Chihuahua, Chih.
“La duda es la fiel servidora del sentido común”: José Vasconcelos. Filósofo y primer Secretario de Educación de México (1921-1924)
Hace poco más de un siglo, en julio de 1921, el Gral. Álvaro Obregón, a la sazón Presidente de México, decretó la creación de la Secretaría de Educación Pública, cuyo primer titular sería el Maestro José Vasconcelos, ex rector de la Universidad Nacional de México (1920-1921), así como prominente filósofo, ideólogo y político; quien, junto a otros grandes su época, como el chihuahuense Martín Luis Guzmán; y el dominicano Pedro Henríquez Ureña, había conformado “El Ateneo”, grupo de intelectuales que se oponían al positivismo, el cual, acusaban, había cambiado su finalidad, pues, de ser una perspectiva liberadora y cientificista, se había tornado en una doctrinaba que legitimaba un régimen en decadencia: el Porfiriato.
No resulta obvio decir que Vasconcelos fue un personaje de grandes luces. Puso en el primer centro de la atención una naciente secretaría de estado y le dio a la educación en México una importancia cardinal.
Tanto así que, en los casi tres años que duró su gestión, de 1921 a 1924, hizo maravillas para levantar el estado de las cosas en materia educativa. Esto porque, cuando se creó la SEP, la República Mexicana tenía un gran índice de analfabetismo y pocas personas sabían leer y escribir ¡Ni qué decir de la cobertura escolar, la cual era exigua en el período en cuestión!
Durante esta época, Vasconcelos se abocó a expandir los linderos de la educación, al tiempo que se hacía una prominente labor en materia cultural ¡Destaca el hecho de que llevara los clásicos de la literatura a los pueblos más recónditos de México!
Si bien, al Maestro Vasconcelos no le alcanzó la gestión para terminar con el analfabetismo en México (esa fue una labor que requirió décadas y, si bien, la tasa de alfabetización ha aumentado en nuestro país, no puede decirse que tenga una cobertura total, sobre todo en zonas alejadas y depauperadas), si pudo poner las condiciones para proseguir con su obra.
Dejó un importante legado que fue seguido por otros grandes de la educación en México, tales como el Dr. Moisés Sáenz, Narciso Bassols, el Dr. Jaime Torres Bodet (en dos gestiones) y, más recientemente, Fernando Solana.
Y también, aunque la notable gestión de Vasconcelos le alcanzó para ser presidenciable (en 1929) y enfrentarse al régimen de la posrevolución –al cual había servido en un inicio-; eso fue en un segundo momento, cuando la obra realizada en el ámbito educativo y cultural había tenido una relativa continuidad, y eso le daba los bonos para disputar la primera magistratura del país al naciente Partido Nacional Revolucionario (PNR).
Hago este breve preámbulo porque, hace poco más de año y medio, se pensó que el arribo de la Maestra Delfina Gómez a la SEP entrañaría buenas noticias.
Esto porque, a contrapelo de sus antecesores inmediatos (Aurelio Nuño, dixit), provenía del gremio magisterial y lo conocía desde la experiencia, pues –según su biografía- tras egresar de la UPN, se desempeñó en su natal Texcoco como docente y directiva a nivel secundaria; ello, en el curso de las décadas de 1980 y 1990.
Empero, creo que su desempeño en la dependencia donde está situado el célebre escritorio de Vasconcelos, ha sido gris, dejando algunas áreas de oportunidad bajo el brazo.
Contrario a su antecesor, Esteban Moctezuma, quien sí parecía traer una agenda educativa bajo el brazo y se tornó en uno de los ideólogos de la Nueva Escuela Mexicana; la Maestra Delfina se ha limitado a repetir directrices institucionales emanadas del gobierno federal.
Debo decir, esto se sobreentiende, pues, como Secretaria de Educación es una subordinada del Presidente de la República y debe atender los considerandos que de ahí emanen, así como del currículo que ahí se constituya.
No obstante, la Maestra pareció dejar asignaturas pendientes en esta tarea. Cabe recordar que los lineamientos para la reapertura de las escuelas, la víspera de la post-pandemia, los otorgó el Presidente Andrés Manuel López Obrador y ella solamente se limitó a replicarlos, las veces que ha tenido la ocasión de acudir a la conferencia matutina presidencial.
Y no sólo eso: en esa coyuntura, cuando sectores del gremio magisterial demandaban la postergación del regreso a clases (aduciendo la peligrosidad pandémica); ella blandió, sin cortapisas, la visión de la Presidencia de la República, en lugar de actuar como puente entre el magisterio nacional y el ejecutivo (curiosamente, esa labor la ha venido realizando el Presidente López Obrador, quien se ha reunido –en diversos tiempos- con los liderazgos del SNTE y de la CNTE).
Algo que se le podría aplaudir es que, contrario a lo ocurrido en sexenios anteriores, parece haber una mayor conformidad del profesorado para con el gobierno federal.
Sin embargo, en dado caso, ése sería un mérito del Presidente y no de la Maestra, pues ella se ha limitado a proseguir indicaciones y no ha construido una agenda propia. Tanto así, que, cuando se anunció la reedición de los libros de texto gratuitos de la SEP; así como la conformación del nuevo currículo ¡la voz cantante fue Marx Arriaga (encargado de Materiales Educativos de la Secretaría) casi en todo momento! La Maestra Delfina sólo apareció para decir que el nóvel currículo de la 4T, “comenazará a implementarse a partir del 2023” ¡Increíble por parte de una autoridad!
Por otro lado, lo que sí debemos reconocerle a la Maestra Delfina Gómez es su lealtad hacia la figura de Andrés Manuel López Obrador y a la consabida “Cuarta Transformación”.
Se inició en política como alcaldesa de Texcoco (2012-2015), de la mano de Movimiento Ciudadano; luego se incorporó a MORENA, siendo de las integrantes fundadoras del hoy partido gobernante. Tras un paso efímero por el Congreso de la República, en 2016 fue ungida por Andrés Manuel López Obrador como candidata a la gubernatura del Estado de México.
El endoso de AMLO a su candidatura, así como de sectores del magisterio descontentos con el peñanietismo (se habla del grupo de Elba Esther Gordillo: particularmente su yerno, Fernando González; su nieto, René Fujiwara; así como Rafael Ochoa, otrora Secretario General del SNTE en tiempos del gordillismo) y de parte de la izquierda nacional, le dio las condiciones para generar una batalla de película.
Tanto que, los primeros conteos electorales le daban la victoria por sobre Alfredo del Mazo III, prominente integrante del Grupo Atlacomulco y quien contaba con todo el aparato tricolor a su disposición.
Sin embargo, las paradojas políticas la llevaron a perder por una exigua distancia, ya que, aunque el PRI sacó menos votos que MORENA, la coalición del tricolor con el Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social, le permitió a Del Mazo ganar la elección. Por lo menos eso es lo que se dice oficialmente.
Tras aquella primera derrota, puede decirse que la maestra “cayó parada” (como se dice en el argot político). Tras un breve paso por la Cámara de Diputados, fue agraciada con la candidatura a Senadora por el Estado de México; ello, en fórmula con su mentor, el ex alcalde texcocano, Higinio Martínez.
Sin embargo, su paso por la cámara alta fue breve; pues, al comenzar el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, en diciembre de 2018, fue nombrada superdelegada en el Estado de México; y de ahí llegó a las lides nacionales, con su arribo a la SEP, para sustituir a Esteban Moctezuma.
Eso, hasta hoy, pues al ser nominada como “coordinadora de los comités de defensa de la 4T en el Edomex” (eufemismo para encerrar una temprana candidatura), el Presidente la conminó a que entregue la Secretaría a la brevedad; para así trasladarse a Toluca y a sus alrededores a hacer campaña.
Lo anterior me deja un par de reflexiones: luego de este breve ínterin de Gómez en la SEP (estuvo sólo un año ahí); espero que su sucesor sí tenga las credenciales y la agenda puesta para ser un secretario de tiempo completo, y no alguien en espera del moméntum político.
Ojalá fuera cierto que el ex rector de la UNAM, y hoy embajador de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente, se tornara en el próximo titular de la SEP. El gobierno de la 4T ha tenido claroscuros en materia educativa y, De la Fuente, por su talante académico, podría llevar esta preponderante área a buen puerto.
Por otro lado, Luciano Concheiro es un buen académico; pero creo que la visión de De la Fuente es más amplia y abarcativa, y las baterías de la SEP deben ir enfocadas en ese sentido. Aunque habrá múltiples puntos de vista al respecto.
Para concluir, ignoro si Delfina Gómez la tenga fácil en su nueva carrera por la gubernatura del Edomex. Ya se enfrentó al grupo Atlacomulco alguna vez y les pisó los talones. Quizás, con el respaldo de MORENA, pueda lograr lo imposible y vencer. Pero ignoro si, eventualmente, fuera una buena gobernadora pues, aunque ha podido ser una política y una funcionaria leal; no se le ha observado un liderazgo propio (a contrapelo de otros morenistas).
El tiempo me dirá si estoy equivocado, y enunciará el derrotero que habrá de seguir esta historia.