Chihuahua, Chih.
Volví a ver a Colosio en 1989. Ese año visitó Chihuahua, era presidente del CEN DEL PRI, estábamos en las elecciones intermedias del sexenio de Fernando Baeza.
Desde 1987, siendo secretario de elecciones del PRI estatal y habiendo vivido la experiencia de la elección de 1986 me di cuenta que se terminaba la época del partido único, que que el país había cambiado, para bien, y que la competencia electoral seria de a deveras, el país no aguantaba más el régimen autoritario y unipartidista sobre el que descansaba la paz social.
Los movimientos sociales habían, en un largo proceso, dado frutos y era necesario desmantelar el régimen existente, sobre todo el desprestigiado sistema electoral.
El mundo también había cambiado, la globalización se fortalecía y las clases dominantes en México, habían decidido incorporarse a ese modelo, había que cambiar para ser admitidos en el mundo moderno.
Lo más criticable de México para los países desarrollados era el sistema electoral. No podíamos presentarnos ante el mundo, que nos cuestionaba sobre el partido único y nos exigía firmar en cualquier tratado o acuerdo la cláusula de democracia.
En ese contexto, los paradigmas para enfrentar un proceso electoral, eran viejos arcabuces, inútiles para una nueva situación.
Mis herramientas académicas y laborales adquiridas en el INEGI, la Secretaria de Programación y Presupuesto y mi preparación académica en Desarrollo Regional, me dieron la base tecno-científica para explorar nuevos modelos de organización partidaria.
Había que enfrentar las elecciones de otra manera, sobre todo reconocer que, en adelante, los votos contarían y se contarían.
A partir de ese año me dediqué, con un grupo de jóvenes a explorar y analizar nuevas rutas para ganar una elección.
Colosio, ya en Chihuahua, nos pidió le mostráramos como ganaríamos las elecciones locales intermedias.
Me tocó, gracias a la generosidad política de Mario Tarango, entonces presidente del CDE del PRI en Chihuahua, mostrarle y explicarle a Colosio el primer plan electoral que se formulaba en nuestro estado. Cuestionó algunas cosas y, sin más, se terminó la reunión.
Me fui a mi casa y a eso de las 10 de la noche, recibí una llamada de Mario Tarango, me invitaba, de parte de Colosio a cenar con ellos; la reunión era en La Calesa. Me apersoné, en un privado estaban Colosio, Fernando Baeza, entonces Gobernador del Estado, Rafael Oceguera, delegado del CEN del PRI, noté que la cena había concluido y estaban en la etapa de los alcoholes.
Siempre he tenido por norma no tomar con mis superiores jerárquicos, pedí un café, vi a todos relajados, algunos medio achispados. La plática era anecdótica y todos de buen humor, me sentí medio incómodo y sin entender para que me habían llamado
Colosio, de pronto, se dirigió a mí, me dijo:
- A ver Coco ¿Cómo está eso que explicaste en la tarde? Nunca había visto que alguien hiciera un plan electoral, explícame como está eso de que ganando un número de secciones, se gana una elección; yo siempre he visto que se habla de secciones ganadas o perdidas y tú hablas de rentabilidad electoral ¿Qué es eso? ¿De dónde lo sacaste? ¿Quién te lo enseñó?
Traté de explicarle durante un buen rato y me dijo: está interesante, pero está muy complicado, hay en otra ocasión me lo explicas de nuevo.
Al rato terminó la reunión, salimos, tomé rumbo a mi casa y me dije: ni modo, es el precio que hay que pagar por ser chalán.
Me llaman en la noche, ya cenaron, me pide el jefe que le explique, hago un gran esfuerzo por mostrarme inteligente y no veo que nadie se emocione....
Mañana sigo, es hora de dormir.
II
Pasaron los días, me enfrasqué en los trabajos electorales y en la cotidianidad, para mí era un asunto cerrado.
Casi dos semanas después de la reunión, recibí una llamada de Alfonso Durazo, secretario particular de Colosio, (hoy Secretario de Protección y Seguridad).
Sin más trámite y al estilo PRI me dijo: el presidente del CEN ya habló con tu jefe, necesitamos que vayas a Aguascalientes, la situación electoral está muy complicada, están en juego municipios y congreso, dice que con tu modelo hagas un diagnóstico y se lo presentes.
No hubo más.
Platiqué con Mario Tarango y dijo, - pues que te vaya bien.
Nos fuimos a Aguascalientes Jesús Pérez Piñón, Hipólito Garnica, Pablo Espinoza y yo, viajamos en un Celebrity 1986 color vino, por cierto, era “chocolate", es decir, lo habíamos metido al país de contrabando.
Fue mi primera experiencia electoral fuera de mi aldea, trabajamos más o menos una semana formulando el diagnóstico. Se presentaban algunos problemas, pero todo tenía solución, se trataba de propiciar el empadronamiento de los simpatizantes del PRI, pues detectamos que muchos de ellos no estaban empadronados.
En ese estado conocí a un veracruzano, con el que juntos haríamos un gran equipo, era Don Juan Maldonado Peredo, hombre de gran cultura, un caballero en su trato y con un gran palmarés político.
Era el delegado del CEN en el estado. El primer día me dijo: yo me encargo de la política, usted de la elección, haga su trabajo, yo haré el mío.
De ahí surgió una gran amistad, que perduró hasta su muerte.
Terminado el diagnostico, me comuniqué con Durazo, me pidió que lo llevara a México, que lo quería ver el presidente.
Al día siguiente, en Insurgentes Norte # 59, me presenté en la Secretaría de Organización de la cual era titular Roberto Madrazo, a quien había conocido en Chihuahua en la elección de 1986.
Está lista la chamba le dije, entregándole un folder que contenía el plan electoral para Aguascalientes.
Roberto me dijo: Entrégaselo personalmente al presidente.
No, dije, tengo que estar en Chihuahua, en dos días salgo a Orlando, Florida. Le expliqué que debía llevar a León, mi hijo, a un centro de rehabilitación para niños con secuelas de parálisis cerebral.
Roberto siempre fue un buen amigo y de una gran generosidad conmigo, me preguntó ¿Cuánto cuesta el tratamiento de tu hijo? Mencioné la cantidad, me pidió un número de cuenta, también que le hiciera una nota escrita a Colosio y regresé a Chihuahua.
Al día siguiente recibí una llamada de Madrazo y me dijo: -El jefe te pide que cuando regreses de Florida te reportes, te da las gracias y se depositó en tu cuenta lo necesario para los gastos del tratamiento de tu hijo.
Fue la primera muestra de generosidad y de reconocimiento a mi trabajo por un político de ese nivel.
La parquedad en el trato personal de Colosio conmigo, siempre fue inversamente proporcional a su generosidad política y personal...