Chihuahua, Chih.
Ante la nueva oleada violenta presente en Juárez, como ayer, como antes, como en 2008-2011, el gobierno -así en lo general- no atina a enfrentarla con éxito.
No hay estrategia alguna para ello. En un acto más que simbólico, como en aquel período, nuevamente echan mano de los patrullajes “mixtos”, con la novedad de que el ejército participará.
En tanto, para explicar el incremento de los homicidios, en todos los escenarios imaginables, como antes, la autoridad nos ofrece la versión que se trata de una disputa por el liderazgo de la banda de “Los Aztecas”, pero, casi nos lo dicen, o lo imploran, no nos preocupemos pues “La corporación tiene identificados a varios de los líderes, quienes son considerados objetivos prioritarios para su detención”, como afirmó el comisario de las fuerzas federales, Carlos Alberto Flores”. (Nota del Staff/El Diario, 12/V/18).
Cuando sostenemos que la oleada violenta es un fracaso de todos los órdenes de gobierno es que, en la práctica, así es, no aparece, por ningún lado, la “estrategia conjunta” para enfrentarla, no hay la coordinación de los mandos, no existe la menor explicación del nivel municipal de los hallazgos -si es cierta la versión del comandante federal- de los involucrados en el narcomenudeo, o de los lugares de consumo -los “picaderos”-; tampoco hay un informe de la autoridad estatal acerca de las indagatorias de los múltiples asesinatos a lo largo del año pasado y el presente.
Y de la autoridad federal, la que nos informa de que en los crímenes ocurridos han encontrado suficiente evidencia del involucramiento en el tráfico de drogas, pero de ninguna manera del grado de participación en el tráfico internacional de ellas.
No, declaran de este asunto como si Juárez, y en general el estado de Chihuahua, fuese cualquier otra entidad y ciudad en la que no existiesen los factores de la vecindad con los Estados Unidos, de los elevados índices de otros delitos, de la enorme importancia de Juárez en el tráfico de drogas, de los precursores de ellas, del tráfico de personas, de mercancías, de vehículos; no, nada de eso existe para las autoridades, de todos los niveles, pero especialmente de las federales, responsables de la investigación de estos delitos, los que implican a la delincuencia organizada.
Pero las del ámbito estatal no se quedan atrás.
No hay, hasta estos momentos, una declaración del gobernador Javier Corral acerca del baño de sangre que estamos recibiendo los chihuahuenses. No muestra preocupación ante las cerca de 30 personas asesinadas en el curso de cinco días en Juárez; de la toma de Ignacio Zaragoza; de las balaceras y ejecuciones en Gómez Farías, Jiménez, Valle de Allende, Villa López, Chihuahua, Rubio, etc.
No, nada de eso existe para el gobernante, sólo el traslado de Alejandro Gutiérrez, el dirigente priista detenido, acusado de peculado, al que, dice Corral, se lo quieren llevar “porque lo quieren exonerar”, en lo que ha constituido una verdadera tragicomedia, que, por poco llega al enfrentamiento armado entre policías estatales y federales la semana anterior y en el cual, según la versión del defensor de Gutiérrez, el juez federal ya solicitó el auxilio del ejército para trasladarlo a un penal federal.
Y ese caso da para muchas planas de análisis. Vamos, si el detenido ya estuvo meses en manos de las autoridades estatales y no pudieron obtener de él más información ¿Qué temen con el traslado? ¿Su exoneración? Esa facultad no la tiene el gobernador Corral, quien, al parecer, ya lo sentenció culpable al sostener que se lo quieren llevar porque lo van a exonerar, dice.
¡Válgame!
A su vez, la insistencia de la autoridad federal en llevárselo concita toda la suspicacia del mundo; es indudable la existencia de inescrutables entramados existentes en el financiamiento de las campañas electorales y de ello el detenido debe saber mucho, pero no ha hablado, y por el rumbo que lleva el caso, tampoco la autoridad estatal pareciera tener elementos que lleven a la acusación a otros protagonistas políticos.
En tanto, el baño de sangre continúa en Chihuahua.
¿Porqué no le ponen la misma enjundia y más inteligencia a la preservación de la seguridad pública?
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