Conflicto del agua: La doble cara de Corral y Conagua 30 de agosto de 2020
Luis Javier Valero Flores
Chihuahua, Chih.
“… es complicado negociar con una pistola en la cabeza”.
Pocas veces una frase sintetiza lo ocurrido en un conflicto social.
La que da nombre a la colaboración editorial de hoy, lanzada por el presidente del Módulo 4 del Distrito de Riego 05, Andrés Valles, lo describe ejemplarmente.
Luego de una lucha de más de medio año, en plena pandemia, el gobierno federal, con el apoyo del gobierno estatal, llevó a que la mayoría de los dirigentes de los módulos de riego de las regiones de Delicias y Camargo elaboraran una propuesta al gobierno federal, consistente en que extrajeran 40 millones de m3 más a la presa Las Vírgenes.
Pero eso y nada más.
Tal decisión ha causado escozor, rabia e impotencia en un número importante de productores, lo que ha llevado a que, a pesar de que el gobernador Javier Corral haya participado en una reunión con los dirigentes y expresado que apoya la propuesta, ante la actitud de Conagua, de dar largas a la respuesta, continúan las protestas exigiendo que se cierren las turbinas de la presa Las Vírgenes.
Después de una larga lista de atropellos, enfrentamientos, agresiones, marchas y plantones, que movilizaron a toda una vasta región del estado, por fin, la Directora de Conagua, Blanca Jiménez, aceptó reunirse con los dirigentes y dar a conocer las estadísticas que posee, acerca de la extracción del agua, las cantidades abonadas a EU y confrontarlas con las que los productores han obtenido de las fuentes oficiales y llegar a acuerdos.
¡El martes responde si acepta la propuesta!
Pero todavía, a pesar de todo lo anterior, Conagua insiste en abrir las compuertas de la presa La Boquilla, cosa inaceptable, pues el agua contenida en ella no forma parte del Tratado que tan apresurada y subordinadamente pretende cumplir el gobierno de la república.
Sin duda el problema del agua de las presas del centro-sur de Chihuahua puede aparecer lejano para la mayoría de los habitantes de la ciudades más pobladas de la entidad, Juárez y Chihuahua, -y para otras regiones del estado- pero las repercusiones del conflicto impactarán a toda la entidad.
Lo sucedido en aquella región, a lo largo de los últimos 6 meses, retrata fielmente a los actores políticos, no solo de Chihuahua y el modo en el que los nuevos integrantes de la clase política -los de Morena, por supuesto, no todos, pero sí muchos- debutan en conflictos como éste y, también, la manera en que una buena parte de las bases militantes de Morena y de los seguidores del gobierno federal reaccionan, casi como los fundamentalistas: Todo lo que dice el líder es correcto. No miente y, con toda seguridad, sin dudas, es la verdad.
Por eso comienza a popularizarse una frase entre el morenaje: “Ya lo dijo el presidente”.
Y ya, no hay vuelta de hoja, no hay duda, no hay discusión pendiente, ya todo lo dijo el presidente.
Y si no lo dijo el presidente, quien lo dijo en su nombre viene con la venia del presidente.
Como antes.
Más aún, ahora empieza a extenderse entre los nuevos gobernantes la adopción del doble lenguaje, igual que la clase política existente a su arribo al poder.
No son pocas cosas, ni menores, lo revelado a causa del movimiento popular de las regiones de Delicias y Camargo en defensa del agua.
¿Cuáles son las razones para que el gobernador Javier Corral, de pronto, una vez que desalojó a los agricultores de Palacio de Gobierno y que intentó desalojarlos por la fuerza en la caseta de Saucillo, promoviera y aceptara una reunión con la mayoría de los dirigentes de los módulos de riego de las presas en conflicto?
¿Porqué solo hasta ese momento se propuso para acompañar a los agricultores en sus gestiones ante el presidente, incluso, hasta la exageración de expresar que podría plantarse frente a Palacio Nacional, hasta que fueran recibidos por López Obrador?
¿Porqué no hizo lo anterior en la reunión de los gobernadores con el presidente en San Luis Potosí y aprovechar que se encontraba ahí el dirigente estatal de los usuarios de los distritos de riego, Salvador Alcántar, y un grupo de mujeres, desplazados ex profeso para abordar el presidente?
¿O el gobernador Corral estaba en contubernio con los directivos de Conagua para que se alargara el conflicto, en tanto seguía fluyendo el agua de la presa Las Vírgenes?
¿Porqué el presidente insistió hasta el último momento que el conflicto era estrictamente político, cuando todas las evidencias mostraban lo contrario?
Y si faltara alguna, hay que ver la ubicación de los actores políticos presentes en la región y el movimiento.
El más visible de todos, al inicio de las movilizaciones fue el diputado panista, Mario Mata, abiertamente buscador de la candidatura al gobierno de Chihuahua, pero que no aparecía como el favorito de Corral y, a su vez, tampoco de los que podrían pactar acuerdos con la alcaldesa de Chihuahua, Maru Campos, quien no aparecía -ni aparece- en el mapa del conflicto del agua y que, al contrario, como a todos los panistas, los golpea la errática y blandengue postura del gobernador Corral.
Pero tampoco aparecía el senador Gustavo Madero -si acaso en la publicación de una postura, junto con los diputados del PAN- pero sin mayor relieve. Jesús Valenciano, legislador de la zona, sólo tuvo un protagonismo mediano, y ya.
Dos militantes de Morena sí aparecieron, el alcalde de Rosales, José Ramírez, destacado dirigente del movimiento y el diputado local, Francisco Humberto Chávez, de Meoqui.
Y de ahí en más, ninguna aparición relevante del resto de los actores políticos de la entidad, incluidos el total de los aspirantes de Morena al gobierno de Chihuahua, con la excepción del senador Cruz Pérez Cuéllar, quien promovió que el coordinador de los senadores, Ricardo Monreal, participara en la mediación con el gobierno federal.
Paradójicamente, el alcalde Ramírez es quien aparece como uno de los que más impulsaron la elaboración del acuerdo de los productores que Corral se comprometió a apoyar.
Pero las realidades no se pueden ocultar.
En la reunión que tanto presumió el gobierno de Chihuahua, no estuvieron los otros dos dirigentes más importantes del movimiento, ambos con un liderazgo regional y, entre los productores, incuestionable, al unísono de José Ramírez, Salvador Alcántar y Andrés Valles.
Se podría entender que los funcionarios federales desconozcan la situación -peor sería que, conociéndola, hayan actuado de la manera que lo hicieron-, pero que los gobernantes locales, aferrados a sus posturas y a las directrices nacionales, o estatales, insistan en la extracción del agua, a pesar de que hasta la Directora nacional de Conagua, Blanca Jiménez, acepte que darán a conocer las estadísticas de la extracción.
¡Ocho meses después de que le estalló el conflicto, viene a informar tal cosa!
¿Era necesario describirles la aguda situación por la que atraviesa el país, agravada en la región, tanto por la extracción del agua, como por la sequía y la paralización de la economía mundial, en espera de que el principal comprador de la región, EU, recupere su actividad económica?
¿Cómo es posible que todavía hasta la fecha haya funcionarios federales y estatales -bueno, Corral ya no, desde el lunes pasado, a partir de la propuesta de los productores- que insistan en que está asegurado el ciclo 2021?
No sólo el mandatario estatal asumió el doble lenguaje para mediatizar el conflicto del agua extraída de las presas, también la abrumadora mayoría de los diputados locales de Morena comparten tan inaceptable conducta política.
Y si el presidente López Obrador argumentó que el fondo del conflicto era político, el delegado del gobierno federal en Chihuahua, Juan Carlos Loera, declaró que los “Productores actúan presionados, intimidados por dirigentes”, lo que en el fondo es lo mismo que afirman el presidente y el gobernador Corral: Que son manipulados los protagonistas de las protestas.
Es increíble tanta insensibilidad y desconocimiento del tema. El delegado Loera arguyó que “los agricultores de la zona centro sur de la entidad, tienen el agua asegurada para el ciclo 2020, contrario a lo que han expuesto en las manifestaciones en las que incluso ha habido disturbios”. (Nota de Velvet González y Saúl García Meza, El Heraldo de Chihuahua, 28 de agosto 2020).
Dicho hasta la saciedad por los productores, el problema es que no está garantizado el ciclo 2021, que inicia en marzo, pues no hay el volumen de agua necesario, la sequía amenaza con ser aún más severa y nadie puede asegurar que lloverá.
Pero permanece la increíble prisa por entregar el agua a EU, en tanto, las presas de Chihuahua se secan.
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