Chihuahua, Chih.
Estrambótica, por decir lo menos, es la declaración del presidente López Obrador en la que exploró la posibilidad de que el ex gobernador César Duarte pudiera ser considerado como testigo protegido.
El tabasqueño mostró, una vez más, la extrema improvisación con la que actúa en muchos temas en las conferencias mañaneras.
Da la impresión de que conforme le asalta alguna idea sobre un hecho que en ese momento le llegó, para que de inmediato emita una declaración en la que, sin duda alguna, debiera tener un mínimo de conocimientos para poder emitir una postura.
Sorprende, además, por las contradicciones en que cae.
No hace ni una semana en la que, en su visita más reciente, le extendió una evaluación positiva al exgobernador Javier Corral, al grado de coquetear con la inclusión del exgobernador en el equipo de la 4T, como un ejemplo de “la pluralidad existente” en el país, arguyó.
Pero resulta que el nominado hizo de la extradición de Duarte su única bandera y su solitaria obra de gobierno; y ahora, en la práctica, le descalifica el presidente al proponer que Duarte, al llegar al país, sea liberado (como consecuencia de la conversión en “testigo protegido”) a cambio de declarar y aportar evidencias acerca de, suponemos, las operaciones del financiamiento al PRI durante las campañas, causa bajo la cual enfrentó cargos el ex secretario General del PRI, Juan Carlos Gutiérrez y que pudiera desembocar en cargos al ex dirigente nacional, ex gobernador de Sonora y ex líder del PRI en la Cámara de Senadores y Diputados, Manlio Fabio Beltrones.
Pero no solamente a Beltrones incluiría, sin duda alguna también al secretario de Hacienda preferido de Peña Nieto, Luis Videgaray y al mismísimo ex presidente mexiquense.
El señalamiento lo realiza el presidente en momentos en que se abrió, por primera vez en el sexenio, la posibilidad de establecer un diálogo con la oposición (¿O precisamente por eso, para sabotearlo pues de ninguna manera se le advierte satisfecho con tal medida?) y que ahora lo haría con el PRI, pero el dardo que les lanza creará, indudablemente, un mal clima para esa conversación.
La falta de información del presidente se advierte de dos hechos, uno de los cuales hasta uno de los defensores del ex gobernador Duarte esgrimió ante las declaraciones presidenciales.
“César Duarte no necesita ser testigo protegido porque su delito no es del fuero federal, está acusado de un delito patrimonial del fuero común”: Juan Carlos Mendoza, abogado de César Duarte, quien además expuso que “quien acepta el criterio de oportunidad reconoce una culpa o responsabilidad penal, situación que Duarte Jáquez no tiene”, sostuvo Mendoza.
Deplorables los argumentos presidenciales, por su desconocimiento del tema, en el que lo principal estriba en que se trata de una extradición, razón por la que solo se podrá enjuiciar al ex mandatario chihuahuense por los delitos contenidos en la petición de extradición.
Sin embargo, el presidente sostuvo que “… si se va a conocer sobre complicidades mayores y si se va a recuperar dinero mal habido yo estoy de acuerdo en eso, es un mecanismo que utilizan en Estados Unidos, ahí hablan, dan más información y recogen dinero”, detalló el presidente, que exhibe una cultura jurídica derivada de las series policiacas norteamericanas.
Y adelantó un aspecto esencial en casos como el ahora abordado, López Obrador recorrió que “es el inculpado el que tiene que hacer la solicitud y la Fiscalía resuelve”.
Frente al desatino presidencial, el nuevo grupo gobernante en Chihuahua, casi de inmediato y sin dudas, en la tónica de demostrar que no hay vínculos con el ex gobernador Duarte, “pintaron su raya” en las voces del secretario de Gobierno, César Jáuregui, y del alcalde capitalino, Marco Bonilla. Ambos sostuvieron que Duarte debía pagar sus culpas con la cárcel.
En tanto, la 4T en Chihuahua sigue cometiendo verdaderamente imperdonables. Si en los días previos fueron los jóvenes de 15 a 17 años los que sufrieron a causa de la desorganización de los encargados de la aplicación de la vacuna, en los tres días previos, miles de ancianos fueron sometidos a hacer filas interminables, de largas horas en espera de la vacuna, sin protección alguna, sin sillas, sin sombras.
¡Es increíble tanto desprecio por la gente!
El delegado del gobierno federal, Juan Carlos Loera, lo resumió ejemplarmente, dijo que mañana viernes ya no habría problemas con la vacunación, pero ya, en la semana, obligó a padecer las de Caín a decenas de miles de chihuahuenses.
¡Qué bárbaro!
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Fuente de citas hemerográficas antiguas: Información Procesada (INPRO)