Chihuahua, Chih.
Si a lo largo de su gestión el gobernador Corral había mostrado grandes deficiencias para gobernar, lo ocurrido en los últimos días ha llegado al nivel del desastre.
Es el peor momento. Justamente cuando la capacidad hospitalaria ha quedado reducida a la nada; en el que la banca decidió no prestarle a su gobierno; enfrentado como nunca al gobierno federal; acotado el presupuesto federal; emplazado por el personal de salud a cumplir con los pagos pendientes; expulsado su gobierno de las mesas de seguridad del gobierno federal y de las indagatorias del cementerio clandestino de Casas Grandes, por “desconfianza”; sin dinero en las arcas y emplazado por el panismo de Jiménez a que sea expulsado de su partido.
Además, Corral está empeñado en participar en el proceso electoral 2021, tratando de intervenir en todos los partidos a fin que postulen a los de sus querencias y, seguramente, en la línea de impulsar la alianza del PAN, PRI y PRD en las candidaturas a las diputaciones federales y acaso en la gubernatura.
Además del acoso federal al gobernador Corral, el local del morenaje no es menor. Todos los aspirantes de la denominada 4T, con la excepción del ex secretario de Desarrollo Social de Corral, Víctor Quintana, enderezaron sus baterías contra el gobierno del Nuevo Amanecer,.
Es lógico, López Obrador ha respondido punto por punto a las diatribas del gobernante chihuahuense y sus seguidores locales no se quedarían atrás
Presionado por tantos factores, fenómenos y actores, Corral da palos de ciego: Propone una ley ¡Para el uso de cubrebocas; impone un toque de queda encubierto que catapulta las concentraciones de personas; restringe las actividades económicas y todos los empresarios lo critican; impuso el mote de “Héroes de la salud” a los trabajadores de esta área y en la semana cientos de trabajadores tomaron las calles para denunciar las intolerables condiciones de trabajo y las incumplidas promesas del pago de retroactivos y bonos.
Se le aglutinan los tianguistas frente a Palacio y ni siquiera los ve.
Es que el mandatario estaba muy ocupado discutiendo con distintos actores políticos, entre ellos la priista Graciela Ortiz, quien no es solamente aspirante al gobierno de Chihuahua, sino que es la Secretaria de Operación Política del CEN del PRI.
Corral le impuso a sus diputados la aprobación del uso obligatorio y punitivo del cubrebocas, pero dejaron fuera de tan restrictivas iniciativas el hecho de que el 80% de los contagios se originan en las reuniones familiares y que en todo caso se debería insistir en la más estricta aplicación de medidas restrictivas en las fiestas, transporte público, centros de comercialización masiva informal y obtener de los empresarios la mejor colaboración para concretarlas en los centros de trabajo permitidos.
Pero todo lo anterior debería estar obligado a un ambicioso programa económico de rescate.
Es un desastre en todas las esferas de la administración pública.
El gobernador Corral ha pasado la mayor parte del tiempo en que ha cogobernado con López Obrador en la más dura confrontación: el tema del Insabi, el de los apoyos de fin de año y luego el conflicto de las presas tensaron al máximo las relaciones y llevaron a que ambas partes se expulsaran de la mesa de seguridad.
Lo último es de la mayor gravedad. El Subsecretario de Protección Ciudadana, Ricardo Mejía, mediante un tweet explicó las razones por las que el gobierno federal ha rechazado la participación del gobierno de Chihuahua en las mesas de seguridad: Por desconfianza.
Le agregó, además, por aquello del dicho corralista de la falta de apoyo federal a Chihuahua, que en la entidad se encuentran 5 mil 300 elementos de las fuerzas federales.
Tal dicho fue reforzado en la mañanera por el presidente López Obrador al afirmar que ese número de elementos es “superior a los policías del estado”.
Digamos, entre paréntesis, que la expresión presidencial es de la mayor importancia, porque implica que el principal responsable de la seguridad en Chihuahua es su gobierno. Tal situación requiere una mayor reflexión, a ella volveremos pronto.
Pero ante anuncio tan demoledor, -la de la no participación del gobierno de Chihuahua en la mesa de seguridad- ninguna de las dos partes ha expresado opinión alguna, ni, mucho menos, la voluntad de establecer el más que necesario diálogo para afrontar tema tan sensible, máxime por las condiciones de extrema inseguridad en la que nos encontramos.
No pasa nada. Ahora, en las últimas semanas, mientras Chihuahua se hundía en la catástrofe epidémica, sin recursos económicos, con el personal de salud agotado y diezmado, además de una grave crisis hospitalaria, el panista se lanzó a una pelea sin dar ni pedir cuartel en contra del gobierno federal, justamente en la discusión del presupuesto federal del próximo año.
Pero la disputa por el 2021 debía pasar por la situación actual, antes de pensar en el futuro mediato, Corral debió priorizar sus necesidades como gobernante.
Debió buscar el apaciguamiento con el gobierno federal, negociar el auxilio en provisiones, equipos y medicamentos; además, debía haber explorado la posibilidad de un apoyo en materia de financiamiento, no para el año próximo sino para los meses siguientes, que se preven terribles.
Lo que debe hacer es ir, con humildad, (como se lo aconsejó hasta en dos ocasiones, al principio del sexenio, un alto funcionario de su gobierno, ahora ya retirado de su gobierno, quien le dijo, textual, -“No te pelees Javier”-) a la Sría. de Hacienda y solicitar un adelanto de las participaciones del 2021, una declaratoria de desastre sanitario, por la sequía, o lo que sea, para hacer que fluyan recursos para la compra de los abastecimientos de salud y los salarios de los trabajadores de la salud, y no solo para ellos, porque hoy mismo, después de las protestas de éstos, el bono para los que trabajan en el área COVID 19 no les ha sido pagado.
La lucha por un federalismo de nuevo tipo, contrario al existente, es, sin duda, una apuesta válida, pero el momento por el que pasamos no es precisamente el mejor para salir a la disputa política para resolver tan complejo y difícil asunto.
Si los gobernadores “federalistas” insisten en ello, abren el espacio para especular que sus intenciones no son, precisamente, avanzar en ello.
Es que el mandatario chihuahuense no entiende de apaciguamiento, y como enfrente no cantan mal las rancheras, ahí tenemos el panorama completo.
Todo ocurre en el peor momento. No sólo la pandemia recrudeció en la entidad, también la postura del gobernador Corral llegó al clímax del enfrentamiento con el gobierno federal.
A pesar de ello, deberá reconocerse que el gobierno federal no sólo no se hizo a un lado, sino que envió a Chihuahua una buena cantidad de pertrechos médicos, entre los cuales se encuentran los dos hospitales móviles, los más de 50 trabajadores del IMSS procedentes de otros estados, -y otros que llegarán, de acuerdo con la información de la subsecretaria de salud local- para atender la tremenda emergencia médica.
Y sucedió lo que se temía.
En la discusión del presupuesto federal 2021, además del recorte general por la pandemia y la paralización económica, todos los estados sufrieron una merma considerable de las participaciones -además de la desaparición de los fideicomisos, de programas, etc.- lo que concluyó, para Chihuahua, en una disminución de mil millones de pesos, según los diputados federales de Morena, o de 4 mil 500, según el mandatario estatal.
Lo más malo para el gobernador Corral es que, según los mismos legisladores, hay un aumento en los recursos federales para Chihuahua, que se ejercerán por las dependencias federales, de más de 5 mil millones de pesos, que no pasarán por las manos de Corral, dijeron, debido al previsible mal uso que haría de ellos.
Lo cierto es que le otorgaron al gobierno de Chihuahua lo que dicen fríamente las tablas de la distribución del presupuesto. Los recursos federales del 2021 estarán bajo la coordinación de la nueva delegada del gobierno federal, Bertha María Alcalde Luján, quien viene de ser Directora de Estrategia Institucional de la Secretaría de Seguridad.
Nada de lo anterior parece preocuparle al gobernante de Chihuahua, su insensibilidad espanta.
Días atrás achacó a la “mayoría” de la sociedad la responsabilidad del agravamiento de la pandemia.
Luego, en tanto decenas de tianguistas se manifestaban en el exterior de Palacio pidiéndole ser recibidos, ni siquiera los vio. En cambio, sí tuvo tiempo para recibir a los políticos con los que conversaría sobre las elecciones.
Pero ya recibe respuestas. Por haber criticado a Corral, la dirigencia del PAN inició el proceso de expulsión del dirigente municipal de Jiménez, Luis Medina. En respuesta, la asamblea de panistas de ese municipio están exigiendo la expulsión de ¡Javier Corral!
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