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Corral: ‘El Justiciero’

Corral: ‘El Justiciero’ 6 de febrero de 2017

Gerardo Cortinas Murra

El periódico ‘Reforma’ dio cobertura nacional a la detención de los manifestantes que bloquearon las casetas de cobro en Saucillo, Camargo y Jiménez; a quienes, so pretexto de velar por su integridad personal, fueron trasladados a Chihuahua Capital. Situación que fue considerada por amplios sectores de la sociedad chihuahuense como una provocación de un encolerizado gobernador.

La arbitraria detención de los manifestantes impulsó la conjunción de reclamos sociales que, al principio, se habían manifestado de manera aislada y separada. Y para el fin de semana, los reclamos se manifestaron de manera conjunta y solidaria. Hasta las propias autoridades estatales se preguntaban cuál era el reclamo principal: ¿el gasolinazo? ¿las cuotas de peaje? ¿la revalidación vehicular? ¿el incumplimiento de las promesas de campaña?

Los reclamos personales en contra de Javier Corral dan constancia del nivel del descontento ciudadano: “Salga al pueblo y díganos: señores, yo estoy con ustedes, pero el gobierno federal me tiene agarrado de los huevos y lo vamos a entender, pero no salen y nos dan la cara tampoco”.

El activista Julián LeBaron se sumó al reclamo para liberar a los manifestantes detenidos en Saucillo, Camargo y Jiménez. Y en el Palacio de Gobierno, donde Corral daba la conferencia de prensa para los medios de comunicación, expresó su indignación por la postura del gobierno estatal “que piensa que con utilizar la policía puede resolver los graves problemas de la sociedad, cuando su labor es servir a las personas”.

“Estamos –gritaba Julián- hasta la madre del abuso, y es impagable la vida en nuestro país porque vivimos con una sarta de delincuentes inútiles, gente que no te produce un tomate, entre todos los políticos que se levantan en la mañana no te producen nada y viven como ricos”.

El alegato de defensa del ‘Sr. Gobernador’ fue la siguiente: “Tampoco podemos comparar, en estricto sentido, los movimientos sociales de hace 10, 20, 30 o 50 años, los mexicanos ya nos vimos con una decisión fundamental: vivir en la democracia… hoy las instituciones tienen cauces, organismos, por supuesto hay un conjunto de instrumentos con los cuales hoy la sociedad puede y debe encauzar sus inconformidades y protestas”.

Sin embargo, resulta evidente que -desde la óptica del gobierno del ‘Nuevo Amanecer’- la cuestión de fondo es el déficit presupuestal. Así lo acredita el dicho del propio Javier Corral: al no existir acuerdos ni consensos en las ‘mesas de diálogo’ (¿?) el Estado “ya no podía permitirse seguir perdiendo más ingresos, ¿Qué no podríamos hacer con más de 60 millones de pesos?”,

Asimismo, avaló el uso de la fuerza pública en contra de los manifestantes, dada “la necesidad de recuperar el Estado de Derecho en beneficio común de todos los chihuahuenses, porque las protestas se alejaron de su origen y (ahora) persiguen un menoscabo al Estado… estas son de las decisiones que un gobierno no quisiera tomar -y menos yo- el de recurrir a la fuerza pública”.

Según Corral, no se castiga la protesta, ni tampoco se persigue la inconformidad, “seríamos absolutamente incapaces de perseguir la libre manifestación de una idea, una irritación, lo que hacemos es recuperar el Estado de Derecho, (porque) la gente no puede hacer justicia por su propia mano”.

Amable lector, a simple vista, usted podrá darse cuente que el discurso de Javier Corral gira sobre dos nociones de filosofía jurídica (Estado de Derecho y legitimidad del poder) que nada tienen que ver con la ‘genuina causa de irritación social’. Luego, resulta falso y tendencioso su compromiso de defender los intereses de todos los chihuahuenses, “porque no somos un gobierno emanado de la defraudación”.

En otras palabras, Javier Corral en su papel de gobernante, es el paladín de las luchas sociales, siempre y cuando no trascienda a la realidad; es decir, que sea un reclamo mental, íntimo y, por supuesto, que no afecte los ingresos del erario estatal. ¡Bonita cosa….!



FUNCIÓN PÚBLICA AZUL

En entrevista a la titular de la Secretaría de la Función Pública, Stefany Olmos admite que, hoy en día, el tema de la corrupción está de moda y que la mayor parte del daño al erario “se hace a través de las contrataciones públicas a través de licitaciones opacas”.

En cuanto a la corrupción estructural, afirma que este fenómeno no es una excepción, “sino que sucede con mayor frecuencia”, al extremo de ser considerada como “institucionalizada”, es decir, que los actos de corrupción la gente las asume como conductas normales.

“En esta lógica, Stefany Olmos afirma que para solucionarla no basta cambiar de gobierno, no es algo automático, sino que hay que implementar muchas medidas para que haya cada vez un menor riesgo… Como sociedad no va a llevar tiempo construir instituciones sin ese flagelo y sabemos que necesitamos también del rol critico de las asociaciones de la sociedad civil”.

Para esta flamante funcionaria estatal, en los sexenios pasados, la Secretaria de la Contraloría “se prestaba siempre para la simulación”. Por ello, es comprensible que hasta ahora “se busque desprestigiar la labor que realizamos y no sólo lo que ha hemos realizado, sino los que saben que presentaremos”.

Sin embargo, una cosa es denunciar los actos de corrupción del pasado sexenio, y otra, tolerar los actos de corrupción del nuevo gobierno estatal. Porque el déficit presupuestal no debe ser el pretexto perfecto para violentar el Estado de Derecho.