuense sabe lo que es manejar inversiones de alto riesgo y como desaparecer empresas poco rentables y lo cierto es, que la UTCH a pesar de depender del gobierno estatal encuentra su talón de Aquiles en la necesidad de las participaciones federales que con pretextos permanentes de parte del estado han entorpecido su operación haciendo parecer necesarios los recortes y posteriormente, quizá, justifiquen su desaparición.
El conflicto laboral en el Colegio de Bachilleres con voluntad política se hubiera resuelto si no en su totalidad, si se hubieran generado las condiciones de negociación que la base trabajadora exige para seguir laborando de modo digno de acuerdo a los derechos que su permanencia y labor les garantizan.
Pero no es solo falta de voluntad política, -reitero- es una política de exterminio al modelo de educación pública y gratuita. Cayendo en el campo de la especulación se hace suponer que en el Bachilleres se pretende reducir al mínimo su planta docente con la menor de las garantías posibles sin resolución jurídica que otorgue certidumbre a las y los trabajadores; con la implicación de la drástica reducción de espacios que se otorgan semestralmente a personas que acceden al nivel medio superior dejando fuera a gran parte que tendrá que buscar una opción privada para continuar su formación académica.
Sucede lo mismo con la Universidad Tecnológica que cumpliendo con su finalidad institucional, se ha erigido con más presencia en la comunidad, incluso más que la UACH. Su cierre implicaría dejar desprovisto un amplio sector en el estado de opciones educativas que se adecuen a las necesidades de las personas que ahí estudian, como los planes a los que acceden trabajadores en horarios vespertinos o nocturnos.
¿Elucubraciones mías? Quizá. Pero Javier Corral aprobó la reforma educativa y en su política en materia de educación en el estado, solo se está proyectando su materialización.
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@MarieLouSalomé