Chihuahua, Chih.
La contienda presidencial inició con la develación del nombre de los aspirantes de las tres coaliciones electorales, a los cuales se ha sumado Margarita Zavala, como única candidata independiente.
Contrariamente al 2012 -y de manera semejante al 2006- el candidato de la alianza de Morena, PT y PES, Andrés Manuel López Obrador, encabeza todas las encuestas y mantiene una distancia promedio de 10 puntos sobre el candidato al que la mayoría de las empresas encuestadoras ubican en el segundo lugar, Ricardo Anaya, de la alianza de PAN, PRD y MC y aún falta la incidencia de la candidatura de Margarita Zavala.
Sabíamos de la severa crisis de credibilidad del PRI, algo que los resultados de las elecciones estatales del 2016 y 2017 habían evidenciado, pero el desfondamiento priista es una realidad.
Ya sabemos que las empresas encuestadoras son merecedoras de nuestras desconfianzas, pero sirven de punto de referencia, si se combinan con el análisis cotidiano del acontecer nacional, del intercambio de informaciones y opiniones del país, de los sucesos al interior de los partidos, de los pronunciamientos de los actores políticos; de los análisis publicados en la prensa nacional y la internacional.
Una cosa es cierta: El candidato de Morena está adelante.
Hay dos aspectos, en estos ejercicios demoscópicos, centrales para el análisis:
Uno, el de que casi ninguna de las encuestas informa del porcentaje de electores que acudirán a votar; y, dos, el de que el número de personas que en las encuestas o no contesta, o dice no saber por quien votar, o que prefiere no informar el sentido de sus preferencias electorales.
Ambos son muy altos.
De acuerdo con las experiencias previas, y los resultados de las últimas elecciones estatales, es dable esperar una participación electoral de entre el 60 y el 65% del electorado, lo que significa un aproximado total de votantes de entre 53 millones 470 mil, a 57 millones 926 mil, por lo que cada punto de diferencia significará entre 534 y 579 mil votos.
La empresa Oraculus.mx se dio a la tarea de darle seguimiento a la casi totalidad de las encuestas publicadas y obtener el promedio de los resultados. En ellos, hasta marzo, AMLO obtiene el 39.4% de las preferencias.
En segundo lugar se ubicó el candidato del PAN, Ricardo Anaya, con el 28.6 de las preferencias.
Enseguida, el candidato del PRI, José Antonio Meade, con un promedio de 22.1 de las simpatías.
En esta medición, Margarita Zavala, aún sin conocerse la determinación del INE que le permitiría aparecer como candidata, obtiene un promedio del 5.8%.
Pero las cifras anteriores podrían palidecer ante los hallazgos, no tan solo demoscópicos, que podrían condensarse en una frase: El PRI está desfondado.
Entre todas las empresas encuestadoras hay una de reciente creación -Massive Caller- que en los procesos electorales del 2016 y 2017 exhibió resultados, en fechas próximas a las elecciones de esos años, muy coincidentes con los resultados de los comicios.
Habrá que tomar en cuenta, además, que sus encuestas son realizadas telefónicamente, pero haciendo un muestreo “representativo, de tipo cuantitativo de los números telefónicos a hogares ‘en forma aleatoria”.
La hemos tomado como referencia de las elecciones, no sólo a los gobiernos de los estados, sino, también, en las de senadores. Por supuesto que deberemos estar atentos a su comportamiento futuro y confrontar sus resultados con las del resto de empresas.
De acuerdo con estos resultados, el PRI no solamente va en tercer lugar en las preferencias electorales a la presidencia de la república, sino que en las elecciones a gobernador -en nueve entidades- no va adelante en ninguna.
Hasta la más reciente de las actualizaciones de esta empresa, Morena y PAN se repartirían los triunfos, cuatro cada uno y Movimiento Ciudadano triunfaría en Jalisco:
Morena en Chiapas, Ciudad de México, Morelos y Tabasco, con la particularidad de que los márgenes a su favor son, por lo menos, superiores a los 12 puntos, que es la ventaja que su candidato lleva sobre el del PAN en Chiapas, en el resto, su ventaja es más cercana a los 20 puntos.
El PAN, a su vez, va adelante en Guanajuato, Puebla, Veracruz y Yucatán, pero en Puebla y Veracruz se ha presentado una muy disputada elección con Morena, que en términos demoscópicos obligaría a decretar “un empate técnico” pues las diferencias son menores a los 3 puntos.
Así, en la elección de gobernadores el PRI no ganaría en ninguna entidad, pero en la de senadores se desbarrancaría pues sus candidatos solo ganarían en tres entidades -Sonora, Zacatecas y Campeche- pero las diferencias respecto al segundo, Morena en los tres casos, es menor al punto, lo que nos lleva a pensar que no se puede pronosticar un ganador.
De este modo, hasta mediados de marzo, en las preferencias en la elección de senadores los candidatos del PAN ganarían en 17 estados, Morena en 12 y el PRI en 3.
Los candidatos de Morena quedarían en segundo lugar en 17 entidades, y priistas y panistas en siete cada uno. El candidato independiente, Pedro Kumamoto accedería al senado pues quedaría, por lo menos, en el segundo lugar.
De darse estos resultados, la Cámara de Senadores quedaría integrada -aproximadamente, ya incluyendo un cálculo de los senadores de representación proporcional- por 54 senadores del PAN, un número igual de Morena (54), 17 del PRI y el independiente. La cifra no cierra en los 128 que integran la Cámara de Senadores pues dependería de los números finales de la votación.
Todo puede cambiar pues las diferencias mostradas, en muchos casos, son menores a los 3 puntos.
El otro rasgo característico de la encuesta es que, salvo en las entidades en las que el PRI va adelante, o en segundo lugar, en el resto, sus porcentajes no llegan al 20% de las preferencias electorales.
En Chihuahua, según los resultados de las últimas semanas, en la elección a senadores, el PAN se ha mantenido adelante y con ventajas variables de 14 a 5 puntos frente a los demás. A su vez, Morena se ha mantenido en el segundo lugar, incluso con ventajas de hasta 7 puntos frente al PRI.
Sin embargo, en las últimas 3-4 semanas, justamente a partir de la revelación de los nombres de los candidatos de las tres coaliciones en Chihuahua, y particularmente en la más reciente, la del 29 de marzo (a partir de la fecha realizarán una medición -tracking- diaria) los candidatos a senadores del PAN se elevan, nuevamente, por encima del 30%, -30.6%-; por 24.7 de Morena y 23.1 del PRI, en tanto que los “No sabe”, están por encima del 20% -21.6-.
Es probable que las diferencias se cierren, todo dependerá de las campañas y de un hecho absolutamente inédito y desconocido: La postulación, por Morena, de los ex priistas Fernando Tiscareño en Chihuahua, y de Javier González Mocken en Juárez, así como la incorporación a la campaña de Morena de destacados operadores del equipo del ex alcalde Héctor “Teto” Murguía en Juárez.
Todos los antecedentes llevarían a pensar que con esas postulaciones se reforzarían las posibilidades del morenaje: ¿En qué proporción las estructuras del PRI -activistas, dirigentes seccionases y simpatizantes- optarían por seguir a Tiscareño y González Mocken?
¿Qué tanto influirán, en el voto antisistema, esas candidaturas de protagonistas claramente identificados con el PRI? ¿Y la de Cruz Pérez Cuéllar al senado, frente a la de Reyes Baeza, en la lucha, en primera instancia, por el segundo lugar?
Más en lo general ¿Qué tanto influirá, en el país, la decisión de López Obrador de abrir desmesuradamente el abanico de candidaturas de protagonistas tan identificados con los partidos del sistema y el énfasis que le pondrán sus adversarios en ello?
Además, a la sangría del PRI se suma la molestia generada por la cuasi autopostulación de Omar Bazán y los problemas derivados de la integración de la planilla de candidatos a regidores en Chihuahua, en mayor importancia, y en menor, en la de Juárez.
Enfrente, el partido gobernante pareciera no arrostrar problemas mayores en la definición de sus candidatos, al PAN le espera la primera verdadera evaluación al desempeño del gobierno de Javier Corral. Es probable que en los principales municipios se presente un voto diferenciado.
Posiblemente en la capital los candidatos panistas alcancen cifras victoriosas, incluidos los candidatos a senadores, aunque con porcentajes inferiores a los obtenidos en 2016 por Corral, lo que afectará a los candidatos a diputados, especialmente en Juárez en donde la postulación de varios candidatos independientes -ligados al alcalde Cabada- puede arrojar triunfos divididos entre independientes, panistas, los de Morena y, en menor proporción, los priistas.
Esa es la situación hasta el momento ¿Nos pasará lo ocurrido en las últimas elecciones presidenciales, en las que los resultados de las encuestas no coincidieron con los de las elecciones?
Nunca se podrá descartar, pero hay un hecho, el hartazgo en contra del PRI pareciera correr de la misma manera, en el país, que en las elecciones a gobernador en 2016 en Chihuahua.
A López Obrador pareciera sucederle lo que a Javier Corral en ese año, faltaría ver si sucede igual en el resto de las candidaturas, que arrastre a todas. Los antecedentes de muchas de ellas llevarían a pensar que no.
Son verdaderos “yonques” políticos.
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