Chihuahua, Chih.
No solo es la primera causa de mortandad materna, el COVID 19 también se convirtió en el factor determinante que potenció la discriminación femenina, además de ser la causa originaria del crecimiento de la violencia doméstica y hacia las mujeres.
Estamos en los primeros pasos de asomarnos a lo que, con los días, podremos catalogar como una de las peores tragedias consecuentes a la cuarentena obligada por la pandemia.
No son menores los datos, tan sólo en México “La pandemia expulsó a 1.3 millones de mujeres del mercado laboral y eliminó (de ese mismo mercado laboral) a 26 mil 300 empresarias y emprendedoras”. (Nota de Ana Karen García, El Universal, 12/IX/21).
Antes de la pandemia las brechas de género ya eran significativas, las mujeres estudian más, pero ganan menos, ocupan puestos de menor calificación y están casi ausentes en los comités de liderazgo o en las sillas directivas. Las mujeres tienen también más obstáculos para emprender negocios que den empleo a más personas.
“Después de un año conviviendo con el virus, el mercado laboral muestra una recuperación, también desigual. Al corte del primer trimestre del 2021 se expulsaron 1.8 millones de trabajadores del mercado laboral, de los cuales 1.3 millones son mujeres (84%) y apenas 266 mil 547 son hombres (16%), de acuerdo con cifras desestacionalizadas de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi”. (Ibídem).
No son cifras para desestimar. Lo anterior significa que los patrones, ante la disyuntiva de despedir -o llamar a retiro temporal a una parte de la planta laboral- entre un trabajador hombre y una trabajadora mujer, decidieron despedir a las mujeres, en proporciones de verdadero escándalo, derivadas de una de las premisas más presentes en la conciencia popular: -El varón es el hombre de la casa-, sin reparar en que, por lo menos en Chihuahua, una parte importante de los hogares -quizá en porcentajes cercanos al 40%- están encabezados por una mujer, que en muchos de los casos arrostra la responsabilidad de sostener, no solamente a sus hijos, sino a alguno de los parientes mayores.
Las cifras proporcionadas por el organismo mexicano encargado de acopiar toda la información estadística del país reflejan lo que es una auténtica tragedia: Por cada varón que perdió su trabajo en la pandemia, fueron despedidas ¡6 mujeres!
Al inicio de la pandemia cerca de 12 millones de mexicanos fueron despedidos, aunque muchos de ellos no lo fueron definitivamente, ya que estaban “en paro temporal”. (Ibídem).
“Adicionalmente, 2.1 millones de mexicanos se encuentran en situación de desocupación y cerca del 70% son mujeres. Lo que implica que cerca de 1.5 millones de mujeres estaban trabajando antes de la pandemia y al corte del primer trimestre del 2021 dejaron de hacerlo, mientras que para los hombres esta cifra es sólo de 604 mil 422”. (Ibídem).
Entre varias de las causas de esta situación se encuentran factores como el hecho de que “Las mujeres se encargan de más del 70% del cuidado de niños pequeños y adultos mayores, así como del acompañamiento educativo”.
Son pocas las mujeres que poseían un cierto liderazgo en el sector empresarial.
Con la pandemia esos porcentajes disminuyeron significativamente: “En el primer trimestre del 2020, la ENOE del Inegi registraba 571 mil 258 mujeres con negocios que dan empleo a terceros. Esta cifra se recortó a 544 mil 967 en el mismo lapso del 2021, lo que significa una pérdida de 26 mil 300”.
Y si estas cifras nacionales retratan una parte de la realidad a la que cotidianamente se enfrentan millones de mujeres en el país, deberán analizarse a la luz de la realidad chihuahuense en la que el porcentaje de mujeres enlistadas en algún trabajo formal es superior al promedio nacional, por lo que incidir en cambiar tan candente realidad es una tarea de primordial importancia, no solo por el hecho de que sean mujeres, sino, además de ello, por el importantísimo rol jugado por ellas en la dinámica familiar, ahora no solamente en lo referente a la atención y cuidado de niños, adolescentes y jóvenes, sino porque en muchos de los casos es el principal -y quizá único- sostén familiar.
Ahí está una de las tareas más ingentes de los nuevos gobernantes… y también de los que ya estaban; se trata de ir más allá de tomarse la foto pensando en la elección que sigue…
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