Chihuahua, Chih.
Ante las revelaciones periodísticas demostrativas del elevado tren de vida de su hijo mayor -independientemente de la existencia de corruptelas- que contradice todo lo que ha sostenido a lo largo de su vida política y mas enfáticamente desde que ascendió a la presidencial, el mandatario ha escalado en sus diatribas en contra de los periodistas que lo cuestionan.
Que criticara a quienes fueron indudables soportes del régimen anterior se antojaba pasadero -aunque no dejaba de molestar el tufo autoritario y mesiánico con el que descalificaba todos los trabajos-, pero muy aceleradamente mostró su verdadero afán, expresado en unas más que contundentes frases: Es el tiempo en que deben definirse quienes están a favor de las transformaciones y quienes no.
No sólo pretende pasar a la historia como una de las figuras, sino que también ya se erigió en el fiel de la balanza que decide quienes son los buenos y quienes los malos.
Incapaz de concebir el papel de los medios, de los periodistas y de su relación, no solo con el poder, sino con la sociedad, López Obrador sólo admite que se haga periodismo militante, que le dé cobijo a las acciones y posturas de su gobierno, que considera como las únicas correctas.
Por eso, si un reportaje devela el tren de vida de su primogénito, monta en cólera, porque, para él, está visto, el problema no es que sucedan las cosas, sino que se revelen.
Pero el episodio revela otra cosa, acaso más grave. José Ramón López Beltrán no es, solamente el hijo mayor del presidente sino que ha sido, especialmente en los años recientes, uno de los operadores político-electorales más importantes de López Obrador, por ello en la elección presidencial del 2018 fue el responsable de la campaña presidencial, ¡Ni más ni menos que en el Estado de México!
No es pues, que José Ramón haya sido el junior que se había abandonado a los placeres de una vida pletórica de lujos en los años recientes, de los que había estado ajeno hasta antes de la presidencia de AMLO, por eso llama la atención que -aparentemente- repentinamente, a partir de la toma de posesión, se hubiese retirado de la vida pública -“no sé a que me voy a dedicar los próximos seis años”, dijo- lo que se antojaba natural que lo hiciera de la administración pública federal pues se encuentra imposibilitado de hacerlo por su parentesco.
Pero que se retirara, también, de la vida partidaria, sorprende después de su protagónica actuación en Morena, en el que su padre le entregó diversas tareas a cual más de importantes.
Es memorable su actuación en los días inmediatos posteriores al infarto sufrido por López Obrador en diciembre de 2013, justamente cuando se realizaba una protesta en contra de la reforma energética de Peña Nieto, en la que el vástago asumió el liderazgo a pesar de que el presidente nacional del partido era Martí Batres.
Hoy está en medio del escándalo, con una esposa cuyos empleos recientes concitan la sospecha de, por lo menos, la existencia de conflictos de interés pues se encuentran conectados a empresas proveedoras de Pemex, la más reciente de las cuales (Baker Hughes) fue beneficiada con ampliaciones de contrato sin justificación que le dejaron millones de dólares extras al contrato original, mientras hijo y nuera de AMLO vivían en casa de un ejecutivo de esa empresa.
El presidente y José Ramón deberán ofrecer muchas explicaciones. El segundo no es el niño al cual el presidente pretenda defender, como cualquier ciudadano en pleno uso de sus facultades y derechos le debe a los mexicano bastantes explicaciones.
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Fuente de citas hemerográficas antiguas: Información Procesada (INPRO)