Chihuahua, Chih.

“Si la contienda entre el hombre y el toro fuera más igualada tendría mayor respeto a las corridas. Sin embargo, está tan manipulada que el toro no puede ganar nunca. Por eso creo que las corridas de toros no son más que una forma ritualizada de matanza”. -J.M. Coetzee, Premio Nobel de Literatura 2003

Ciudad Juárez, Chih. -A modo de epígrafe decidí comenzar la presente colaboración para expresar una opinión, la cual personalmente comparto, sobre la reanudación de las corridas de toros en la plaza más grande de su tipo en México y en el mundo.

A más de 600 días después de la suspensión de la llamada ‘fiesta brava’ en la capital del país, tras un amparo concedido a una ONG animalista, de nombre Justicia Justa, y en medio de la polémica que suscitó entre defensores taurinos y detractores antitaurinos, el avance logrado en materia de protección animal se ha estancado por no decir ha retrocedido en nuestro país tras la decisión de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en levantar la suspensión provisional a las corridas de toros.

Los antecedentes de tan polémica decisión se pueden remontar desde diciembre del año pasado, cuando a petición de la ministra Yasmín Esquivel se votó unánimemente y se levantó la prohibición emitida por fallo de un juez federal en mayo de 2022, a favor de una asociación animalista.

Fue el pasado domingo 28 de enero cuando una abarrotada Plaza México dió inicio nuevamente a una de sus tradicionales corridas de toros, mientras más de 300 manifestantes coreaban consignas, mostraban pancartas y expresaban su rechazo hacia una práctica considerada como arte para algunos y para otro gran segmento de la población, en el cual me identifico, es visto como una práctica brutal, sanguinaria y asesina.

Dos días antes de la reanudación de actividades en la Plaza México, la asociación civil “Todas y todos por amor a los toros” emitió un nuevo recurso de amparo en el Poder Judicial de la Federación, al considerarla una actividad que atenta en contra del “bienestar animal”, además de representar un “agravio” al derecho humano a un medio ambiente sano. (Nota de Associated Press, Entre Polémica, vuelve espectáculo taurino, consultado en diario.mx, 29,01,2024).

A pesar de la inquietud por parte de la afición y de los empresarios dedicados a la tauromaquia, “…una industria que genera en México unos 400 millones de dólares al año”, el debate en torno a la paralización de su principal fuente de empleo y de capitalización, “De acuerdo con cifras de la Asociación Nacional de Criadores del Toro de Lidia en México, la actividad taurina genera 80 mil puestos de trabajo directos y otros 146 mil empleos indirectos”, (ibídem).

En 28 de los 32 estados de la República la práctica taurina se encuentra suspendida, las entidades correspondientes son: Sinaloa, Guerrero, Coahuila, Quintana Roo, las ciudades de Guadalajara en Jalisco y hasta hace poco la Ciudad de México.

La reanudación de esta actividad, que en el pasado se intentó limitar incluso en nuestro estado, durante la administración del exgobernador Javier Corral y que fracasó en el intento, es un claro ejemplo de que la agenda de los derechos animales no está dentro de las prioridades de los partidos políticos y de sus representantes, algo sumamente lamentable, sino que recae directamente en manos de la misma ciudadanía, la cual impulsa que se tomen en consideración las voces de los que no pueden ser escuchados, tomando acciones y ejerciendo presión a las autoridades, ¿hasta cuando escucharán?

No les bastó con el ejemplo de la jirafa Benito o de la elefanta Ely, esperando a que también la tomen en cuenta y que se encuentra en condiciones deplorables en un zoológico capitalino y que su caso fue atraído a la Suprema Corte por el ministro Ortiz Mena.