Correlación de fuerzas a favor de los agricultores
Sin Retorno

Correlación de fuerzas a favor de los agricultores 14 de septiembre de 2020

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Lo dijeron los agricultores, desde siempre. 

El ciclo vence el 24 de octubre ¿Por qué no esperarse a esa fecha, después de las lluvias, para ver el adeudo del TILA?

No están regularizadas las lluvias, ni de lejos, pero claramente que servirán -si continúan- para mitigar los graves daños realizados al ciclo agrícola 2021.

Para dar una idea no hay como los datos: La Boquilla tenía, el 11 de septiembre, 878 millones de m3 (30% de llenado), el 14 llegaba a los 898 (31% del total)

 A una semana de la toma de La Boquilla por agricultores y habitantes de la región cetro-sur de Chihuahua hay un hecho irrefutable: Los agricultores han ganado la batalla política.

Podrán, el presidente López Obrador y sus apologistas, argüir que la ultraderecha, los conservadores, los opositores a la 4T, los exgobernadores priistas, el panismo, los de FRENAA, la prensa chayotera, y un largo etcétera,   se “montaron” en el movimiento de los agricultores, en el afán de derrotar al presidente.

Argüirán, también, que tenía propósitos electoreros.

No es cierto, o quizá sí, pero esas intenciones estaban ubicadas -o están- en las oficinas centrales de la CONAGUA. Pretendían sacarle a La Boquilla y al Granero mil millones de m3 de agua ¡Y Chihuahua sólo debía aportar 220! (Nota de FANNY MIRANDA, Milenio, 25 de enero de 2020).

(Liga: https://www.milenio.com/politica/conagua-atrasa-pago-agua-eu-agricultores-chihuahua)

El problema es que, a diferencia de otros movimientos, en el protagonizado por los agricultores del río Conchos involucró a crecientes sectores de la población, lo que evitó que apareciera una sola fuerza política como la única capitalizadora del mismo.

Ya fueron todas al plantón de La Boquilla. 

Los más torpes, sin duda, los panistas. Las evidencias de quererse montar en el legítimo movimiento son abrumadoras, hasta llegar a verdaderos excesos, como el de efectuar una fallida sesión del Congreso del Estado, o la del presidente de Delicias, Eliseo Compeán, de llegar a increpar a los jefes militares frente a las instalaciones y anunciar que “mil trabajadores” del municipio les harían “un plantón”, como si el solo hecho de laborar en la dependencia le diera autorización al alcalde para movilizarlos.

Abierta esa coyuntura, todos los actores políticos de la oposición desfilaron por La Boquilla en el fin de semana.

¿Eran pretensiones “politiqueras”?

Por supuesto, sí, pero también debieron tener diferentes grados de auténtica voluntad de apoyar a los productores. Y ya fueran honestas, o con afanes electoreros, la presencia de todos esos integrantes de la clase política le sirvió al movimiento para desactivar las intenciones represoras del gobierno federal.

Sus apologistas dirán que no existían, los detractores exagerarán, lo cierto es que tal riesgo ha estado presente desde el momento en el que el gobierno federal decidió movilizar a tal número de elementos militares a la presa.

¿Con qué objeto?

Por supuesto, no con el sentido que afirmó el presidente la semana pasada. Arguyó que la Guardia Nacional estaba en la presa porque era un problema de seguridad nacional, sí, se necesita que las resguarden, pero López Obrador mintió al tratar de encubrir que el número tan alto de soldados en La Boquilla era para que resguardaran la ilegal extracción de agua.

¿Por qué ahora ese número y antes no, casi del mismo modo que ocurrió en El Granero en mayo, o en febrero, también en La Boquilla?

¿Cómo pueden quejarse, los impulsores del gobierno de López Obrador de que todos sus adversarios ahora apoyan al movimiento?

¿Pues qué esperaban, que ya no hicieran política, que ya se inmovilizaran y desaparecieran de la escena política, sobre todo cuando el Estado, dirigido por el presidente emanado de Morena, enderezara toda su fuerza en contra de un vasto movimiento popular?

¿Y que, además, esa gente sufriera las irracionales decisiones del gobierno de Javier Corral que, un día dice apoyarla, y en la noche lanza sus policías a desalojarlos de las vías del ferrocarril?

El presidente, para descalificar al movimiento, y con él sus seguidores acríticos, debido a que está integrado por puros “terratenientes”, acaparadores del agua, protectores de la mafia del PRIAN, políticos metidos a empresarios, y de éstos convertidos en políticos, manifestantes “nylon”, se atrevió a denominarlos.

Bueno, pues de que hay de esa clase de gente, ni quien lo dude, pero sin duda que hay un buen número de agricultores de medianos o pocos recursos, baste revisar el número de usuarios de los 3 distritos de riego del Conchos. 

Son 11 mil 725 y son propietarios (o sus concesiones les amparan) de un total de 92 mil 264 hectáreas, lo que da un promedio de 7.87 hectáreas por cada uno.

Debe haber, habría que demostrarlo, que haya un acaparamiento de concesiones, pero esta estructura económica no es diferente a la existente en Tamaulipas o Texas, así que quienes descalifican al movimiento por estas razones, eluden el hecho de que allá se beneficiarían productores con características semejantes a las que les repudian en Chihuahua.

Más allá de todo lo anterior, subsiste la incertidumbre. 

¿Cuándo se acabará el conflicto? 

¿Porqué el presidente López Obrador no se reúne con los presidentes de los módulos de riego y discute con ellos cifras, alternativas y soluciones, algo que la directora Jiménez no hizo a lo largo del año?

¿Por qué no lo hace, si ni siquiera coinciden las cifras de la Conagua con las del gobierno de Chihuahua, ni todas esas con las de los productores?

¿Qué espera, lanzar a más soldados a desalojar la presa, o dar pie al diálogo y la resolución del conflicto?

[email protected]; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario