Chihuahua, Chih.
El día de hoy, si no ocurriera una cosa inusitada, el Congreso del Estado actuará como las dos anteriores legislaturas: A plena voluntad del titular del Poder Ejecutivo.
Para ello, si no nos dan una agradable sorpresa, los legisladores locales de la oposición -con la excepción de Morena-, esto es, PES, PRI, PANAL, Verde, PRD, PT y MC se comportarán como en el sexenio anterior: Aprobándole prácticamente todo al gobernador, sólo que ahora éste es Javier Corral.
Nada nos daría más gusto que actuaran con apego a la nueva realidad política, la de que el PAN no es, ya, el partido mandón en Chihuahua, de acuerdo con la decisión mayoritaria de la sociedad.
Pero, además, si así lo hicieran, su actuación podría inscribirse como una de las encaminadas a rescatar, no solamente el respeto a la división de poderes y la insumisión del Poder Legislativo frente al Ejecutivo, sino la de otorgarle a la Auditoría Superior del Estado, también, la plena independencia y autonomía necesarias para que efectúe un adecuado trabajo, esencial para la correcta vigilancia del ejercicio gubernamental de la administración corralista.
Por desgracia, estamos frente a una de las involuciones más severas que jamás hayamos visto en gobernante alguno en la prolongada tarea de analizar, semana a semana, durante décadas, el desempeño de la clase política y de los funcionarios públicos.
Adalid de la exigencia ciudadana de la transparencia del ejercicio gubernamental y de la auténtica división de poderes, Javier Corral pretende ungir -a través de los diputados locales, tanto los de su partido, como los de la “oposición”- a uno de los suyos para que sea el que le revise las cuentas públicas.
Y lo pretende hacer a través del encargado -ilegalmente- del despacho de la Auditoría, Armando Valenzuela, o de un “importado”, Héctor Acosta Félix, hombre cercano a Eduardo Romero, panista destacado que ocupara los cargos más importantes bajo la sombra de Francisco Barrio, tanto a nivel local, como en el ámbito federal y quien es uno de los hombres de mayor confianza del ocupante de la silla principal de Palacio de Gobierno.
Lo hemos dicho reiteradamente, eso es lo que hacían los gobernantes de Chihuahua, todos, colocar en esa posición a un subordinado suyo, a un compadre, o a un socio o amigo cercano.
Todos hicieron eso, esperábamos que Corral no.
Nos hemos llevado un palmo de narices, está efectuando, paso a paso, todas las maniobras y chapucerías que tanto le criticó a los gobernantes chihuahuenses y del país, distintos a los de su partido.
Hoy tiene la oportunidad de enmendar tal conducta, si fuera capaz de abandonar la actitud de pretender controlar todos los resortes del poder y en especial éste, el de los funcionarios que debieran revisar con plena imparcialidad y neutralidad las cuentas públicas.
Y no se trata solamente de las capacidades -que las deben tener- y trayectorias académicas -que las deben poseer- sino de la lejanía que debieran tener frente al gobernante.
¿Cómo podemos inferir que existirán aquellas cualidades en el próximo Auditor si el mecanismo para acceder a esa posición se la otorgó, en una buena proporción, sus relaciones previas con quienes ejercen el poder en Chihuahua?
No es lo único lamentable. El comportamiento de los legisladores también merece ese calificativo.
¿Cómo compaginarán los diputados del PES su apoyo a las propuestas de Corral, después de apoyar a Morena en las recientes elecciones?
¿Cómo podrían explicarnos los diputados del PANAL, Verde y el PRI su voto favorable a la propuesta del gobernador que tanto han criticado?
De los legisladores del PRD ya nada nos sorprende. En el sexenio de Duarte lo apoyaron hasta la ignominia ¿Harán lo mismo en esta ocasión?
En la misma tesitura se encuentran los del PT. Pejistas en el ámbito nacional y gobernadoristas en el local, cualquiera que sea el gobernador, del partido que provenga.
Dicho lo anterior ¿Nos podrían sorprender y dejarle a la siguiente legislatura el nombramiento del Auditor?
¿No sería lo más saludable en virtud de que en esa legislatura ya nadie podría imponer como en la actual y quien resultara electo, presumiblemente, sería ajeno al gobernador Corral?
¿Por qué no hacerlo, en un acto de recuperación de la soberanía parlamentaria?
Digo…
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