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César Yáñez: el amigo del presidente resurge

César Yáñez: el amigo del presidente resurge 30 de junio de 2022

Hernán Ochoa Tovar

Chihuahua, Chih.

La víspera del día de ayer, trascendió que César Yáñez, quien fuera vocero de Andrés Manuel López Obrador durante su paso por la Presidencia del Partido de la Revolución Democrática (1996-1999), así como por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal (2000-2005), está de vuelta, al ser nominado como el próximo Subsecretario de Gobernación, sustituyendo en ese encargo al ex director del Banco del Bienestar, Rabindranath Salazar, con quien, por cierto, enrocará puesto. 

De esa manera, Yáñez vuelve por sus fueros y regresa a los grandes puestos de la política, luego de casi cuatro años de haber estado en el cuasi ostracismo y en la congeladora.

A este respecto, es importante decir que la carrera de Yáñez ha tenido altibajos. Oriundo de Colima, adquirió ascendiente cuando fue vocero de López Obrador en sus pasos por el PRD y el gobierno del (entonces) DF. En este tenor, se le conoce como uno de los ideólogos de la mañanera capitalina (la consabida conferencia de prensa que brinda el hoy Presidente, la cual tuvo su génesis durante su gestión como alcalde de la capital del país). 

La historia ha demostrado que dicha estrategia de comunicación le resultó muy efectiva a AMLO, pues catapultó su popularidad por los aires, al tiempo que hacía de él un personaje sumamente conocido, tanto en la Ciudad de México como en el país. 

De manera semejante, según la analista política Denise Dresser, la “mañanera” primigenia, le brindó la posibilidad de copar la agenda política nacional, pues, mientras el ex Presidente Vicente Fox (2000-2006) comenzaba su jornada horas más tarde, López Obrador la iniciaba apenas rayaba al sol y eso le permitió adueñarse de la temática diaria, a la par que disputó -e incluso ganó más- popularidad con el ocupante de Los Pinos, pues mientras la aceptación del mismo declinaba, la de AMLO parecía ir in crescendo. 

Seguidamente, una cosa que le debemos apreciar a Yáñez, es su capacidad de ser leal y de mostrarse como un verdadero amigo del Presidente. En tiempos en los cuales, dichas cualidades parecen declinar, y se vislumbra una ambición desmedida y un cortoplacismo digno de la modernidad líquida (Zygmunt Bauman, dixit), César Yáñez se ha mantenido incólume, no obstante los sinsabores que le ha tocado pasar en diversos segmentos de su interesante y discontinua trayectoria. 

Esto porque, luego de alcanzar un gran reconocimiento como Vocero del GDF, Yáñez acompañó a su ex jefe y amigo en sus dos campañas presidenciales (2006,2012), manteniéndose en pie durante la complicada coyuntura de la “Resistencia Civil Pacífica”, así como durante las dos derrotas de Andrés Manuel López Obrador, antes de alcanzar la victoria colosal de 2018. 

En el mismo tenor, Yáñez acompañó a AMLO cuando este último abandonó el PRD y tuvo la ocurrencia de fundar MORENA. Lo cual parecía una empresa de muy alto riesgo (MORENA tuvo triunfos en varias delegaciones de la Ciudad de México en 2015, pero se mantuvo como un partido menor en casi todo el país hasta 2018, cuando, de ir en el cabús de las preferencias, devino en la primera fuerza electoral, status que conserva hasta ahora) fue endosada por Yáñez, quien, en un momento determinado, también ocupó la vocería del novel partido guinda. 

Y finalmente -como lo había hecho con anterioridad- acompañó a López Obrador en su tercer campaña presidencial, en 2018, ya en MORENA y alejados, ambos, del perredismo que los había endosado en sus anteriores esfuerzos.

Tras ganar la Presidencia en 2018, la gloria parecía alcanzar a César Yáñez. Luego de años de brega y dificultad, se daba por descontado que sería el próximo vocero presidencial (sustituyendo al gris Eduardo Sánchez, de los tiempos tardíos del peñanietismo). 

De hecho, él coordinó las primeras ruedas de prensa en lo que fuese la casa de campaña de Andrés Manuel López Obrador, y, posteriormente, la sede nacional de MORENA. 

Sin embargo, un error de cálculo dinamitó -momentáneamente- su trayectoria ascendente. La realización de la denominada “Boda Fifí” (la cual llegó a ser comparada con el enlace de Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera) canceló su ascenso de manera abrupta. 

Al parecer, esto ocurrió porque el acto contradecía tajante los preceptos de la austeridad republicana que Andrés Manuel López Obrador ha seguido como mantra. Si a eso le agregamos que el enlace en mención fue publicado en la mismísima ¡Revista Hola¡ ¡Donde las aristocracias y el jet set son clientes frecuentes de la misma! el destino del amigo del presidente fue claro: el ostracismo; y aunque no fue defenestrado del gobierno, sí obtuvo un cargo de bajísimo perfil y su nombre no volvió a sonar en la baraja a lo largo del presente sexenio. 

Peor aún, sus consanguíneos probaron el dolor del castigo, pues Dulce Silva (empresaria poblana y consorte de Yáñez) quiso ser candidata a la gubernatura de Puebla, recibiendo un sutil veto; hecho similar al sufrido por Claudia Yáñez (hermana de César), a la sazón diputada federal y, quien, al no ser tomadas en cuenta sus pretensiones por la gubernatura colimense, terminó renunciando a MORENA y siendo postulada por una fuerza política efímera (Fuerza por México).

Pero, hoy, ese trago amargo parece haber terminado para Yáñez, pues, de estar en la deslucida “Coordinación de Política y Gobierno de la Presidencia”, pasará a la Subsecretaría de Gobernación, ni más ni menos, pasando a ser una de las manos derechas de Adán Augusto López Obrador (titular de SEGOB), así como par inmediato de Alejandro Encinas ¡Sin duda, Yáñez cayó parado! ¡su paciencia rindió frutos!

A quien no le fue bien fue a Rabindranath Salazar, pues, del Banco del Bienestar pasó a Gobernación (siendo uno de los primeros enroques, cuando la ex subsecretaria Diana Álvarez Maury fue enviada a dirigir la entidad bancaria estatal) y, ahora, intercambiará chamba con Yáñez, pues será el nuevo Coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia ¿Irá a poder hacer algo ahí? ¿O será una manera de enviarlo al velado ostracismo (como a Ignacio Ovalle)? Veremos.

Falta por ver si, en su nuevo nombramiento, Yáñez alcanza una verdadera posición de poder, o es una mera comparsa al lado de un hombre poderoso. 

Recordemos que la Dra. Olga Sánchez Cordero pudo hacer poco en SEGOB (se comenta que Julio Scherer era algo así como el “secretario de Gobernación sin cartera”); mientras Adán López le devolvió su viejo poderío ¡al grado de ponerlo en la lista de presidenciables, como antaño! 

Se habrá de ver si César Yáñez lleva su influencia a Bucareli; o sólo lo mandaron al Palacio de Cobián a ser un convidado de piedra. Empero, ya tuvo una victoria ¡ganar los símbolos! Ahora le queda ganar en la práctica. Pero eso dependerá de su amigo Andrés Manuel; veamos qué tan lejos lo quiere dejar llegar. El tiempo dirá.

PD. Santiago Nieto sufrió un destino semejante al de César Yáñez por una causal semejante. ¿Resurgirá uno de los funcionarios más notables de la 4T?

 

 

 

 

Hernán Ochoa Tovar

Maestro en Historia, analista político.