Chihuahua, Chih.
-He fracasado, no valgo nada, ¿qué hago?
- Cesa de quejarte. Coloca un fracaso sobre otro y úsalos como escalera.
Jodorowsky
Las organizaciones empresariales, sus dirigentes, han monopolizado la interlocución con el gobierno de turno. Son consultadas, tienen opinión de peso y pesos que imponen en conversaciones privadas con los funcionarios del Estado. Conversaciones de cuyo tono y contenido la ciudadanía jamás es enterada. Las otras corporaciones, las encuadradas en los sectores campesino y obrero del PRI, han quedado al margen de las decisiones públicas, su papel histriónico es el de acatar sin chistar.
En estos días de campaña por la presidencia de la república y a lo largo del año electoral, la voz de las empresas ocupa el espacio, acallando la diversidad de la sociedad civil. Se dificulta llevar la cuenta de cuántos foros han convocado distintas figuras de la empresa privada para calar a los candidatos.
En contraste, foros auspiciados por campesinos, obreros y de gremios profesionales, si ocurrieron ya no me acuerdo. Nada más consideremos el cambio de circunstancia histórica de los sectores mencionados, pilares del viejo PRI.
El sector agrario está arrinconado desde que se promulgó la reforma al artículo 27 constitucional en enero de 1992. Sin líderes de alta exposición que encabecen las propuestas campesinas, no hay uno que tenga mayor relevancia mediática o en la opinión publicada.
No desapareció el ejido, tampoco descollaron empresas ejidales. Más bien, el ejido se convirtió en una zona de refugio, lo que en otro tiempo el antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán, conceptuó como característica de las comunidades indígenas. La propiedad social sigue bajo acoso de compañías mineras, de desarrolladores turísticos e inmobiliarios. Las inversiones no han contribuido a fortalecer a la población rural con una mejor distribución del ingreso. Las comunidades agrarias, para no desaparecer, tienen que recurrir a la emigración de sus integrantes o coexistir con las empresas criminales surgidas a partir del comercio de estupefacientes.
El pacto del Estado con los campesinos está muerto.
Y qué nos dicen los corporativos de medios acerca de los sindicatos. Principalmente y cuando llegan a abordar el tema, se refieren a la corrupción de los líderes sindicales. La voz del sector obrero en esos medios es inexistente, se apagó con el fallecimiento de Fidel Velázquez a fines del siglo pasado.
Acceso a un trabajo estable para alcanzar una jubilación decente es cosa del pasado. Empleo temporal y mal remunerado es lo de hoy. Todo han sido embates en contra del sector, de manera destacada con el gobierno de Peña Nieto: reforma educativa, reforma energética y reforma laboral que pasan por encima de los derechos de los trabajadores.
El colmo, hacer del primero de mayo -Día Internacional del Trabajo- un elogio a los empresarios. El pacto del Estado con los trabajadores está muerto.
En nombre de las inversiones y de la competitividad se ha destruido la institucionalidad que hilaba el tejido social.
Al final del serial de reformas, México enfrenta tres crisis que han catapultado la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.
La crisis de representación sectorial, sólo las corporaciones empresariales influyen y hasta dictan las decisiones del poder político; la crisis de autoridad, la gente no se identifica con los representantes del Estado, al contrario, puede suceder que los vea como enemigos por diversas causas: la corrupción, la impunidad, la inseguridad que convergen en un déficit de justicia; la tercera crisis es social.
Con el absolutismo de mercado se ha profundizado la desigualdad social y no se ha contenido el deterioro del medio ambiente.
Amén de considerar perfiles, encuestas, hay que leer la realidad.
Salud y larga vida.
@profesor_F
Francisco Flores Legarda
Abogado y analista. Profesor por Oposición de la Facultad de Derecho de la UACH. Profesor F.