Chihuahua, Chih.
-La primera gira de Claudia Sheinbaum a Chihuahua
-Riñas en la élite
El próximo fin de semana celebrará su primera gira a Chihuahua, en su calidad de presidenta, Claudia Sheinbaum, quien será acompañada por el Secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch.
Efectuarán una reunión, con parte del gabinete presidencial, el del estado y la gobernadora Maru Campos, además de otras actividades en Juárez, Chihuahua y la sierra. «Frontera, capital y sierra, el itinerario de Sheinbaum». (Nota de Martín Orquiz, Norte de Juárez, 13/12/24).
Todo ello sujeto a la confirmación de la mandataria federal.
Delineada de esa forma la gira presidencial marca un mundo de distancia frente a las efectuadas, a lo largo de su gestión, por Andrés Manuel López Obrador, quien desaprovechó los elevados índices de popularidad alcanzados durante todo su mandato para hacer cosas mejores.
En lugar de convertir sus visitas a las entidades en oportunidades de conversar con los representantes de distintas agrupaciones, gremios, organizaciones de la sociedad civil, etc. y con ello convencerlos de sus programas y acciones de gobierno, además de recibir las quejas, propuestas y alternativas, en la absoluta mayoría de las ocasiones las usó para replicar sus conferencias mañaneras, conversar breve y superficialmente con los mandatarios estatales, encabezar la entrega de obras y una reunión con los ‘servidores de la nación’.
¡Ah, y claro, despotricar en contra de la ‘oposición’, clasificación en la que englobó a todos los que cuestionaran alguna acción, programa o hechos de su gobierno; o, peor, a los que reclamaran la falta de atención a sus demandas!
¿Qué hubiera pasado si el presidente López Obrador, en sus visitas a Chihuahua hubiese efectuado reuniones con los representantes de todos los tipos de agrupaciones, las de los ganaderos, los agricultores, de la empresa, de la industria maquiladora, con las madres de las personas desaparecidas, con las organizaciones derechohumanistas, de abogados, médicos, maestros, académicos, etc.?
Sin duda hubiese gobernado mejor.
La paradoja: Se hubiera dado cuenta de la múltiple diversidad del país; él, sin duda uno de los políticos que mejor conocieron a México, pero que le faltó penetrar en ese conocimiento, del modo en que los gobernantes, durante su mandato, adquieren un mayor conocimiento del país que gobiernan, o gobernaron.
Que la presidenta lo haga de la manera en que se apunta, marca un hito en la conducta de los gobernantes de la 4T, los que, hasta ahora, se han comportado, con los diferentes, contrarios o no subordinados, con una infinita soberbia sin establecer una relación de iguales, o de políticos con responsabilidades semejantes (las de gobernar, así sea el más pequeño de los municipios o de los estados), más allá del origen partidario.
Poco importa si Claudia Sheinbaum lo hace motivada, ya sea por su convicción, ú obligada por las circunstancias por las que atraviesa el país, el hecho es que hacerlo así la llevará a poner distancia de las formas de antecesor, las que, es fácil colegir, trajeron tremendas desventajas en la distribución del presupuesto federal para Chihuahua, por encima de las generadas por el diseño presupuestario ordenado por el presidente.
Y vaya que Sheinbaum tiene una tarea fácil (en este aspecto), por lo que se refiere a la forma en que el macuspano se relacionó con los mandatarios chihuahuenses en su gestión.
Con ambos, Corral y Maru, pasó del ‘amor’ al ‘odio’; de las increpaciones de Corral, a las ‘rayadas’ en casa y hasta la plena subordinación, con tintes de servilismo en la fase final.
Es memorable la frase con la que el candidato López Obrador arribó en 2018, por vía terrestre a Chihuahua, con el ahora senador morenista de gobernador: «En Chihuahua lo único que ha cambiado es el color de las casetas». Hoy todo es guinda en la 4T.
Y con Corral inició la reiterada costumbre de llegar a la entidad y ni siquiera avisarle al gobernador que estaría acá, además de denostarlo ácidamente: «Independientemente de las diferencias “que tenemos porque no se pueden ocultar, porque ya basta de hipocresía, independientemente de las diferencias que tenemos con las autoridades de Chihuahua nosotros vamos siempre a seguir apoyando al pueblo de Chihuahua”, lanzó el mandatario federal». (Nota de la redacción, Capital 21, 4/10/20).
Lo mismo hizo con Maru Campos, tanto en las visitas a la frontera, como las efectuadas a la sierra, sobre todo cuando convocaba a las autoridades municipales de Sonora y Chihuahua con las cuales se reunía y acordaba obras, programas, tiempos y movimientos.
Con la gobernadora pasaron de la extrema cordialidad -pasando por las risas y ‘apapachos’, con el entonces delegado del Bienestar, Juan Carlos Loera- a las duras increpaciones entre ambos, motivadas, indudablemente, por las discrepancias políticas e ideológicas (sobresalientemente entre éstas últimas la de la distribución de los libros de texto gratuitos), pero en las que la apuesta político-electoral del tabasqueño fue la razón principal para poner distancia de la mandataria chihuahuense.
No fue la única, salvo con la destacada excepción del mandatario neoleonese, Samuel García, lo que no fue casualidad, pues desde Palacio Nacional se le insufló la posibilidad de que fuera candidato presidencial de MC.
Contrasta con la actitud de los últimos años de la gestión de López Obrador, quien no solamente dejó de reunirse con el entonces gobernador Javier Corral, sino que también la extendió con la actual gobernadora, Maru Campos, con quien tuvo una buena relación muy pocos meses, los primeros, detonada por la influencia de las campañas electorales, no solo la federal, sino las de diversas entidades, en las que los excesos verbales estuvieron en perfecta sintonía entre ambos.
¿Cómo no recordar -en la 4T lo tienen bien presente- las frases de Maru en un mitin en Toluca: «Quiero decirle al Estado de México que la 4T y los de enfrente no son invencibles, en el 2016, 2018, 2021, Aguascalientes, Querétaro y Chihuahua les hemos roto el hocico».
En la medida que se desarrollaba la campaña electoral, arreciaron los dimes y diretes, el de Macuspana empeñado en desacreditar a la gobernadora y ésta en reclamarle asuntos como el de la seguridad y el deteriorado estado de las carreteras federales (ahora ya sabemos que así fue en prácticamente todo el país), con picos como en enero de este año, a propósito de la creciente inseguridad, que le dijo: «Que deje de ser omiso, sino es que decir pendejo de lo que está sucediendo en el estado de Chihuahua».
No fue lejos de la respuesta, en agosto AMLO efectuó su última visita presidencial a Chihuahua, acompañado de la entonces presidenta electa. «con el objetivo de inaugurar un nuevo hospital en la frontera». (Nota de Blanca Carmona/La Verdad Juárez, 6/8/24).
En diciembre de 2021, López Obrador se había comprometido a entregarlo a finales del 2023.
Aún no ofrece todos sus servicios.
¿Claudia lo terminará?
¿Iniciará una nueva forma de relacionarse con los mandatarios de la oposición, más allá de sus diferencias?
La sequía, la crisis agropecuaria y las carreteras dañadas serán buenos parámetros para medirla.
Las riñas de la élite de la 4T.-
No son por cualquier cosa.
En las acusaciones de Adán Augusto López Hernández contra Ricardo Monreal danzan centenas de millones desparramados a lo largo de varios años, merced a la entrega de contratos multianuales, durante la presidencia del senado del zacatecano, por la prestación de diversos servicios en la Cámara de Senadores.
Le crecen, al interior de MORENA, las disputas palaciegas en las que, de una ú otra manera, se encuentra en el centro el líder del senado, el tabasqueño Adán Augusto López Hernández.
Semanas atrás, el gobernador de Tabasco, Javier May, como él, cercanísimo al ex presidente López Obrador, acusó al Secretario de Seguridad Pública, en tiempos de la gubernatura de Adán Augusto, de ser el líder de uno de los grupos criminales que asolan al antiguo «edén», la denominada «La Barredora», ligada al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
No deja de llamar la atencion que los involucrados en estas refriegas sean quienes, o son muy cercanos al ex presidente, o fueron dejados en sus cargos por el tabasqueño. No están involucrados ninguno de los que, suponemos, son los cercanos a la presidenta Sheinbaum.
Así, mientras la nueva élite, la mayoría llegada del PRI y alguna, la menos, del PAN, crecida al amparo de la ola izquierdista que arropó a López Obrador, los viejos ‘cuadros’ de la izquierda militante solo sirven para justificar -y en el mejor de los casos, acompañar- las tropelías de sus ‘dirigentes’ y ‘líderes’ morales y políticos.
Columna de Plata de la Asociación de Periodistas de Cd. Juárez (APCJ): 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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