Chihuahua, Chih.
«Sí sigue formando parte. Hay una parte política de la actual gobernadora. Él tiene obviamente que explicar, pero hay una parte política. Y sí, además es senador de Morena…». (Nota de Sara Pantoja, Proceso, 10/7/24).
Así respondió la candidata presidencial triunfadora, Claudia Sheinbaum, a la pregunta de si el ex gobernador Javier Corral formaba parte de su equipo y si seguía considerándolo como candidato a algún cargo en el gobierno federal, a pesar de las acusaciones en su contra, pues Corral está bajo indagatoria por probable enriquecimiento ilícito y defraudación fiscal.
«Aunque no mencionó su nombre, la morenista (también) se refirió a la gobernadora de Chihuahua, la panista María Eugenia Campos». (Ibídem).
Así, con unas cuantas frases, la que será presidenta electa en agosto, (cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación [TEPJF] así la declare), en su estilo, contrario al del presidente López Obrador, trazó los que pudiera ser la ruta crítica de dos asuntos.
Por una parte, la separación real del ex gobernador Javier Corral del equipo más cercano de Claudia Sheinbaum, «él tiene que explicar…», además de señalarle cuales serán sus tareas, «… es senador de Morena» y, de pasada, enseñó cuales podrían ser los rasgos más importantes de su relación con la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, «… Hay una parte política de la actual gobernadora…», en el que hace un señalamiento, que recoge lo expresado por Corral en distintos momentos -es una persecución política- y que podría llevar a que la relación entre ambas mandatarias adquiera la rispidez de la sostenida por la mandataria local y López Obrador.
La respuesta de Maru intensificó la preocupación pues, con motivo del lamentable -por desastroso- estado de las carreteras federales en Chihuahua, lanzó un más que dardo, certero por todo lo demás, al responder cuestionamientos de la prensa en ese sentido: «Bueno, pues hay que preguntarles a los senadores electos, hay que preguntarle a los diputados electos, hay que preguntarle a nuestra Presidenta electa».
Y puede que Claudia no le responda directamente (y no sólo a Maru) pero la respuesta institucional, la que importa, se reflejará en la partida presupuestal del mantenimiento, rehabilitación y conservación para las carreteras federales en Chihuahua en 2025, contenida en la propuesta de egresos de la federación que enviarán al Congreso de la Unión, en septiembre, López Obrador y ella.
Y por si le faltaran motivos de preocupación al ex gobernador Corral, Claudia le bajó dos rayitas a su propuesta de la creación de la Agencia Anticorrupción, en la que, dijo, «estamos trabajando en …. su viabilidad, porque lo que no queremos nosotros es generar nuevos costos al gobierno», porque se creará «juntando varias áreas del gobierno; no es la creación de nueva burocracia… De hecho todavía vamos a disminuir, a hacer más pequeño el gobierno”, apuntó la presidenta electa». (Ibídem).
En este sentido también apuntó a una cosa aun más grave, que al presentar sus propuestas en materia de combate a la corrupción, resumidas en tres aspectos: servidores públicos honestos, simplificación administrativa, digitalización y transparencia, precisó que para garantizar la última, no hay necesidad de la existencia de «instituciones como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai)». (Ibídem).
Efectivamente, no quieren, ni ella, ni AMLO, de organismos incómodos que indaguen sobre los recursos públicos puestos bajo su custodia.
Contra lo que sostienen los seguidores y el mismo ex gobernador, quizá la lectura más correcta de las expresiones de Claudia es que no fueron para defenderlo ante las acusaciones de enriquecimiento ilícito y defraudación, de las cuales deberá responder en una audiencia citada para el 23 de este mes, en una angustiosa -para Corral- carrera contra reloj pues los senadores electos toman posesión el 1o de septiembre.
Podría no llegar a esa cita si de la audiencia se derivara que hay suficientes evidencias que llevaran al Tribunal Estatal de Justicia Administrativa a sancionarlo, luego de que se presentó un Informe de Presunta Responsabilidad Administrativa (IPRA) en su contra y de que la Secretaría de la Función Pública le notificó de las causas y que dió «inicio al procedimiento de sanción y debió turnarlo, por tratarse de faltas graves, al Tribunal Estatal de Justicia Administrativa (TEJA)». (Nota de David Piñón, El Diario de Chihuahua, 7/7/24).
Corral, si es encontrado culpable, por haber incurrido en «enriquecimiento oculto (...) el servidor público que falte a la veracidad en la presentación de las declaraciones de situación patrimonial o de intereses, que tenga como fin ocultar, respectivamente, el incremento en su patrimonio o el uso y disfrute de bienes o servicios que no sea explicable o justificable (…). Dicha infracción está contemplada en la norma como falta grave», lo que podría llevarlo, por lo menos, a ser castigado con una inhabilitación temporal «para desempeñar empleos, cargos o comisiones en el servicio público». (Ibídem).
Meses atrás, a la llegada de Claudia a Juárez, cuando los reporteros le preguntaron sobre las denuncias en contra del alcalde juarense, Cruz Pérez Cuéllar, Claudia respondió de manera muy similar a las acusaciones en contra de Corral.
En aquella ocasión se limitó a decir que Cruz «es un compañero más del partido, como cualquier otro y si hay algo que no está bien, que se investigue». En otras palabras, que se rascara con sus propias uñas.
Pues vaya que rascó Pérez Cuéllar.
Obtuvo -en la candidatura a la alcaldía (354 mil 422 votos, 59.52%)- el 40% de los votos obtenidos por Claudia en Chihuahua (885 mil 869, equivalentes al 53.86%), en tanto que el ex gobernador, con toda y la aureola de «gran santón» de la política nacional, ni siquiera se apareció en los actos masivos de la candidata morenista en el estado, ni en Juárez, ni en Chihuahua.
Y es probable que por su causa y buen nombre muy pocos chihuahuenses hayan llegado a la conclusión de votar por la ex jefa de gobierno de la CdMx y que, con ese sambenito, logró que lo colocaran en el noveno lugar de la lista plurinominal al senado, lugar que estaría reservado o a los muy ilustres políticos que se sumaran a la causa de Sheinbaum, o a los más destacados dirigentes y activistas del morenismo.
¡Ah, y también logró que a otro ‘distinguido’ ex panista, Miguel Riggs, fuera ubicado en lugar preferente de la lista de regidores en el municipio de Chihuahua!
¡Riggs será regidor de la 4T!
Lo sorprendente es que ahora, ya con la camiseta guinda ‘bien puesta’, los ataques a su todavía compadre, el alcalde Pérez Cuéllar, (por lo menos no se han ‘descompadrado’ públicamente) continúen y utilice los mismos calificativos -‘duartista’- que en las etapas previas, de cuando Corral era el gobernador panista y Cruz el alcalde morenista de Juárez.
¿Qué hará Morena en Chihuahua, en la era Sheinbaum, con tantos protagonismos desatados y con tantos ‘aspiracionistas’ políticos, para los cuales el 2027, pareciera que está a la vuelta?
Además de Pérez Cuéllar y Juan Carlos Loera, que han reconocido en varias ocasiones sus aspiraciones gubernamentales, la ahora senadora electa, Andrea Chávez, se ha sumado a ese grupo, al que el líder de los diputados locales, Cuauhtémoc Estrada, ha agregado a la ahora Secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, la que, se asegura, ya obtuvo su credencial de elector con residencia en Chihuahua, requisito ineludible, por lo menos de 5 años a la fecha de la elección, para poder desempeñar el cargo de gobernador del estado.
¿Quizá, esto último, sea la razón de los ataques de Corral a Cruz, para pavimentarle el camino a Ariadna?
¡Vaya, y eso que López Obrador no se cansa de repetir, hasta la saciedad, que «no son iguales»!
No, no son iguales….
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