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Chihuahua, el espectáculo de la clase política

Chihuahua, el espectáculo de la clase política 2 de julio de 2017

Luis Javier Valero Flores

- PRI, al borde de la extremaunción, la mayoría de aspirantes piden destitución de delegado

- Exigen fin del dedazo; Lilia Merodio pide a Reyes Baeza salirse del proceso

- Miguel La Torre (PAN) se opone al posible desafuero de Karina Velázquez

- La Fepade en busca de Duarte

- A Jaime Herrera, ex secretario de Hacienda, lo declararon en ausencia de abogado

- En esa declaración, dicen, Herrera incrimina a Duarte por primera vez

- Si denuncian a Duarte, llevarán el proceso en libertad, dispone Corral

- Madero, coordinador del gabinete… y del programa del PAN Nacional

- Balconean salarios de diputados y éstos dicen: ¡Falso, falso, falso…!

- Regresan las cifras mayores de la muerte y el delito a Juárez y Chihuahua

- Le incumplen a custodios, paran

- No hay pagos de prestaciones a los de la 42 del SNTE

- Acuña insiste: ¡Fuera Ortuño!

- Corral y Cabada ¡Por fin coinciden en algo!: Ambos sostienen que el proyecto de alumbrado público, que compromete el DAP a 15 años ¡No es deuda!



¿Como no denominar lo realizado por la clase política en los últimos días como un auténtico espectáculo, no atractivo por supuesto?

¿Comprenderán los lectores el problema para decidir cuál de todos los temas enunciados líneas arriba debiera ser el abordado con la profundidad necesaria en una columna semanal?

Obviamente algunos de ellos debieran ser los que debiéramos analizar, en virtud de la importancia societaria, pero, seguramente, la visión global de todos ellos es la que mejor podría ubicarnos -desde nuestra óptica- y ayudarnos a explicarnos las razones muchos de los problemas que padece la mayoría de los chihuahuenses.

Lo ocurrido en el PRI en las últimas semanas lo está llevando al borde del precipicio, la terquedad del actual delegado del Comité Nacional, Fernando Moreno Peña (con toda seguridad siguiendo las instrucciones de su “líder”, el presidente nacional, Enrique Ochoa), de tratar el proceso de designación de la nueva dirigencia bajo los esquemas de siempre está provocando la actual situación en ese partido.

¿Cómo creen que los recibirá la mayoría de los chihuahuenses cuando toquen a sus puertas pidiéndoles el voto, con -ahora- más de 10 de sus compañeros en la cárcel y otros tantos en libertad, acusados de corruptos?

Enfrascados en resolver la elección de sus dirigentes, pareciera que el conflicto se circunscribe, solamente, al método, cuando en realidad lo subyacente, no declarado abiertamente por alguno de los actores políticos, que la razón principal de la actual crisis del priismo en la entidad radica en la persistencia del ex gobernador César Duarte, y sus compañeros, de mantenerse en la conducción del partido.

Uno más, otros menos (y solo muy pocos que se mantuvieron, no sólo distantes del ex mandatario, sino abiertamente enfrentados) pero prácticamente todos los que ahora buscan la dirigencia del PRI lo hacen portando en las alforjas haber, no sólo colaborado, sino trabajado cercanamente con el ballezano.

En su descargo aducen -cosa que es cierta- que han trabajado con todos los gobernantes emanados de su partido, pero que al momento de enfrentar a la sociedad -y a sus adversarios políticos- será lo primero que les restregarán, haber colaborado con el exgobernante, de no deslindarse en su momento de lo que ocurría, de quedarse callados mientras los chihuahuenses, por todos los medios, despotricaban contra aquel grupo gobernante

Eso, por una parte, pero por otra, los actores abiertamente duartistas, alentados por las determinaciones de la dirigencia nacional, que ha privilegiado la vía “institucional”, esperan que la determinación se haga mediante los mecanismos de siempre, es decir, la designación unilateral, unipersonal, de quien, a estas alturas de la vida política del país, todavía pretende comportarse como el “primer priista del país”.

La novedad es que, aparentemente y hasta ahora, algunos priistas pretenden oponerse a esos “usos y costumbres”, que supuestamente llevaría a Omar Bazán a la dirigencia estatal, en tanto que numerosos militantes de ese partido pergeñan la posibilidad de votar por Morena y su candidato.

Pasmado el PRI, cooptado por el duartismo, incapaz de reconocer abiertamente ante la sociedad su falta, que pasaría, por lo menos, por el establecimiento de una comisión de connotados priistas encargada de investigar las supuestas corruptelas de Duarte e iniciar el proceso de expulsión.

Sería el mejor “mea culpa” que podrían hacer.

Anclado en ese estatus, no ha tenido la capacidad de alzarse como la fuerza opositora “responsable”, que dijera su dirigente Guillermo Dowell, para encabezar y conducir los reclamos de la ciudadanía frente a los evidentes desaciertos de quienes ahora gobiernan, los que, obviamente, llevan en su cuenta algunos aciertos en su desempeño, empequeñecidos ante la magnitud de lo prevaleciente y que, ante una prensa adversa (y no solamente por los gastos de publicidad, sino también por una fallida política de comunicación social) se agigantan en la percepción popular y hace que crezcan las manifestaciones de descontento social.

Y es que los acontecimientos protagonizados por actores de los dos partidos mayores hasta ahora en Chihuahua son de la mayor relevancia. La vinculación a proceso de cuatro de los funcionarios duartistas, acusados por la Secretaría de la Función Pública ante la Fepade, y de señalar a Duarte, al ex tesorero del PRI estatal, Pedro Mauli, y a la entonces presidenta, Karina Velázquez, de uno de los peores delitos que pueden cometer los funcionarios públicos -el de aportar recursos públicos a un partido, al suyo- es evidencia plena del enorme atraso democrático de la clase política y del gran desprecio de ésta por la legalidad y la sociedad que les entregó la responsabilidad de la administración pública en un periodo determinado.

Que el gobernador en persona, de viva voz, le ordenara a sus subordinados del área de finanzas efectuar todas las operaciones necesarias para descontarle -vía nómina y por personal de Hacienda- un porcentaje del salario para entregárselo a la dirigencia estatal, en apoyo a las campañas electorales, en este caso, del 2015, es de la mayor gravedad, es, otra vez, la prueba palmaria del patrimonialismo de los gobernantes, del cinismo exacerbado.

Todo se vale con tal de mantenerse en el poder.

Frente a tal fenómeno, la totalidad de los aspirantes a dirigir el PRI se callan, reacios a admitir, o a sospechar que, de resultar designados, será uno de los mayores reclamos que sufrirán.

Por eso es de no creerse la declaración del diputado del PAN, Miguel La Torre, cuando aboga porque no se instale el proceso de desafuero en contra de la diputada del PRI, Karina Velázquez, porque, alega, los problemas “de salud y políticos” de la legisladora y porque, dice, se metería en una “bronca”, un “embrollo político” a la legislatura, que es mejor, pide, se le deje terminar a Velázquez su gestión.

¡Cuánta indulgencia! ¿Pues qué no estaban a favor de la desaparición de los “privilegios” de los diputados y hasta la posibilidad de desaparecer el fuero?

¡Ah, no, no vengan a interrumpirnos, aquí en donde todas las diferencias desaparecen y, como buenos compañeros, todos los diputados, sin importar su color partidario, ya ven que somos los mejor pagados del país, nos defendemos de las “broncas” del exterior!

¡Válgame! ¡Y era el líder de la bancada mayoritaria en el Congreso!

Y tal sucede justamente cuando el gobierno de Corral se anotó un triunfo al lograr que la Fepade -de la PGR- iniciara el proceso en contra de Duarte y sus funcionarios, que los vincularan a proceso y que Jaime Herrera, ex secretario de Hacienda, incriminara -en una supuesta declaración, aparentemente realizada sin la presencia de su abogado defensor de- a Duarte por primera vez, lo que abre una enorme avenida de acusaciones y procesos -del mismo modo que la declaración del ex diputado Fernando Reyes- en contra del ex gobernador.

Pero cuando mejor caminaban las cosas -en este sentido- para el gobernador Corral, nuevamente un exceso suyo hace que nos retrotraigamos al pasado.

Seguramente para que quedara claro, el gobernador anunció, erigiéndose en el factótum de los tres poderes de Chihuahua, que en adelante los ex funcionarios acusados de cometer algún delito, que denunciaran la participación del ex gobernador, devolvieran los bienes sustraídos y declararan su culpabilidad ¡Llevarían el proceso en libertad!

Es un increíble atropello al Estado de Derecho. Más de uno sostendrá, en defensa del gobernante, que es un extraordinario buen anuncio. Es todo lo contrario, envía el mensaje al Poder Judicial de que deberán subordinar sus dictámenes a lo resuelto por el mandatario.

En tanto, Gustavo Madero, coordinador del gabinete de Corral, como si no tuviera trabajo y conflictos en Chihuahua, acepta la responsabilidad de coordinar la elaboración de la plataforma programática del PAN para la campaña presidencial

¿Pues qué no son suficientes conflictos los de los maestros de la 42 del SNTE, de Bachilleres, del transporte público, de la creciente ola delictiva, de la falta de pago a los custodios de los penales, de los problemas financieros?

¿O será que sólo está “haciendo” tiempo para postularse como candidato al senado?

¡Ufff!

[email protected]; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario